Garoña, una nuclear menos en España

17.12.2012
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La empresa propietaria de la nuclear más antigua de España adelanta el cierre de la central situada en el valle del Ebro.

Nuclenor empezó ayer, 16 de diciembre, a desconectar la central nuclear de Sta. María de Garoña (situada en la cabecera del río Ebro) de la red eléctrica para trasladar el combustible del núcleo a la piscina de almacenamiento con la que cuenta la instalación.

Es el fin de la central más antigua en España, que se conectó a la red eléctrica el 2 de marzo de 1971. Su vida útil estaba prevista hasta 2011, pero el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero autorizó una prórroga hasta 2013, y Nuclenor había solicitado la extensión de ese plazo hasta 2019.

Nuclenor, empresa propietaria de Garoña junto con Endesa e Iberdrola, ha argumentado que este cierre antes de julio se realiza "tras analizar el impacto que tendría en la empresa continuar su actividad con la entrada en vigor del Proyecto de Ley de Medidas Fiscales para la Sostenibilidad Energética, en particular en lo que se refiere a los nuevos impuestos sobre la producción eléctrica y el combustible nuclear gastado que se aplicarían a la central de Garoña". Esta decisión se ha tomado a pesar de que tenía el visto bueno del Gobierno del PP para continuar su funcionamiento más allá del 2013. Sin embargo, la compañía ha afirmado que el cese definitivo de la explotación podría revertirse si no se acaba promulgando la Ley que grava la energía con un nuevo impuesto.

Sin embargo, voces ecologistas creen que los motivos reales son los problemas de seguridad (la vasija del reactor tiene unas importantes fisuras y el circuito primario presenta un severo episodio de corrosión). Las inversiones para mantenerla en funcionamiento con seguridad, especialmente tras el gravísimo accidente de Fukushima, serían inasumibles para la empresa, ya que suponen un gasto de 150 millones de euros.

Oraganizaciones ecologistas y plataformas antinucleares de España celebran el adelanto del cierre de la vieja e insegura Garoña y destacan que esto demuestra, entre otras cosas, que el sistema eléctrico puede asumir el fin de centrales nucleares de forma rápida sin ningún riesgo para la cobertura de la demanda e inapreciable influencia en el precio de la electricidad. Sin embargo, consideran que las empresas propietarias de la nuclear hacen chantaje al Gobierno para que no les ponga el nuevo impuesto, algo así como "si no nos hacéis pagar más, seguimos adelante con Garoña". Y eso a pesar de la peligrosidad que entraña la vieja nuclear.

Al desconectarse Garoña, la energía eólica ha cubierto sobradamente esta desconexión; en ese momento la eólica representaba el 44% de la demanda eléctrica, lo que evidencia lo innecesario de la energía nuclear.

En funcionamiento quedan aún siete reactores en España, llamados de segunda reacción: Almaraz I y II (Extemadura), Ascó  I y II, Vandellòs II (Cataluña), Trillo (Castilla-La Mancha) y Cofrents (Valencia).

 
 

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