El molibdeno protege el esmalte y previene la caries
Es un oligoelemento esencial para el buen funcionamiento del organismo y juega un papel muy importante en la salud dental.
El molibdeno es un oligoelemento imprescindible en el metabolismo, pues forma parte de tres sistemas enzimáticos. También es necesario para la formación de un esmalte dental fuerte y ayuda a prevenir la caries.
Las necesidades diarias se estiman en torno a los 100-500 microgramos al día, que se cubren con la dieta si los suelos son ricos en este mineral. La refinación de los alimentos y los suelos empobrecidos pueden causar subcarencias. Lo mismo ocurre con un exceso de cobre en la dieta, por tratarse de sustancias antagonistas con un mecanismo de absorción competitiva.
Las plantas necesitan molibdeno para fijar el nitrógeno: es muy abundante en las crucíferas, el trébol y las leguminosas, que tienen en sus raíces bacterias nitrificantes. Sin él, el suelo es infértil, ya que al no poder fijarse el nitrógeno, no se produce la síntesis de proteínas vegetales.
Nuestro organismo contiene unos 10 mg de este oligoelemento, de los cuales 4 mg se encuentran en el hígado. El resto se localiza en las glándulas suprarrenales, los riñones y los huesos.
Funciones biológicas
El molibdeno desempeña las siguientes funciones metabólicas y estructurales:
• Actúa como coenzima en diversas reacciones de detoxificación hepática.
• Interviene en el metabolismo de los carbohidratos, las grasas, las proteínas, los aminoácidos que contienen azufre y hierro, y del material genético.
• Contribuye a controlar los niveles de ácido úrico, un producto secundario del metabolismo de las purinas (sustancias derivadas de las legumbres, quesos, carnes curadas, cerveza o vino).
• Interviene en el proceso del metabolismo del hierro: lo moviliza de sus depósitos intrahepáticos.
• Es un componente del esmalte dental, que le otorga protección contra la caries.
La carencia o subcarencia de molibdeno no es frecuente y presenta una sintomatología variada que suele atribuirse a otros motivos: irritabilidad, trastornos del ritmo cardiaco, alteraciones en la síntesis de ácido úrico, intoxicación de cobre, cáncer de esófago o garganta e impotencia.
Aunque una dieta equilibrada suele proporcionar suficiente molibdeno, hay patologías que mejoran con suplementos:
• En hepatopatías de todo tipo: hepatitis vírica, bacteriana o parasitaria, cirrosis.
• Intoxicaciones producidas por alcohol, drogas o tóxicos químicos.
• Insuficiencias hepáticas funcionales.
• Migraña hepatobiliar, flatulencias.
• Tiene función coadyuvante en el tratamiento de las anemias.
• Desintoxicante del cobre: ayuda a liberar los depósitos hepáticos de este metal.
Existen presentaciones comerciales en forma de asimilado de levadura o como oligoelemento individual. Lo ideal es que forme parte de una fórmula combinada de minerales, vitaminas y oligoelementos cuyo objetivo sea la detoxificación hepática y se encuentre también el cobre para evitar un desequilibrio enzimático. De cualquier manera, debe ser siempre un profesional de la salud cualificado quien determine cuándo y cómo se debe suplementar con molibdeno.
Alimentos que contienen molibdeno
Como ocurre con la mayoría de oligoelementos, la cantidad aportada por los alimentos está en función de la calidad de los suelos donde se cultiven las plantas y del mar donde habiten los pescados. Los alimentos más ricos en molibdeno son los siguientes:
• El pescado azul, especialmente el atún y la sardina, emperador, salmón, etc.
• El trigo sarraceno, el germen de trigo y los cereales integrales.
• Las legumbres y la clara de huevo.
• Las verduras crucíferas: col, repollo, coles de bruselas.
• Las algas kombu y laminaria.