Cómo evitar las digestiones pesadas

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Comer demasiado o ingerir muy rápido los alimentos obliga al estómago a trabajar mucho más de lo habitual.

¿Quién no se ha sentido alguna vez mal a causa de una digestión lenta y pesada? Cuando a las prisas diarias se le añaden unos hábitos alimentarios poco saludables se originan malas digestiones, dolor de estómago, acidez y otros trastornos digestivos. Las grandes comilonas y el ingerir muy rápido los alimentos obligan al estómago a trabajar mucho más de lo habitual, con la consiguiente sensación de malestar y pesadez. Seguir unas sencillas pautas nos ayudará a prevenir las molestias digestivas.

Los alimentos o platos demasiado grasos que incluyen carnes muy grasas, platos con salsas, platos muy condimentados, picantes o los alimentos excesivamente azucarados provocan digestiones más lentas y pesadas de lo normal. Si, además, no guardamos orden en el horario y distribución de las comidas a lo largo del día y, por ejemplo, un día no desayunamos, otro casi no comemos y al siguiente tomamos una gran cena, nuestro aparato digestivo acabará sufriendo las consecuencias. Tampoco el estrés es buen aliado para las dolencias estomacales: numerosos estudios lo han relacionado con afecciones gastrointestinales (úlceras, cólicos, diarreas, gastritis...), por lo que además de seguir una buena alimentación, resulta muy importante aprender a llevar un ritmo de vida más relajado y a evitar el estrés. Además, a pesar de que la siesta se considera un hábito muy saludable, si se prolonga más de 15-20 minutos y se realiza al poco tiempo de comer, probablemente despertaremos con la sensación de que la comida no ha sido digerida, nos dolerá la cabeza y sentiremos acidez y malestar general. Esto se debe a que cuando dormimos todo funciona más lentamente en nuestro cuerpo, incluida la digestión, y a que en posición horizontal se facilita el paso de ácidos de estómago a esófago (reflujo). Para remediarlo, deberemos hacer una siesta de corta duración y, en lugar de acostarnos, permanecer recostados en el sofá.

Diversas causas de las digestiones pesadas

No hay un perfil concreto de personas más vulnerables a padecer digestiones pesadas.

Las características físicas, como la gordura o la delgadez, no son determinantes. No obstante, los expertos reconocen que los individuos más delgados, acostumbrados a comer poca cantidad, les cuesta más digerir una gran comilona. También se sabe que una parte de los afectados sufren alguna enfermedad asociada, como por ejemplo tener piedras en la vesícula biliar, que complican la digestión y pueden ralentizarla. Otros toleran peor los alimentos, ya que tienen tendencia por naturaleza, a las digestiones pesadas. Los niños, sin embargo, registran menos problemas de digestiones pesadas que los adultos ya que, por norma general, en caso de un exceso de comida, no lo toleran y lo expulsan con vómitos o diarreas. En la población infantil, éste es un problema poco frecuente, puesto que los niños tienen un metabolismo rápido y digieren los alimentos más fácilmente que la población adulta. En cambio, en las personas mayores, los procesos metabólicos se hacen, de manera progresiva, más lentamente. Esto provoca que, aunque nunca hayan sufrido problemas digestivos, se hagan habituales con el tiempo.

Proceso lento

La digestión es un proceso muy lento que se alarga cuando se ingiere demasiada comida o alimentos excesivamente ricos en grasa o fibra. Al producir más ácidos para ayudar en la digestión, el tracto intestinal se hincha. Otra forma de indigestión es la que produce hinchazón del abdomen, que se manifiesta cuando el estómago se siente demasiado lleno y que suele producir flatulencia. Para disminuir estas molestias, no debemos abusar de carnes, fiambres y embutidos, alimentos ricos en proteínas y grasas. Mejor dar prioridad al pavo y a las aves de caza de temporada, menos indigestos que el cordero o el pato (carnes mucho más grasas). También es recomendable sustituir el café por infusiones digestivas (manzanilla, menta, hinojo, comino o salvia) y, si sabemos de antemano que tendremos una “comida especial”, debemos compensarlo realizando el resto de comidas del día más ligeras de lo habitual.

Además de esto, podemos prevenir y combatir las molestias con algún complemento alimenticio que, por su composición a base de plantas medicinales ricas en principios amargos, está especialmente indicado para ayudar a realizar la digestión de forma natural y sin efectos secundarios.

 

Consejos para facilitar la digestión

  • Comer despacio y de manera relajada, dedicando como mínimo 20-30 minutos a cada comida.
  • Masticar bien los alimentos.
  • No utilizar condimentos que irritan la mucosa gástrica y aumentan la acidez estomacal. Los alimentos pueden sazonarse con hierbas aromáticas digestivas.
  • No conviene beber mucho durante las comidas o justo después de las mismas, ya que se diluyen los jugos gástricos y se retrasa la digestión.
  • Evitar raciones grandes, comidas y bebidas muy frías o muy calientes, alimentos fritos, tabaco, el abuso de alcohol y de bebidas excitantes (café y té) y el exceso de azúcar.
  • Si no se puede vencer la tentación de comer determinado plato o postre, hay que ser razonable y no hacer más que una concesión por comida compensándolo por otro lado: si el entrante es graso o muy calórico, hay que escoger para después pescado a la plancha o al horno acompañado de ensalada o verduras, y de postre, fruta fresca.
  • No acostarse inmediatamente tras las comidas. Cuanto más vacío esté el estómago antes de tumbarse, mejor.