Diciembre
Quitarle el polvo al año viejo. Eso es lo que hacen los japoneses en la recta final de diciembre, sin esperar a que caiga la última hoja del calendario. El Omisoka (Gran Día) llega precedido del O-souji (Gran Limpieza).
En las casas y en las escuelas, en los lugares de trabajo y en la vida personal, los nipones practican “el arte del descarte”. Ha llegado el momento de diferenciar entre lo necesario y lo superfluo. Los trastos viejos se quedan atrás. No podemos arrancar el año con el lastre acumulado durante los últimos doce meses.
Hay que vaciarse por fuera y por dentro. Hay que dejar un mínimo espacio físico y mental para que entre el viento de la renovación. El “año nuevo, vida nueva” requiere un trabajo previo. Aún tenemos unos días para desprendernos de todo lo que nos sobra.
Curiosamente, el afán navideño de acumular y acumular navega en la dirección contraria. El ritual de la Gran Limpieza solía empezar la segunda semana de diciembre, más o menos cuando nuestras casas se empiezan a llenar de ornamentos y paquetes. En los colegios japoneses, el O-souji sigue siendo sin embargo la última tradición antes de empezar las vacaciones. Y en los hogares se practica a toda prisa, coincidiendo con las últimas horas del Gran Día.
Quitémosle pues la mugre a la Noche Vieja. Digamos adiós a todo lo prescindible y abramos de par en par las ventanas y las puertas. Hagamos que el final sea un nuevo principio.