Compuestos químicos comunes en el hogar pueden dañar la inmunidad de los niños
Los niveles elevados de PFC en la sangre se corresponden con defensas más bajas.
Un equipo de investigadores de Estados Unidos y Dinamarca ha demostrado que las exposiciones elevadas a perfluorocarbonos (PFC) durante la niñez se asociaban con una respuesta inmunitaria reducida. Estas sustancias, que incluyen compuestos denominados PFOS y PFOA, son persistentes en el ambiente y se detectan en muestras de sangre por todo el mundo. Se liberan, por ejemplo, de las sartenes antiadherentes de teflón, de las alfombras y de las bolsas de palomitas que se preparan en el microondas.
"Hallamos que la contaminación con PFC hace que el sistema inmunitario sea más torpe, de forma que no reacciona tan vigorosamente a las vacunas como debería", señaló el autor del estudio, el Dr. Philippe Grandjean, profesor adjunto de salud ambiental de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Harvard, en Boston.
"Lo que no sabemos es si esta asociación representa una disfunción general del sistema inmunitario, y si tiene implicaciones respecto a las infecciones, las alergias e incluso el cáncer", planteó Grandjean. "Observamos algo que parece apenas ser la punta del iceberg, y nos gustaría mucho saber qué aspecto tiene el resto del iceberg", remató.
"Es una cosa más, junto con muchos otros hallazgos sobre los compuestos perfluorocarbonos, que sugiere que todos debemos preocuparnos sobre ellos en general e intentar reducir la exposición de todo el mundo", aseguró el Dr. Jerome Paulson, director médico del Instituto de Defensoría de la Salud Infantil del Centro Médico Pediátrico Nacional en Washington, D.C.
Los PFC se usan comúnmente en un amplio rango de productos del hogar que incluyen equipo de cocina antiadherente, alfombras, tapizado y paquetes de comida como las bolsas de palomitas de maíz para el microondas. Investigaciones previas han hallado que esas sustancias están presentes en el torrente sanguíneo de la mayoría de personas.
Otros estudios recientes han relacionado una mayor exposición a los compuestos con la menopausia precoz y con niveles elevados de colesterol.
Para el estudio, Grandjean y colegas dieron seguimiento a 587 niños nacidos en las Islas Feroe entre 1999 y 2001. En las Feroe, localizadas en el Atlántico Norte entre Islandia y Noruega, la ingesta frecuente de mariscos se asocia con una mayor exposición a los PFC.
Para examinar los efectos de los compuestos sobre la inmunidad, la investigación observó los niveles de anticuerpos contra las vacunas para el tétanos y la difteria, que los niños de las Feroe reciben a los 3, 5 y 12 meses de edad, con un refuerzo a los cinco años.
Se midieron las exposiciones prenatales de los niños a cinco tipos de PFC mediante pruebas sanguíneas realizadas a las madres en las últimas semanas del embarazo. La exposición postnatal se evaluó a través de pruebas sanguíneas a los cinco años. Entonces, los investigadores midieron las concentraciones de anticuerpos de las vacunas contra el tétanos y la difteria en suero a los 5 y 7 años de edad.
El equipo de Grandjean halló que los cinco PFC medidos mostraban asociaciones negativas con los niveles de anticuerpos. En los niños que tenían el doble de los niveles promedio de PFC en sangre a los cinco años, la respuesta inmune a las vacunas contra el tétanos y la difteria a los 7 años era de apenas la mitad de lo que debería haber sido, señaló Grandjean.
Grandjean señaló que además de evitar los productos hechos con PFC como las palomitas de maíz para microondas y las sartenes antiadherentes, los padres que desean reducir la exposición de sus hijos pequeños a los PFC deben pasar la aspiradora por las alfombras y los tapizados más frecuentemente "para controlar los niveles de polvo en la casa".
Los resultados aparecen en la edición del 25 de enero de la revista Journal of the American Medical Association.
Los PFC también perjudican el medio ambiente
Los PFCs que se usan en los equipos de refrigeración y en la limpieza y composición de los extintores son gases extremadamente potentes que fomentan el efecto invernadero. Además son un problema a largo plazo puesto son activos hasta en 50.000 años.
En un estudio 2003, el PFC atmosférico más abundante era el tetrafluorometano, que provoca efecto invernadero en una escala 6.500 veces superior al dióxido de carbono.
Los PFCs son una de las clases de los compuestos regulados en el protocolo de Kyoto.