Los lácteos de cabra son digestivos y previenen la desmineralización
Más sabrosa y algo más dulce que la leche de vaca, por su alta digestibilidad, la leche de cabra es un alimento ideal para ancianos, niños y personas que padecen problemas gástricos.
Aunque en general la leche de origen animal tiene una proporción similar de nutrientes, diversas investigaciones –entre ellas, un exhaustivo estudio de la universidad de Granada– han demostrado que la leche de cabra es más beneficiosa para la salud que la popular leche de vaca. Su nivel de proteínas, grasas, vitaminas C y D es parecido, aunque la leche de cabra destaca claramente en contenido de vitaminas A y B. En lo que respecta a los minerales, la cosa también está reñida. Sin embargo, entre las bondades de los lácteos caprinos está su especial capacidad de prevenir la desmineralización ósea y la anemia, al favorecer mejor que los lácteos tradicionales la asimilación metabólica de minerales tan importantes como el calcio, el fósforo o el hierro.
Ideal para niños y ancianos
Sus ácidos grasos son sumamente saludables, pues frenan la acumulación de colesterol malo en nuestros tejidos internos
Otra de sus cualidades es su alta digestibilidad, gracias al pequeño tamaño de sus grasas y proteínas, que permite a nuestro estómago descomponerlas más fácilmente. Por ello, es un alimento más apto para los ancianos, los niños o quienes sufren problemas gástricos. Además, sus ácidos grasos son sumamente saludables, pues frenan la acumulación de colesterol malo en nuestros tejidos internos. Al ser menos alergénica que la leche de vaca y por sus bajos niveles de lactosa y caseína, puede ser consumida por algunas personas con estómagos sensibles o con intolerancia a estos componentes. Y, siguiendo con la lista de ventajas, puede ser consumida sin problema por personas con resfriados y cualquiera de sus afecciones colaterales, pues produce menos mucosidades en las vías respiratorias que la leche de vaca.
Pero, pese a tanta virtud, la leche de cabra no goza de una gran popularidad en la dieta de nuestro país, debido en gran parte a su escasa comercialización. Si nos decidimos a sustituir en nuestras elaboraciones culinarias los controvertidos lácteos de vaca por aquellos de cabra, seguro que no volvemos a los primeros. A algunos les puede costar acostumbrarse al sabor más fuerte y dulzón de esta leche, pero su gran personalidad nos va a proporcionar un toque sabrosísimo en salsas, rellenos y postres. Hay que recordar que esta leche suele venir fresca y que, una vez abierta, no dura muchos días en la nevera, así que podemos congelar parte en un recipiente hermético o en una cubitera de hielos durante varios meses sin miedo a que pierda demasiadas de sus propiedades
Consejos para la compra
A la hora de la compra, el mercado español no ofrece tantas opciones en los derivados de cabra como en los de vaca pero, a excepción de los quesos, muchos de los yogures o leche que se venden provienen del mercado biológico. En caso que no posean el sello ecológico y provengan de pequeñas explotaciones ganaderas, es importante que controlemos que lleven la etiqueta que confirma que han pasado los controles sanitarios necesarios, ya que esta leche sin el adecuado tratamiento térmico puede transmitir brucelosis o fiebre de malta.
Sobre la autora |