La contaminación del agua por fracking no se elimina en las plantas de tratamiento
Un informe de la Universidad estadounidense de Pittsburgh alerta de que el agua producto del fracking que luego llega que al medio ambiente contiene todavía sustancias químicas altamente tóxicas a pesar de haber pasado por plantas de tratamiento de aguas residuales.
Las plantas de tratamiento no logran eliminar la contaminación de las aguas residuales empleadas en el fracking, según un informe de la Universidad estadounidense de Pittsburgh. El agua que llega al medio ambiente desde esas plantas contiene todavía sustancias químicas, tal y como se deriva de las muestras recogidas para el estudio. Un problema más de la fractura hidráulica, que también supone un riesgo para la contaminación de acuíferos y aire y para el desencadenamiento de micro seísmos, denuncia Ecologistas en Acción.
Para extraer gas natural por medio del fracking se inyectan en la tierra grandes cantidades de agua, a alta presión, junto a arena y sustancias químicas, con el objeto de ampliar las fracturas existentes en el sustrato rocoso y liberar el gas. Hasta un 80% del agua inyectada puede volver a la superficie. Las empresas gestionan el sobrante de agua reutilizándolo e inyectándolo en pozos profundos de almacenamiento o enviándolo a plantas de tratamiento de aguas residuales, muchas de las cuales no están preparadas para este tipo de residuos.
El estudio se refiere al estado de Pensylvania, donde la fractura hidráulica está en marcha al igual que en otras regiones de Estados Unidos. Allí se detectaron niveles de bromuro en la cuenca del río Monongahela. En mayo de 2011, el Departamento de Protección Medioambiental de Pensylvania pidió a las plantas de tratamiento públicas cercanas al río que dejasen de tratar las aguas procedentes de la fractura hidráulica.
Kyle J.Ferrar –un titulado de la Universidad de Pittsburgh– y sus compañeros analizaron el agua procedente de una instalación privada y dos públicas en Pensylvania, que trataban el agua procedente de la región cercana Marcellus Shale, la mayor cuenca de esquisto en los EE.UU. Recogieron muestras tanto antes como después de la petición del departamento.
Este equipo midió los niveles de algunas sustancias químicas presentes en los residuos de fracking, que no son característicos de otras aguas residuales industriales. Aunque los niveles de sustancias químicas variaron ampliamente entre las tres plantas de tratamiento, en general las concentraciones disminuyeron significativamente después de que las plantas dejasen de reutilizar el agua sobrante de la fractura hidraúlica. En las plantas que siguieron tratando aguas residuales de la fractura hidráulica, los niveles de sustancias químicas excedían los estándares de agua potable establecidos por la Agencia Estadounidense de Protección Medioambiental.
Las muestras que usaron los investigadores no estaban destinadas al agua potable, por lo que no se puede hablar de un peligro directo para la salud humana. Sin embargo, los expertos apuntan a que la contaminación puede alcanzar sistemas acuáticos, que sí se usan para el agua potable, aunque en concentraciones significativamente menores. Los ecosistemas acuáticos que reciben agua de plantas de tratamiento sí podrían verse seriamente afectados.
Fuente: Ecologistas en Acción y ACS Publications