Frutas y verduras feas, pero buenas para comer
Ya hay todo un movimiento alrededor de la fruta y verdura feas, que en algunos mercados se vende hasta el 30% más barata.
Consumirla no hace peligrar la salud y ayudamos a frenar el derroche.
No descartes las frutas y verduras porque su aspecto no sea bonito. Cada año se tiran a la basura más de 300 millones de toneladas de frutas y verduras porque su forma o su aspecto no es estándar. Los vegetales un poco feos son tan sanos como los perfectos. Si no descartas estas piezas ayudas a que alimentos perfectamente comestibles no acaben en la basura y a que los precios bajen.
Puedes consumirlas con traquilidad si:
Tienen formas extrañas. Algunas frutas y sobre todo hortalizas presentan naturalmente bultos o formas extrañas que no indican nada malo. No son transgénicos ni han sido irradiados, sino que simplemente son así y no deben ser rechazadas por ello.
Son de menor tamaño. Se paga por kilogramo, por lo tanto no importa que las piezas sean más pequeñas. Por serlo no van a contener menos nutrientes o resultar menos saludables.
No relucen. En algunos alimentos, como pimientos o calabacines, el brillo de la piel es un buen indicador del estado de la fruta. Sin embargo, manzanas o naranjas no tienen por qué mostrarse tan resplandecientes. A menudo ese brillo se consigue con una capa de cera o aditivos conservantes.
Tienen costrillas. En tomates, uvas, manzanas o peras puede haber manchitas como costrillas o cicatrices que no son alarmantes. De hecho responden al esfuerzo de la planta para protegerse de las plagas y son más frecuentes en los productos ecológicos, que están libres de pesticidas.
Agujeros pequeños. Los pequeños agujeritos en la piel de las frutas y en las verduras son debidos a insectos y no representan ningún riesgo. Simplemente tienes que recortarlos con la punta de un cuchillo. Son más frecuentes en los productos ecológicos porque los agricultores no pueden utilizar insecticidas sintéticos.
En casa, no las tires si aparece:
Manchas. Las manchas marrones de los plátanos son normales en el proceso de maduración. En la pulpa pueden aparecer como consecuencia de la presión, sobre todo cuando la fruta se encuentra ya muy madura. Se puede comer siempre que no sea muy oscura o tenga un aspecto machacado. En las manzanas, las manchas marrones en la piel que no afectan a la pulpa, no tienen por qué descartarse. Incluso la pulpa algo marronácea que no sabe amarga se puede comer, aunque también se puede cortar y comer tranquilamente el resto de la pieza. En los tomates puede haber manchas oscuras y secas junto al tallo, pero se puede cortar y aprovechar el resto. Si las manchas negras o marrones están en otro lugar y conservan agua, hay que tirar el tomate entero. Las manchas verdes en la piel de las patatas indican una concentración de solanina tóxica. También se encuentra en los ojos o brotes. Se pueden cortar hasta que solo se vea la carne blanca, pero no será una patata de calidad excelente.
Moho. En las manzanas es frecuente encontrarse un poco en el corazón, rodeando las semillas. Simplemente hay que eliminar el corazón, siendo un poco generosos alrededor. En cambio, hay que rechazar esa fruta si el moho ha llegado a la pulpa o la piel. Cualquier fruta blanda, rica en agua –como el tomate, los pepinos, los calabacines, las fresas, las bayas o los melocotones–, con algún rastro de moho, debe rechazarse entera.
Cristalizaciones. A veces las frutas y hortalizas con una proporción alta de agua (tomates, pepinos, pimientos...) presentan zonas con texturas extrañas, como arenosas o cristalinas. No son una amenaza para la salud, pues son debidas al efecto del frío en las cámaras frigoríficas o bien a un trastorno metabólico de la planta que permitió la entrada de agua en los espacios intercelulares. En casa conviene no conservar este tipo de alimentos en zonas de la nevera demasiado frías.
Arrugas. Las frutas y verduras que han pasado su mejor momento, todavía pueden aprovecharse. Las manzanas y peras que se han quedado arrugadas y resecas son aptas para compotas y tartas. No son apropiadas para confituras, que deben realizarse con frutas intactas. Calabacines, berenjenas o espárragos un poco pasados quedan estupendos en los asados. Los tomates blandos pueden convertirse en una salsa deliciosa.
No las compres cuando:
• Tienen trozos muy blandos, machacados o cualquier signo de putrefacción, hay que tirarlas siempre.
• Evita las frutas y hortalizas que hayan sufrido cortes en la piel porque pueden haber permitido la entrada de microorganismos patógenos.
• Cualquier aroma desagradable es suficiente para descartar un alimento.
• En la carne y el pescado no debe tolerarse ningún síntoma de falta de frescura, podríamos intoxicarnos.