Escaladoras de Greenpeace reclaman un Ártico sin petróleo desde el edificio más alto de Europa

12.7.2013
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Seis militantes de la organización Greenpeace escalan el edificio más alto de Europa, el 'Shard' de Londres, en protesta por las prospecciones petrolíferas de la compañía Shell en el Ártico.

Como si fueran las protagonistas de una película de acción, seis intrépidas militantes de Greenpeace -Victoria, Ali, Sabine, Sandra, Liesbeth y Wiola- han conquistado la cima del edificio más alto de Europa, el 'Shard' de Londres, en protesta por las prospecciones petrolíferas de la compañía Shell en el Artico. Para culminar su protesta han desplegado una bandera azul con el mensaje '¡Salvad el Artico!'.

Las seis escaladoras retransmitieron durante más de 15 horas su ascenso hasta los 310 metros del rascacielos y han logrado más de 60.000 peticiones dirigidas a la compañía petrolera, entre la expectación de miles de londinenses que se acercaron a la orilla sur del Támessis para seguir en directo sus evoluciones.

"Llegamos a lo más alto, esperamos que Shell tome ahora nota del mensaje", escribía en Twitter la canadiense Victoria Henry.

La elección del 'Shard' (literalmente, la esquirla) fue doblemente simbólica: por su cercanía a la sede global de compañía petrolífera y por la forma de 'pináculo de hielo' del rascacielos diseñado por Renzo Piano, que tuvo que cerrar temporalmente su mirador para por razones de seguridad.

Las seis escaladoras -naturales del Reino Unido, Canadá, Suecia, Polonia, Holanda y Bélgica- llegaron a la base del rascacielos trepando desde la estación de London Bridge en la madrugada del jueves 11. Antes de la partida, posaron con todos los bártulos sin hacer excesivo ruido para no comprometer la subida.

"Elegimos el 'Shard' porque desde aquí se ven las tres sedes de Shell y queremos que quede clara nuestra oposición a seguir perforando el Ártico a la busca de petróleo, que es la principal razón por la que está desapareciendo el casquete de hielo", declaró Sandra Lamborn, 27 años. "Si se produjera un derrame de crudo en sus aguas, los daños serían incalculables".

Su propósito era precisamente sensibilizar a la opinión pública sobre el efecto de la fiebre del petróleo en el Ártico, donde se extrae actualmente el 10% del crudo y el 25% del gas del planeta.

La policía no intentó detener a las escaladoras para no poner en peligro su vida en pleno ascenso. Es más, los expertos en seguridad del edificio arroparon a las seis militantes de Greenpeace desde el interior (la mayor parte aún vacío) para evitar un indeseable accidente.

La escalada ha provocado de momento la tibia reacción de Shell, alegando que sus operaciones en la zona del Ártico se remontan a principios del siglo XX y que no se ha producido ningún accidente destacable. "Tenemos la suficiente experiencia técnica para extraer y producir petróleo y gas de un modo seguro", podía leerse en el comunicado de la compañía.

En cualquier caso, la acción de Greenpeace ha provocado un sonoro golpe de efecto. La consigna "Mira hacia arriba, Londres" fue retuiteado ayer hasta la saciedad, y miles de británicos (y no británicos) siguieron hasta el final las evoluciones del 'cast' internacional de escaladoras: Ali Garrigan, Sabine Huyghe, Sandra Lamborn, Lisbeth Deddens, Victoria Henry y Wiola Smul.

Campaña de recogida de firmas de Greenpeace Save the Arctic.

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