El próximo reto de la salud pública es reducir la ingesta de proteína de origen animal

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El exceso de proteína es tan malo como el hábito de fumar.

Las mujeres españoles consumen diariamente más del doble de las proteínas que necesitan.

/ Holger Langmaier

Las dietas ricas en carne y queso, cuando se consumen a partir de la mediana edad, reducen la esperanza de vida. Los doctores Eileen Crimmins y Valter Longo, de la Universidad del Sur de California (Estados Unidos), explican que una dieta baja en proteína en la mediana edad es útil para prevenir el cáncer y la mortalidad en general. A partir de los datos de casi 7.000 adultos, hallaron que las personas de 50 años que obtenían más del 20 por ciento de sus calorías a partir de la proteína animal –sobre todo carne o lácteos– tenían un riesgo cuatro veces más alto de morir de cáncer o diabetes.

Todos presentaban un aumento de casi el doble en la muerte por cualquier motivo en los 18 años siguientes, en comparación con las personas que llevaban unos regímenes con menos proteína. El aumento en el riesgo de muerte fue mucho más bajo o no existía en las personas que consumían una dieta rica en proteína vegetal, añadieron los investigadores. «Existe evidencia convincente de que una dieta rica en proteína, sobre todo si las proteínas se derivan de los animales, es casi tan mala como fumar para la salud», advirtió Longo. 

Según las estadítiscas obtenidas por el Panel de Consumo Alimentario, las mujeres españoles consumen más del doble de las proteínas que necesitan (un 128% de exceso), mientras que los hombres se pasan en un 73%. Este comportamiento alimentario estaría acortando significativamente la longevidad de los españoles.

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