Cultiva salud con un huerto
Un poco de espacio y un mínimo de información es lo único que hace falta para lanzarse a cultivar.
El tradicional huerto familiar, los huertos urbanos, los huertos escolares... son espacios vitales a reivindicar en un país donde todo lo relacionado con la tierra y la agricultura en general ha sido paulatina y sistemáticamente menospreciado por una sociedad que ha huido hacia delante –hacia el progreso ilimitado–, intentando dar la espalda a su pasado, propiciando la industrialización de todos los procesos productivos y promoviendo la destrucción sistemática de los espacios naturales para convertirlos en zonas industriales o residenciales, dejando a su paso un desolador panorama de creciente deterioro medioambiental, con una progresiva e imparable perdida de biodiversidad tanto territorial como cultural.
Para crear nuestro huerto familiar, podemos sacrificar un trozo del antiecológico césped del jardín, montar unas jardineras en la terraza o solicitar al ayuntamiento una parcela
Por suerte, dicho panorama está cambiando poco a poco en nuestro país. La progresiva concienciación ciudadana sobre la importancia de la alimentación como factor de salud (cuando nos alimentamos de forma correcta, variada y con alimentos de calidad) o como propiciadora de disfunciones y trastornos de salud (cuando no se lleva una alimentación saludable) ha propiciado que la demanda de alimentos y productos procedentes de la agricultura ecológica se estén incrementando espectacularmente.
De hecho en la mayoría de grandes ciudades españolas no sólo se están organizando cooperativas de consumidores de productos ecológicos y tiendas especializas, sino que además se están abriendo supermercados y grandes superficies que están permitiendo un más fácil acceso de los alimentos ecológicos al consumidor y una oferta tan amplia que ponen a nuestro alcance la mayoría de alimentos de consumo regular, con sellos acreditativos y garantías de que, tanto en su producción como en el procesado o elaboración, se han respetado las directrices fijadas por los consejos reguladores de la producción ecológica.
En poco espacio
Cuando hay interés en cultivar de forma sana y ecológica y se dispone de un espacio, por pequeño que sea, de algunos ratitos al día o a la semana y de un mínimo de información básica, cultivar un huerto resulta algo tan sencillo como gratificante, e incluso terapéutico, ya que, además de producir alimentos sanos y ecológicos o disfrutar de un hermoso jardín, las labores relacionadas directamente con la tierra, suponen un acercamiento y un contacto directo con la vida y la naturaleza, al tiempo que realizamos el ejercicio indispensable para mantenernos sanos y en buena forma.
En la agricultura ecológica, se debe tener presente la rotación, las asociaciones favorables o mezclar plantas con sistemas radiculares y follajes distintos
En la práctica, un huerto familiar ecológico, un huerto escolar o un huerto urbano no requieren ni demasiado tiempo ni demasiado esfuerzo, aunque sí exigen un mínimo de sensibilidad hacia la naturaleza.
Para crear nuestro huerto familiar ecológico, tenemos múltiples opciones, desde sacrificar un trozo del antiecológico césped de nuestro jardín, hasta instalar unas jardineras grandes en la terraza o solicitar al ayuntamiento una parcela en alguno de los muchos huertos urbanos que por suerte en numerosas ciudades se están habilitando.
Biodiversidad, salud y productividad de un huerto ecológico
Al diseñar el huerto y la distribución de sus espacios se presta especial atención a todas las posibilidades de realizar una integración global que potencie la biodiversidad del espacio que gestionamos y del entorno en donde se halla ubicado. Las funciones de los huertos deben valorarse más allá del rendimiento por metro cuadrado de parcela cultivada.
En la agricultura ecológica se tienen muy presentes cuestiones prácticas como: la rotación de cultivos, las asociaciones favorables o el mezclar plantas con sistemas radiculares y follajes distintos, para que aprovechen mejor los nutrientes sin competir por el espacio disponible y generen la mayor producción posible, manteniendo constate e incluso incrementando la fertilidad de la tierra.
Semillas de producción ecológica
Aunque se puede empezar con semillas comerciales de tipo estándar, es mejor procurarse sobres con certificación de producción ecológica. Lo ideal es la obtención de semillas o plantones de variedades locales, por ese motivo es aconsejable recurrir a los contactos con agricultores ecológicos y al intercambio de semillas que llevan a cabo algunas asociaciones y grupos de agricultura ecológica.
Lo ideal es la obtención de semillas o plantones de variedades locales
También podemos comprar las plantitas que venden los viveristas, aunque, a menudo, tanto la procedencia de las semillas como el uso de abonos químicos y plaguicidas las desvitaliza y es fácil que nos den problemas de desarrollo en el futuro o que sean mas propensas a ataques de parásitos, plagas y enfermedades.
Para la obtención de nuestras propias semillas, seleccionaremos las plantas que mejor se han desarrollado y adaptado, es decir, las más sanas o las más productivas, y las dejamos que maduren bien, espiguen o monten en flor. Podemos cubrir con mallas finas las flores de escarolas, coles o lechugas en flor hasta que las matas estén completamente secas y dejar madurar los mejores tomates en la propia mata. Una vez recogidas y secadas, las semillas las guardamos en tarros en un lugar oscuro, fresco y seco.