José Manuel Escobar: "Los productos ecológicos son saludables, sabrosos, sostenibles y se cultivan en nuestro país"
Emprendedor agrícola, director y fundador de LQA Thinking Organic, hablamos con él sobre la situación de la agricultura ecológica y el importante apoyo que la Unión Europea ha decidido dar a esta forma sostenible de producir alimentos.
José Manuel Escobar desciende de una familia volcada en la agricultura y el campo, de la que él es la cuarta generación. Posee una extensa formación y experiencia en agronomía, calidad, seguridad alimentaria y medio ambiente. Hace 10 años decidió dar un paso más y fundar LQA Thinking Organic, dedicada al cultivo ecológico de pepinos y calabacines, donde ha conseguido aunar las buenas prácticas de sus antepasados con la aplicación de una agricultura de precisión para conseguir un producto de calidad y con sabor.
Por fin Europa lo tiene claro: se va a apoyar el consumo y la producción de productos ecológicos. Usted lleva una década como productor de hortalizas ecológicas. ¿Por qué recomendaría poner en nuestra mesa frutas y hortalizas ecológicas?
Pues son muchas y variadas las ventajas, pero lo que más destacaría es que son saludables, son productos con sabor de calidad, sostenibles con el medio ambiente y nuestro entorno, y lo más importante, son productos que se cultivan en nuestro país, en el cual se crea y se genera riqueza para todos. El consumidor tiene que demandar productos de cercanía porque redunda en beneficio de todos. No es aceptable que en plena campaña de la fruta de hueso, por ejemplo, nos encontremos en el lineal de los supermercados fruta de otros países, a veces ni siquiera europeos.
Las hortalizas ecológicas están libres de aditivos sintéticos. En nuestros campos utilizamos 20 veces menos agua gracias al riego localizado (Huella Hídrica) y con los restos orgánicos hacemos compost de lombriz, con lo que estamos creando una "bioeconomía" circular y minimizando nuestra huella ambiental"
¿Por qué el consumo de alimentos ecológicos es bajo en España?
La inmensa mayoría de la producción se exporta. El consumo de lo ecológico hay que promocionarlo. Formar e informar a la ciudadanía es responsabilidad de todos. En países de nuestra esfera, como Francia, el Estado obliga a los comedores públicos de las escuelas, las universidades, etc., a incorporar productos ecológicos en sus menús. ¿Por qué no se puede hacer lo mismo en España?
Imagino que, en plena pandemia sanitaria de la Covid19, habrá más demanda de productos sanos, seguros y que fortalezcan el sistema inmunitario, ¿es así?
Sin lugar a dudas. Los ciudadanos están demandando un producto fresco, con garantías sanitarias, saludable, a ser posible de cercanía, que sea respetuoso con el medio ambiente, libre de embalajes que encarecen el producto y contaminan. Movimientos e iniciativas como #YoElijoPlaneta o #breakfreefromplastic lo ponen de manifiesto. La pandemia que nos ocupa tan solo ha acelerado el proceso y la demanda.
¿Hay otras tendencias sociales claras?
El incremento del consumidor de perfil vegano o vegetariano estricto va en aumento. También los consumidores y en particular los más jóvenes tienen inquietudes acerca del origen (trazabilidad) del producto, la huella de carbono, la huella hídrica, las condiciones laborales, el valor nutricional, etc.
Hace unos años hubo una campaña que intentó desprestigiar los productos ecológicos, explicando que son más caros sin aportar nada más. Sin embargo, hay estudios científicos, entre ellos los de la investigadora M. Dolores Raigón, que demuestran que no solo son buenos por lo que no llevan (pesticidas, fertilizantes de síntesis, etc.), sino también por tener mayor cantidad de nutrientes, como los beneficiosos antioxidantes. ¿Las hortalizas ecológicas son más sanas?
No tengo formación para responder a esa pregunta con rotundidad, no soy nutricionista. En cualquier caso, no creo que las hortalizas ecológicas deban aumentar su nicho de mercado desprestigiando a las verduras cultivadas de forma convencional o a la inversa. Tan solo hay que informar al consumidor de las particularidades de cada producto y que él elija. Lo que sí es obvio es que las frutas y hortalizas ecológicas se cultivan de una forma más sostenible con el entorno, respetando la flora y la fauna auxiliar, respetando los acuíferos y un sinfín de prácticas agrícolas y medioambientales que tienen como objeto minimizar el impacto de la agricultura en el medio ambiente. Y hay que saber que eso lleva un valor añadido.
La agricultura ecológica es familiar en un 95 % y eso es sinónimo de redistribución de la riqueza"
Explíquenos esos beneficios para la naturaleza que aporta la agricultura ecológica y que usted experimenta cada día.
En ese aspecto son todo ventajas. Para empezar están libres de aditivos sintéticos, utilizamos 20 veces menos agua gracias al riego localizado (Huella Hídrica), en nuestro caso con los restos orgánicos del cultivo creamos nuestro propio compost de lombriz, con lo que estamos creando una "bioeconomía" circular y minimizando nuestra huella ambiental. También usamos técnicas culturales para ayudar a la resiliencia ecológica.
Dedicarse a la agricultura ecológica y en los campos del sur no debe de haber sido nada fácil. ¿Qué ayudas recibe el agricultor ecológico, que es el que realmente respeta la tierra para que haya nuevas cosechas en el futuro?
Soy hijo y nieto de agricultores, antes he trabajado para importadores en Reino Unido, luego en el campo de la auditoría e implementación de certificaciones de calidad y seguridad alimentaria, pero lo más apasionante es trabajar en contacto con la naturaleza y ofrecer un producto saludable, fresco y sostenible. Yo nunca he recibido una ayuda de ninguna administración y siempre he obtenido financiación poniendo mis bienes como garantía hipotecaria en el banco. Y le puedo asegurar que no soy un caso único, la agricultura del sureste español, y la almeriense en particular, se ha hecho con el esfuerzo de las familias y con una mentalidad de emprendimiento casi épica diría yo. Esta agricultura es una agricultura familiar en un 95% y eso es sinónimo de redistribución de la riqueza. Y eso debe de saberlo el consumidor.
¿Qué apoyos pediría a los responsables políticos, tanto de la Comunidad andaluza como los del Gobierno?
Somos la cuarta potencia europea y la octava mundial en ventas exteriores, el Gobierno debe crear un plan integral que apueste de forma contundente por el sector primario para que comercialice más y mejor sus productos, apostar por la educación y la formación de calidad y enfocada al mercado laboral. No es posible que sea más fácil contratar a un MBA que a un buen responsable de almacén o de finca. Crear políticas de estímulo (no de subsidio) a las empresas emprendedoras. En Reino Unido (paradigma de la economía liberal) las superficies comerciales tienen que tener producto local cuando lo hay y se puede ver la Union Jack en los lineales de los supermercados. ¿Por qué no se hace en España? La fortaleza económica de un país no se mide por el número de subsidiarios que tiene, sino por la cantidad de empresas y el superávit de estas.
¿Cómo debe ser el gran Acuerdo Verde Europeo que se está gestando justo este año en la Unión Europea?
La estrategia Farm to Fork [Del campo a la mesa] yo quiero verlo como una oportunidad. Para eso España tiene que tener muy bien definida su estrategia y luego crear alianzas con países con objetivos semejantes, porque el Acuerdo Verde es irrefrenable e imparable. Ahora bien, si se legisla de espaldas a todos los agentes de la cadena alimentaria, creará competencia desleal y pobreza a la agricultura europea, que es lo que ha pasado con la Ley de la Cadena alimentaria y así lo han manifestado las cooperativas agroalimentarias de Andalucía.
LQA Thinking Organic es una explotación con zonas ajardinadas, isletas de flora autóctona para favorecer la biodiversidad, jardineras aéreas para favorecer la instalación de depredadores naturales... Estamos desarrollando un modelo de trabajo y económico transdisciplinar donde convergen disciplinas como son el arte reivindicativo, el medio ambiente, la formación el agroturismo ecológico, la cocina... Es un proyecto apasionante e ilusionante
Explíquenos cómo son sus cultivos, los de la empresa LQA Thinking Organic, para que entendamos cómo funciona la agricultura ecológica. No es solo una explotación al uso, sino que se crea todo un vergel de biodiversidad en el entorno de los cultivos. ¿Es así?
Exacto. Es una explotación con zonas ajardinadas, isletas de flora autóctona para favorecer la biodiversidad, jardineras aéreas para favorecer la instalación de depredadores naturales... Hemos rescatado y recuperado un olivo milenario. Estamos desarrollando en la explotación agrícola un modelo de trabajo y económico transdisciplinar donde convergen disciplinas como son el arte reivindicativo, el medio ambiente, la formación el agroturismo ecológico, la cocina... Es un proyecto apasionante e ilusionante.
¿Por qué centró sus esfuerzos en dos hortalizas, los pepinos y los calabacines?
Me centré en las cucurbitáceas porque es un cultivo con el que estoy familiarizado, las fincas están situadas cerca del mar, las temperaturas mínimas son muy suaves y eso es básico para el calabacín y el pepino. Estamos suministrando a supermercados ingleses, importadores en Francia, Bélgica, Holanda, Alemania...
¿Cuál ha sido su “valor añadido”?
Creo que nuestro valor añadido es la “calidad ecológica” de nuestras hortalizas, el compromiso con el cliente, la pasión y la mejora continua.
Además del cultivo y comercialización de pepinos y calabacines en España, LQA Thinking Organic tiene otros proyectos ecológicos. ¿En qué consisten?
Tenemos un proyecto de creación de un aula de cocina sana, apoyo al deporte en edades infantiles, hemos colaborado con una ONG en la compra de un vehículo adaptado a personas con movilidad reducida. Y estamos en conversaciones con una fundación al objeto de crear herramientas para formar e informar de hábitos saludables como el deporte, una correcta alimentación... Eso también es ecologismo.