10 aceites esenciales con propiedades antibióticas (y sin efectos secundarios)

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Los aceites esenciales son mucho más que pequeños frasquitos con olores más o menos agradables. Tienen potentes efectos que contribuyen a mantener o recuperar la salud. Averigua cuáles son los más eficaces, especialmente para prevenir o tratar las infecciones.

El empleo indiscriminado de antibióticos, tanto en veterinaria como en medicina humana, está favoreciendo la aparición de bacterias resistentes a los tratamientos. En un plazo no muy lejano los medicamentos antibióticos pueden dejar de ser eficaces, tal como ha advertido la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Los aceites esenciales tienen propiedades antibióticas y pueden ayudarnos a reducir el consumo de fármacos. Son mezclas complejas de hasta 500 componentes, entre ellos fenoles, terpenos y esteres. Esta complejidad, fruto de la sabiduría de la naturaleza, es una de las ventajas de los aceites esenciales sobre los antibióticos, pues actúan a muchos niveles y de manera equilibrada.

Una de las bacterias resistentes más peligrosas es la SARM (Staphylococcus aureus resistente a la meticilina), que puede resultar mortal. En el Klinicum Neuperlach de la ciudad de Munich (Alemania) se han empleado con éxito los aceites esenciales en infecciones causadas por el SARM, sobre todo el aceite esencial de tomillo, pero también el de árbol de té, niaulí, madera de palo de rosa, orégano, manuka, corteza de canela y ajedrea. En la actualidad existen múltiples estudios que corroboran la eficacia se los aceites esenciales en casos de gérmenes multiresistentes. 

Dos estudios acerca de su eficacia

Estudio 1. Eugene Sherry, de la Universidad de Sidney (Australia), informa del uso de aceites esenciales en una infección ósea causada por SARM que apareció después de una intervención quirúrgica. Se empleó una mezcla de eucaliptus glóbulos, malaleuca alternifolia, thymian ct. thymol, clavo de olor y limón a partes iguales. La herida curó completamente en 21 días. En ningún momento se emplearon antibióticos.

Estudio 2. Michael Harkenthal y su equipo demostraron que el aceite de la familia de las malaleucas, incluso en pequeñas concentraciones, tenía un efecto muy positivo contra infecciones provocadas por SARM. Emplearon para ello aceite esencial de manuka al 0,03% y aceite de árbol de té al 0,3%.

¿Cómo se usan los aceites?

Existen diferentes posibilidades para utilizar los aceites esenciales pues llegan a los órganos deseados a través de boca, nariz y piel.

Para la aplicación exterior en forma de compresas con aceites esenciales, se ponen de 2 a 5 gotas del aceite o una mezcla en un cuenco con agua caliente. Ahí se embebe una gasa, se escurre y se coloca sobre la zona afectada.

Para aplicaciones por vía interna se necesita el consejo profesional de un aromaterapeuta, ya que es preciso ajustar muy bien la dosis. Un exceso puede intoxicar y causar molestias como diarrea, cefalea y alteraciones neurológicas. Es importante utilizar aceites naturales, puros y ecológicos, nunca sintéticos.

1- Aceite de tomillo

El aceite de tomillo es uno de los más importantes en aromaterapia. Existen diferentes tipos, los más destacados son el tomillo rojo también denominado tomillo de jardín (Thymian ct. thymol), y el tomillo negro (Thymian ct. cavacrol). Desde el punto de vita botánico se trata de la misma planta. Sin embargo, dependiendo del clima y la situación geográfica hay diferencias en el espectro de eficacia.

El aceite de tomillo tiene un amplio espectro bactericida, debido a dos de sus componentes, el thymol y el carvacrol, que se ha aplicado con eficacia contra gérmenes multiresisitentes.

Su aplicación más específica son las infecciones respiratorias y las infecciones por tricomonas de la vejiga.

El aceite esencial de tomillo es efectivo contra los siguientes patógenos: pneumococos (estreptococos que provocan neumonías), proteus (desencadenantes de infecciones de vejiga, próstata y riñón, así como diarreas), enterococos (infecciones urinarias, infecciones de la sangre), estreptococos y estafilococos.

Su potencial antimicrobiano también explica porqué en el antiguo Egipto se empleaba este aceite para embalsamar las momias.

Junto a su capacidad de matar gérmenes, el tomillo también tiene un fuerte efecto circulatorio y analgésico. Estas propiedades hacen que también se pueda utilizar en tensiones musculares, calambres e incluso artritis, artrosis y dolores articulares varios.

2- Aceite de orégano

Junto a un aroma inconfundible, el orégano tienen un gran potencial y no sólo como especia de la cocina mediterránea, sino por su poder medicinal.

El orégano es antibacteriano, antiviral, fungicida y antiparasitario. Ayuda en las de infecciones de las vías respiratorias, de la vejiga, de los conductos urinarios y del sistema linfático. Además es un remedio muy efectivo en caso de afectaciones parasitarias de la piel y ante las amebas intestinales. Es eficaz contra el herpes labial. Pero cuidado, el aceite de orégano no puede aplicar puro, sin diluir en otro aceite básico, porque causa quemaduras. 

Los compuestos volátiles presentes en el aceite de orégano despegan la mucosidad en las enfermedades respiratorias, como la bronquitis y la tosferina. Favorece la digestión, ya que tienen efecto liberador de calambres gastrointestinales. Ayuda en caso de gases, malestar gástrico y es estimulante del apetito.

En caso de heridas infectadas, abcesos y forúnculos sale a relucir su efecto antiséptico, pero también puede eliminar dolores reumáticos y migrañas (recuerda la advertencia sobre la inconveniencia de su aplicación directa).

3- Aceite de romero

El romero marroquí (Rosmarin ct. cineol) tiene un potente efecto circulatorio y por ello resulta muy adecuado para emplear en masajes en caso de dolores musculares y articulares, problemas reumáticos, neuralgias (dolores por inflamación de los nervios) y agujetas. Su efecto bactericida se demuestra en su segura efectividad contra cepas de estafilococos (aureus y argentas), pero también contra estreptococos, bacterias E.Coli y Klebsiella.

En el tratamiento de infecciones fúngicas, como las micosis provocadas por Cándida albicans, es de gran ayuda realizar lavados con infusión de romero. Para ello se toman unas cucharadas de romero (las hojas secas) y se dejan hervir en agua, luego se cuelan se dejan enfriar y se usan para lavados vaginales. Este método casero es una suave manera de aplicar las sustancias activas del aceite de romero en una solución acuosa.

También en otras patologías femeninas como la cistitis son muy efectivos los principios activos del romero. Una infusión tiene un efecto antiinflamatorio y favorecedor de la diuresis. Esto se debe entre otras cosas al ácido de romero que frena una determinada enzima (COX-2) con un papel significativo en los procesos inflamatorios del organismo. 

Junto a las aplicaciones internas también se pueden hacer baños de pies con aceite esencial de romero para tratar las cistitis. Para ello se tomaran 5 cucharadas de sal y 10 gotas de aceite esencial de romero que se pondrán directamente dentro del agua. El agua debe empezar a 37ºC y acabar a 42ºC (hay que subir la temperatura gradualmente).

4- Aceite de salvia

El aceite de salvia es muy bueno para actuar contra gripes virales, sinusitis, amigdalitis, bronquitis e incluso neumonía

Sus propiedades antiinfecciosas son letales para muchas bacterias como el estafilococo áureo, el estreptococo B-hemolítico, las pseudomonas, la klebsiella y las bacterias coli.

El aceite es muy eficaz en caso de gingivitis, dermatitis y alteraciones intestinales provocadas por virus.

Debido a que el aceite de salvia tiene un alto contenido en cetona, que en caso de sobredosificación puede provocar alucinaciones, este aceite debería ser recetado y dosificado por aromaterapeutas especializados. Deben de evitar el aceite de salvia las personas con historial de epilepsia.

5- Aceite de árbol de té y de manuka

Tanto el aceite de manuka neozelandés como su vecino, el aceite de árbol del té australiano, se obtienen de un arbusto de la familia de las myrtaceas. Los dos aceites tienen un fuerte efecto germicida (también contra gérmenes multiresistentes). De los dos, el de manuka es el más efectivo y el mejor tolerado por la piel.

Hay estudios que confirman el efecto antiviral del aceite de árbol de té contra los gérmenes del Herpes-simplex tipo 1 (Herpes labial) y tipo 2 (Herpes genital). También es efectivo en el tratamiento de verrugas provocadas por el virus del papiloma humano.

Una combinación de árbol de té y de tomillo puros se puede usar diariamente de forma alternativa sobre la verruga a eliminar. El tratamiento precisa de cierta paciencia y se debe aplicar los aceites varias semanas seguidas. Como el árbol de té reseca mucho la piel, mientras dura el tratamiento se debe ofrecer a la piel aceites ricos como la manteca de karité, el aceite de almendras dulces o el de jojoba.

El aceite de manuka es muy efectivo gracias a uno de sus compuestos llamado leptospermum. Es especialmente efectivo para combatir hongos como la cándida albicans, pero también infecciones de la piel. La piel se beneficia tanto de sus componentes antiinfecciosos como de su poder regenerante. De ahí que se emplee frecuentemente en casos de acné, psoriasis y úlceras por decúbito. También se pueden tratar con aceite de manuka inflamaciones articulares y alteraciones reumáticas mediante baños y masajes.

Otra propiedad de la manuka es su efecto antihistamínico, pues actúa frente a reacciones alérgicas. Con todo esto el aceite esencial de manuka  es una completa farmacia en si mismo.

6- Aceite de eucalipto

Pertenece al igual que el árbol de te a la familia de las myrtaceas y tiene su origen en Australia. Allí el aceite de eucalipto es uno de los remedios más empleados, sobre todo la variedad de Eucalyptus glóbulus.

Tiene propiedades antibacterianas, antiinfecciosas y mucolíticas y es especialmente efectivo en enfermedades como sinusitis, otitis, bronquitis y asma, pero también en infecciones de tracto gastrointestinal y de las articulaciones. Es especialmente eficaz contra estreptococos, estafilococos y bacterias coli, así como cándidas dérmicas presentes en bebés en boca y en la zona del pañal. También es efectivo contra el intertrigo, una enfermedad inflamatoria de los pliegues de la piel

El principio activo del eucalipto es el eucaliptol (Cineol) y se emplea como medicamento en preparados para enfermedades respiratorias

7- Aceite de limón

Este aceite es de los mejores para aplicar en épocas de resfriados y gripes. Sus fuertes propiedades antibacterianas y antivirales no sólo ayudan a combatir infecciones de las vías respiratorias. El aceite esencial de limón limpia y desinfecta el aire ambiental y lo libera de gérmenes, por lo que puede emplearse eficazmente para evitar contagios. Para ello es apropiado aplicado mediante difusores.

La efectividad de esta forma de desinfección ambiental y de cómo se puede emplear en la higiene de los hospitales la demostró un médico francés, el doctor Jean Valnet, renombrado aromaterapeuta. Los estudios de Valnet demostraban que el aceite de limón nebulizado era capaz de matar meningococos en 15 minutos, bacilos del tifus en 1 hora, estafilococos en 2 horas y neumococo en 3 horas. También se ha demostrado eficaz en el empleo contra (SAMR). Pero también el sistema inmunitario se beneficia directamente del efecto del aceite de limón. Tiene un efecto estimulante de las defensas pues aumenta la cantidad de glóbulos blancos.

8- Aceite de melisa

El aceite de melisa tiene un potente efecto antiviral, así como propiedades antiinflamatorias, calmantes y antiálgicas (contra los dolores).

Cuando se sufre de un herpes labial en un estadio inicial, una gota de aceite esencial puro de melisa puede ayuda a evitar que se extienda. Hay estudios que demuestran que el mecanismo de efectividad del aceite de melisa en la lucha viral se debe a que el aceite se acopla a las paredes virales y las destruye.

El profesor Reichling de la Universidad de Heidelberg, al analizar los virus del herpes se dio cuenta de que con el aceite de melisa se reducían las estructuras del virus en un 98% en el Herpes- simplex tipo 1 (herpes labial) y un 97% en el de tipo 2 (herpes genital). Este efecto no sólo se ve en el caso de los herpes sino también en caso de enfermedades gripales.

9- Aceite de clavo

El aceite de clavo contiene eugenol, responsable de sus propiedades contra el dolor y como anestésico local, de ahí que se emplee desde hace mucho tiempo en la odontología. En caso de dolores de muelas, inflamaciones de encías y enfermedad periodontal, se aplica directamente con un pincel en la zona afectada, siempre que no exista una alergía contra el eugenol. Incluso en enfermedades graves como la tuberculosis, que está sufriendo un repunte, y la hepatitis, el aceite de clavo se puede emplear tanto en linimentos, como en inhalaciones y en desinfección de espacios.

Junto a su efecto germicida, el aceite de clavo también es efectivo para ahuyentar insectos y parásitos. No sólo los mosquitos huyen de su aroma sino también los piojos y los ácaros. Su capacidad antifúngica también hace que se pueda aplicar para tratar cándidas en una mezcla con otros aceites. Este aceite puede provocar irritaciones de piel si no se diluye correctamente, de ahí que es importante usarlo puntualmente o diluido en mezclas de aceites.

10- Aceite de niaoulí

Se conoce el uso del aceite esencial de niaoulí como regenerante en el campo de la cosmética. Diluido es incluso tolerable por las mucosas. Es apropiado por ejemplo para lavados vaginales. El aceite tiene un efecto antiinfeccioso y antibacteriano y se emplea para combatir estafilococos aureus (SAMR), enterococos (vías urinarias) y micobacterias (pulmón y tracto urogenital). Diluido es empleado contra infecciones del tracto respiratorio (sinusitis, bronquitis).

Para ello se hacen friegas en el pecho con 5 gotas de aceite esencial diluido en 10 ml de aceite de almendras dulces o jojoba. También se puede emplear en inhalaciones (de 2 a 4 gotas en agua caliente).

Su efecto antiviral y fungicida es efectivo en caso de herpes genital, cándida, vaginitis o muguet oral. Para ello se usa en forma de baños. También tiene efecto contra los parásitos intestinales.

Además el niaoulí  también se puede usar para lavar heridas sucias y para evitar cicatrizaciones excesivas, así como en el caso de abcesos y forúnculos.

Su efecto protector de la piel es muy efectivo en caso de quemaduras solares y daños por radiación. Para evitar quemaduras debidas a la radioterapia, se aplica el aceite de niaoulí diluido en un aceite portador antes de cada sesión (hay que limpiar bien la piel con papel absorbente).

Como ambientador interior durante épocas de infecciones se puede diluir una cucharadita de aceite de niaouli en 300 ml de agua caliente. Esta mezcla se pulveriza en todas las habitaciones para que virus y las bacterias no se multipliquen a sus anchas.

Hay un amplio abanico de aceites esenciales muy efectivos para tratar gérmenes problemáticos. ¡Son un auténtico regalo de la naturaleza!

ADVERTENCIAS
• No utilices los aceites esenciales puros sin diluir directamente sobre la piel ni los ingieras (salvo indicación expresa de un médico).
• No los utilices con niños ni si estás embarazada o dando el pecho (de nuevo, salvo indicación profesional).
• No experimentes con los aceites. Cíñete a las indicaciones.