El raitán, un vecino indiscreto
Algunos se quedan todo el año, otros como éste de la patita coja vuelven al jardín a pasar el invierno tras haber veraneado y criado en tierras norteñas, quizás por Bretaña o la Gran Bretaña.
El caso es que el petirrojo, raitán o txantxangorri se asoma a la ventana para recordarme que aún no he sacado las migas de pan.
Me pregunto qué pensará de esos animales extraños que viven tras los cristales.
Luego se pasará el día siguiéndome por el huerto, esperando que la azada le descubra alguna lombriz y acercándose sin recato como si compartiéramos una antigua amistad.
Estos encuentros con el petirrojo me traen a la memoria una frase de Mario Satz: "La felicidad anida en el instante. Sus plumas no están hechas de tiempo sino de luz."
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