La comida toma las calles
El Street food es la tendencia gastronómica del momento y llega con fuerza a nuestras ciudades.
La comida callejera puede ser sabrosa y sana, como lo demuestran unos cuantos innovadores chefs sobre ruedas.
Comer en la calle empieza a ser el pan de cada día. En nuestras plazas y en nuestros parques puede parecer una “novedad”, pero así es como se come desde hace décadas en la mayoría de las ciudades del mundo: de Bangkok a Bombay, de México DF a Nueva York. Y ahora también en Madrid, en Barcelona, en Valencia, en Bilbao, en Palma... No hay más que pinchar en Siga el Foodtruck para saborear la ancha geografía del “Street food”: la tendencia del gastronómica del momento en todo el planeta.
Aquí, en España, nos hemos subido al carro con años de retraso (y los que aún nos quedan), pero al menos lo hemos hecho con ese punto de ruptura y transgresión que viene a pelo para los tiempos que corren.
Eso es lo que reclaman iniciativas como Street Food Madrid, intentando redefinir y elevar el concepto de "comida callejera", y reclamando espacios para que los "innovadores gastronómicos" puedan salir al encuentro de los ciudadanos, que van entrando en eso de comer (barato y bien) sobre la marcha y en las aceras.
Ahí tenemos los más de 45 puestos de MadrEAT, que acaba de celebrar su quinta edición, con más de 15.000 comensales a los pies de la torre Picasso, dándole por fin sabor y color al laberinto urbano de Azca. No es exactamente la calle, pero al menos los “food trucks” han conquistado ya el centro de la ciudad, después de un período de rodaje en el Jardín Botánico de la Universidad Complutense, superado ya el purgatorio de las licencias.
La presencia de chefs como Estanis Carenzo, Iván Domínguez y Luis Arévalo han roto definitivamente las barreras y ha servido de acicate para lo que ha cuajado ya como auténtico mercado gastronómico de Madrid. Ahí está el Perro Verde, trayendo cola con sus perritos de tofu. O los sándwiches más rebosantes y sabrosos de la ciudad, por gentileza de Crumb. O las arepas y tequeños de La Cuchara. O el vermú y las tapas de Zarro. O el pulpo à feira de la versión rodante de Alborada.
Ahora damos una salto imaginario a Barcelona, donde los "foodies" tienen también una cita obligada todos los meses en EatStreet, el muestrario más sabroso del "Street food" local, con Caravan Made, Casa Xica, Catando, Grasso, Muns y Reina Croqueta haciendo las delicias de los paseantes en la Plaça de les Glories Catalanes, abierta hasta las once de la noche para mayor gloria de la gastronomía autóctona.
“Lo que es ya una tendencia en Barcelona, empieza siendo una moda en Mallorca y así es como avanzamos", reconoce Juanjo Plou, pionero del “Street food” en la isla, a cuestas con el carrito “Del camp al plat”, que sirve directamente la comida local y ecológica recolectada por su socio Georg Brautigam en su finca de Binifela. "Tenemos que hacer un esfuerzo para hacer ver a la gente que no somos extraterrestres, y que lo que aquí cocinamos no es "fast food", sino comida ecológica y de temporada".
Juanjo y Georg, como cualquier otro restaurador sobre ruedas, llevan meses librando también su pulso particular con las autoridades para lograr los “permisos pertinentes” y poder echar el ancla con su “food truck” en la Plaza de los Patines de Palma, junto a los puesto de verdura ecológica, que es su lugar. Mientras llega ese momento, se van abriendo paso por Son Servera, Cala Rajada y Manacor, en una aparcamiento que les cede las tiendas Müller.
“Nuestras ordenanzas municipales son aún muy rígidas en toda España ante este tipo de iniciativas”, se lamentan Juanjo y Georg. “Los restaurantes nos miran aún con recelo y nos tachan de la 'competencia desleal' y la gente no está aún convencida de que se puede comer en el asfalto de un modo sabroso y sano, rápido y barato”.
Pero algo está cambiando en nuestra mentalidad y en nuestros estómagos: basta con darse una vuelta por la increíble variedad gastronómica de MadrEAT para comprobarlo. La típica asociación del carrito de comida con el puesto de churros o de “fast food” en la feria está cayendo por su propio peso. Sin salir de este recóndito paraíso de la comida ambulante, uno puede dar uno la vuelta al mundo sin salir de su ciudad, o viajar al fondo de nuestra increíble gastronomía.
Iván Morales y Alvaro Castellanos, de la taberna Arzábal, aseguran que es esto de comer en la calle es una manera de “democratizar la gastronomía” y defender la pluralidad y la libertad... “De momento hemos conseguimos hacernos visibles con una gran soporte como es MadrEat. Pero lo ideal sería que en Madrid hubiera hasta 15 puestos de interés socio-turístico donde pudiera echar el ancla un food truck de manera permanente. Y que poco a poco vayan cayendo los prejuicios y los recelos por la competencia que puede suponer para los restaurantes”.
“Nosotros siempre decimos que pondríamos nuestro camión en la puerta de nuestro restaurante”, aseguran Iván y Alvaro. “No nos quitaría ni un solo cliente, son ofertas complementarias, para momentos diferentes y con tiempos muy diversos. Lo maravilloso al final es constatar el nexo de unión que es la gastronomía. Y como ejemplo te pongo nuestra croqueta de jamón ibérico que elaboramos con leche de oveja. La servimos de igual manera y al mismo precio en todos nuestros locales y en el camión, que no pueden ser más dispares. Pero a todos los clientes les provoca el mismo tipo de reacción: se dan la vuelta en cuanto la prueban y te dicen “¡qué rica está!””…
El Perro Verde, los “hot dogs” más saludables
Podríamos elegir entre más de cuarenta puestos, pero nos tira la cosa vegetariana y nos atrae muy especialmente un nombre, el Perro Verde. Al frente del original “food truck” tenemos a Sergio Hinarejos, que se vino desde Benalmádena con la idea de dar alas a su puesto ambulante en al capital, aprovechando su experiencia de joven como “hotdogger” y poniéndola al día con sus perritos de tofu y el incomprarables bratwrust vegetal en pan artesano (con ocho salsas a elegir).
Sergio Hinarejos y María Gómez, al frente de El Perro Verde.
Sergio se dedicaba en tiempos a dar clases de informática, pero siempre le tiró la restauración y siempre se sintió un poco “perro verde”, y más siendo vegetariano. La idea le vino cuando sacaron a concurso plazas de remolques de comida ambulantes en Benalmádena. Sergio y María Gómez contactaron con una fábrica de “food trucks” y pusieron en marcha la idea, inspirándose en lejanos modelos alemanes con un toque verde.
En septiembre del 2014 echaron a rodar, pero pronto se dieron cuenta de que el futuro estaba en la gran ciudad. Y aquí están, alternando MadrEAT con el Mercado de Productores del Matadero y donde les dejen.
“El Perro Verde es una historia más como tantas otras, de aventura personal y pasional. Una transformación de cómo entender la vida de forma ambulante y nómada. Nuestra primera intención era un tanto quijotesca, de vivir en la calle en busca de nuevas experiencias”.
“Lo de venir a Madrid fue una huida hacia delante que no sabemos dónde nos llevará. Es una apuesta arriesgada por la dificultad de encontrar sitios para ubicarlo y por el tipo de comida que ofrecemos. Pero aquí es donde se están abriendo los espacios y es donde la gente está empezando a entender esta nueva fórmula de comida sobre ruedas”. Los adalides de la comida callejera han hecho piña en la asociación Street Food de Madrid, y así han ido dando pequeños grandes pasos para cambiar nuestras ciudades desde dentro y desde fuera…” Madrid, como todas las ciudades españolas, está varios pasos por detrás de ciudades europeas. Pero todos nosotros somos positivos y sabemos que tarde o temprano veremos multitud de camiones de comida en nuestras calles. En nuestro caso, además, la comida vegetariana supone un paso más en la concienciación social. España es muy carnívora, se nota que hay un movimiento de “foodies” que quieren alimentarse de forma sana y saludable”.