Tiempo de cosecha - Calabazas
A lo largo de todo el otoño recogemos las calabazas. Existen unas cuantas especies y muchísimas variedades y tienen su origen en Norteamérica y Mesoamérica, donde fueron seleccionadas desde tiempos remotos, a partir de plantas silvestres. Pero existe una planta de la misma familia de las cucurbitáceas, Lagenaria siceraria, conocida como calabaza de peregrino o calabaza vinatera. En la Península se cultivaba para su uso como cantimplora principalmente, pero se utiliza tanto en América como en África para hacer todo tipo de recipientes, desde los jarros de los masais para recoger la sangre y la leche del ganado, hasta los grandes boles en los que incluso se cocían los líquidos echando piedras rusientes.
Se cree que esta trepadora fue una de las primeras plantas cultivadas, sobre todo para almacenar agua. Habitante de todas las regiones cálidas del planeta, se la registra desde muy antiguo en numerosas culturas. Lagenaria siceraria aparece en excavaciones antiquísimas; en África y América se han encontrado restos datados alrededor del XII milenio a C. Se considera que los frutos maduros, capaces de flotar, pueden hacer viajes transoceánicos y expandirse de forma natural. Es el material tradicionalmente empleado para fabricar los recipientes para el mate.
Entre los mayas, los calabazos tuvieron numerosos usos tradicionales: recipientes (jícaras), cantimploras (bules), vasijas ceremoniales que se colocaban en los enterramientos junto a los muertos… Con las calabazas alargadas se hacían los acocotes, una especie de grandes sorbetes, abiertos por ambos extremos para sacar la savia del maguey, succionándola.
La importancia de este objeto era tal que en la cultura azteca se comparaba con el falo del tlachiquero (así se llama a la persona que hace este oficio de succionar el aguamiel del maguey). Se consideraba que el tlachiquero penetra a la diosa del pulque Mayahuel, diosa lunar “de los cuatrocientos pechos”. Obtiene así, día tras día, la sangre blanca del maguey y raspa la herida para que exude nueva savia al día siguiente, desangrando a la gigantesca planta hasta la muerte.
Además de estos usos, su cáscara se ha utilizado como caja de resonancia para instrumentos de cuerda y percusión de todo tipo. Pensamos asimismo que las enormes trompetas que aparecen representadas en los frescos de los templos mayas, se hacían con la variedad alargada que hemos llegado a cultivar en el huerto familiar consiguiendo calabazas de casi dos metros de longitud, que al secarse quedan huecas y muy duras, pero tienen una ligereza extraordinaria.
El secreto del cultivo de esta y otras calabazas consiste en abonarlas abundantemente. Les gusta tanto el estiércol o el compost que incluso pueden cultivarse dentro del compostero y se logran ejemplares enormes.
Añadir nuevo comentario