Un 40% de los polinizadores invertebrados, en particular abejas y mariposas, se enfrentan a la extinción
Las organizaciones medioambientales piden que se prohíban todos los plaguicidas peligrosos para las abejas y otros polinizadores
Luís Ferreirim, de Greenpeace España, nos explica la situación de estos insectos.
Las abejas son el ser vivo más importante de la Tierra. Esta es la conclusión a la que llegó recientemente la prestigiosa organización científica Earthwatch Institute, pero al mismo tiempo recordaba que estos insectos tan especiales ya han entrado en peligro de extinción.
Estas son las cifras sobre su exterminio: algunas regiones del mundo han perdido incluso el 90% de sus poblaciones. Y, más allá de la abeja melífera, una de cada diez especies de abejas y mariposas está en peligro de extinción, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Hablamos con Luís Ferreirim, responsable de la Campaña de Agricultura en Greenpeace España, para conocer mejor la situación de las abejas.
¿Sabemos cifras más o menos reales de su declive, en España, Europa y el mundo?
Sabemos a ciencia cierta que las abejas y otros polinizadores, vitales para la seguridad alimentaria y los ecosistemas, están en declive. Algo que corrobora esto son las inúmeras estrategias, planes y medidas que se han puesto en marcha a todos los niveles para frenar este descenso. Pero queda mucho por hacer y los problemas y amenazas a que se enfrentan están perfectamente identificados. Es urgente un importante cambio de modelo productivo y de consumo para que las soluciones planteadas sean profundamente efectivas. Los datos que se manejan son de que más de un 40% de los polinizadores invertebrados, en particular abejas y mariposas, se enfrentan a la extinción. Los polinizadores vertebrados tampoco se encuentran en una buena situación ya que al menos el 16,5% están también en peligro de extinción (Ver). A nivel europeo se habla de que un 37% de las especies de abejas están en declive y que una de cada diez está en peligro de extinción (9%) (Ver). Pero, la falta de conocimiento impera y la situación podría ser mucho peor. Para el 79% de las especies europeas no se conoce la tendencia de sus poblaciones (Ver). Para España faltan datos detallados, sin embargo el Ministerio para la Transición Ecológica afirmó esto en su contribución a la Iniciativa Europea de Polinizadores: “Aunque no hay datos completamente detallados disponibles sobre el estado actual de conservación de los polinizadores en su área territorial, la información disponible para invertebrados muestra resultados alarmantes, con la mitad de las especies estudiadas amenazadas.” (Ver)
La UE prohibió en 2018 el uso al aire libre de tres neonicotinoides. ¿Esa medida es insuficiente?
La prohibición de todos los usos al aire libre de los tres neonicotinoides fue un paso de gigante ya que se trata de los insecticidas más vendidos en todo el mundo. Por otro lado puso en marcha un nuevo sistema de evaluación de los insecticidas potencialmente peligrosos para las abejas, algo que marcó un antes y un después en la UE. Pero este proceso muestra también la lentitud del aparato europeo para actuar. Las primeras denuncias respecto a cómo estos productos afectan a las abejas se hicieron en 1994. En 2013 se logró la prohibición parcial porque ya había información científica suficiente para restringirlos y sólo cinco años después se logró la prohibición de todos los usos al aire libre... y aún así no se logró la prohibición total, ya que su uso sigue permitido en invernaderos permanentes, donde sigue existiendo peligro para los polinizadores y otras especies.
¿Cuál sería la medida más urgente que exigir a la UE en este momento?
A corto plazo: prohibir todos los plaguicidas demostradamente peligrosos para las abejas y otros polinizadores. En España, por ejemplo, existen cerca de 300 plaguicidas para los cuales en su ficha de registro ya indica que son "peligrosos" e incluso "muy peligrosos" para las abejas. Para ello es fundamental la adopción y aplicación integral del documento guía de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) para la evaluación de los riesgos de los plaguicidas para las abejas. Con esto todos los plaguicidas, sin excepción, deberían pasar por el mismo proceso de evaluación que los tres neonicotinoides y lamentablemente aún no fue adoptada;
A Medio plazo: reducir drásticamente del uso de plaguicidas. España es país de la UE que más los utiliza y Greenpeace demanda que en nuestro país se reduzca su uso en un 50% para 2030;
A largo plazo: una transición urgente hacía la agroecología. Es el único modelo de agricultura que trabaja con la Naturaleza y no en su contra y por lo tanto la única forma de producir alimentos saludables para todas las personas dentro de los límites ecológicos de la Tierra y respetando a las demás especies con las que compartimos casa. Para ello es fundamental que la nueva reforma de Política Agrícola Común (PAC), ahora en debate, ponga en el centro las personas y el planeta, y no los mercados, y sea así una herramienta determinante para que nos enfrentemos a la emergencia climática, la pérdida de biodiversidad y a construir un mundo rural vivo.