Satish Kumar: “Todas las divisiones son artificiales"

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Satish Kumar, pensador y director de la revista Resurgence/The Ecologist, nos explica con su exquisita sencillez que cuidar el entorno natural (tierra), mantener el bienestar personal (alma) y defender los valores humanos (sociedad) son los imperativos morales de nuestro tiempo.

A lo largo de una década, entre las idas y venidas a Mallorca, que es ya casi como su tierra adoptiva, Satish Kumar ha ido tejiendo una peculiar trilogía. Tierra, Alma y Sociedad (Kairós) da título al nuevo libro de este pensador y agitador de conciencias, director de la revista Resurgence/The Ecologist, fundador de The Small School y alma del Schumacher College.

A sus 77 años, Kumar huye a toda costa de la aureola de “sabio” y se presenta sí mismo como “peregrino”, caminante por vocación, desde que a los 18 años diera media vuelta al mundo (de la tumba de Gandhi a la de JFK) invitando a su paso a un “té por la paz” a los líderes de las potencias nucleares.

Vinculado de una manera muy especial a nuestras tierras, Kumar participó en el reciente encuentro de Educación para la Vida en Pollença (Mallorca). Regresó a Reino Unido a tiempo para el Festival del Bienvivir y esta semana regresa por partida doble (primero a Asturias, después a Marbella) para difundir el mensaje de la “nueva trinidad para el siglo XXI”

Usted lleva una larga década tomándole el pulso a Mallorca? Hasta qué punto ha contribuido la isla y su cultura alternativa a la idea de Tierra, Alma y Sociedad?
La idea se ha venido gestando desde que vine por primera vez para participar en el Encuentro de Educar para la Vida. Sin duda, la isla y sus gentes han contribuido a su manera. Aquí he encontrado otro ritmo de vida, y una cultura holística muy rica, por debajo de esa apariencia de isla turística que es la que nos venden en los folletos. Hay otra Mallorca, quizás no tan visible, que es muy apta para los “peregrinos” y para la gente que busca una relación más estrecha con la naturaleza. Durante estos diez años hemos ido sembrando las semillas del cambio y ahora es cuando empezamos a recoger sus frutos. Aquí se empiezan a ver los tres elementos en acción, empezando por esa conexión con la tierra. Es muy gratificante volver y ver que hay ya más de doscientas escuelas con sus huertos. El siguiente paso será crear otras tantas cocinas en las escuelas: para la que los estudiantes completen el círculo y puedan saborear lo que cultivan. No es posible una buena educación sin una buena dieta.

En el siglo XXI no podemos seguir viéndonos como el centro del universo. La nueva trilogía Tierra, Alma y Sociedad va más allá de las revindicaciones políticas y nos reconcilia con la tierra

Tengo entendido que en The Small School, la escuela que usted fundó en Devon en 1982, los niños aprenden a cocinar su propia comida…
Fue una de las novedades que introdujimos en el sistema educativo. También enseñábamos yoga, carpintería, cerámica, fotofrafía o poesía… Tenemos que incorporar todas estas actividades a eso que llaman el currículum, y que por desgracia se reduce casi siempre a una sucesión de textos o de estudios nada prácticos. Los niños no solo tienen que aprender a pensar con capacidad crítica, tienen sobre todo que aprender a hacer cosas.

¿Por qué ha evolucionado tan poco la educación?
En todo el mundo han surgido miles de proyectos de educativos alternativos y holísticos. Hay una revolución educativa en marcha, no tenemos más que callar para escuchar el tam-tam… Pero es cierto que la educación oficial ha evolucionado poco y sigue dividiendo el mundo en compartimentos estancos: aquí los números, aquí las letras, aquí la física… Seguimos estancados en el pensamiento cartesiano –“Pienso, luego existo”- y la educación es un triste reflejo de todo eso. Necesitamos un giro de conciencia radical y aceptar que todo está interconectado. Todas las divisiones son artificiales y las estamos creando nosotros. En la filosofía hindú le damos la vuelta al concepto cartesiano con la ida del So Hum: “Tú eres, luego yo soy”. Nada nos divide: todos estamos interconectados.

Necesitamos un giro de conciencia radical y aceptar que nada nos divide: todos estamos interconectados

Su libro concluye con una llamada a "ser benevolentes en el universo" y "hacer las paces con la tierra". ¿Por ahí se empieza?
Nunca seremos capaces de hacer las paces con nosotros mismos si antes no hacemos la paz con la tierra. La tierra es la esencia de todo, donde crecen las raíces y está el sustento de la vida. Tierra somos y a la tierra volvemos, por eso es esencial reconectar con ella. Y sin embargo aquí estamos, en guerra perpetua contra la naturaleza, llenando la atmósfera de CO2, contaminando los océanos, envenenando el suelo con pesticidas y fertilizantes químicos… Tenemos que cambiar profundamente nuestra relación con la tierra si queremos realmente cambiar como sociedad. Solamente siendo benevolentes con el planeta y con el resto de los seres vivos seremos capaces de ser benevolentes con nosotros mismos.

Hablemos del segundo elemento, el alma, que usted identifica con la existencia individual...
El alma trasciende al individuo, nos hace salir de la trampa mental del ego y nos conecta con todo lo que nos rodea... Volvemos a lo de antes: a la necesidad de salir de nosotros mismo y conectar con lo que nos rodea. La naturaleza es parte indisoluble de ese “alma”. Es en contacto con el mundo natural, en fusión total con los elementos, cuando nos sentimos realmente vivos.

Nunca seremos capaces de hacer las paces con nosotros mismos si antes no hacemos la paz con la tierra. Es en contacto con el mundo natural cuando nos sentimos realmente vivos

En la sociedad que hemos construido sigue primando sin embargo el concepto darwiniano de la supervivencia del más fuerte, la competición a toda costa...
Las comunidades humanas deberían recuperar valores que han estado siempre ahí, como la generosidad y la compasión, y ponerlos por delante de la avaricia y la competición. En la naturaleza hay maravillosos ejemplos de colaboración, como los bosques, y ésa es una observación que también destacó Darwin y que por desgracia no se tiene en cuenta. Así es como se crea sociedad, desde lo local, regando las raíces y creando el sustento para el tronco y la fronda. Tantas veces nos olvidamos de lo que está debajo de la tierra, que es donde empieza y acaba el círculo de la vida.

Ahora que viene usted con la nueva trinidad ¿qué hacemos con la libertad, la fraternidad y la igualdad?
Están bien esos tres principios, y han marcado el horizonte desde la Revolución Francesa, pero son hasta cierto punto limitados y exclusivamente humanos. En el siglo XXI no podemos seguir viéndonos como el centro del universo. La nueva trilogía Tierra, Alma y Sociedad va más allá de las revindicaciones políticas y nos reconcilia con lo más básico, que es la tierra. Las viejas divisiones no nos valen, empezando con la que aún separa a la ecología de la economía. ¿Cómo se puede separar el conocimiento y la gestión del planeta? Hace poco me invitaron a dar una charla a London School of Economy. Les dije que espero que la próxima vez que ponga el pie allí haya cambiado ya el nombre por el de London School of Ecology and Economy. ¿Tenemos que seguir explicando que las dos palabras tienen la misma raíz?

Usted habla también de otra trilogía, manos, cabeza y corazón, que considera esencial para aplicar a la educación...
Efectivamente, la educación actual está atrapada en la cabeza y margina todos los otros elementos que nos hacen humanos. En mi libro, donde intento destilar la sabiduría de mis grandes maestros -Gandhi, Tagore, Schumacher- le dedico un lugar muy destacado a San Francisco de Asís. Y le tomo prestada esa cita en la que decía que trabajando con las manos haremos trabajadores, con las manos y cabeza tendremos artesanos, y con las manos, la cabeza y el corazón tendremos artistas. Esa debería ser nuestra máxima aspiración, que nuestras escuelas sirvieran para crear artistas capaces de poner esos tres elementos en acción.

El 18 de octubre, Satish Kumar (“Peregrino en la Tierra: Tierra, Alma y Sociedad”) participó en el Encuentro Tres Sentidos junto con a Ignacio Abella (“El arte de echar raíces”) y Gustavo Duch (“El Contador del Bosque”, "Mucha gente pequeña"...). El Encuentro tuvo lugar en La Ventuca, una preciosa casona de indianos del pueblo de Coya, Piloña, Asturias, y fue auspiciado por El Bosque Habitado (Radio 3).
El 25 de octubre, Satish Kumar dio una charla sobre “Tierra, Alma y Sociedad” en el Palacio de Congresos de Marbella. La conferencia fue organizada por el Arboretum de Marbella, que destinó los beneficios a la creación de un aula de bioconstrucción.