Plantas medicinales para tratar las alergias
Las plantas medicinales son una alternativa a los antihistamínicos y corticoides en el tratamiento de las alergias.
Controlan la inflamación y regulan la respuesta del sistema inmunitario.
Frente a la medicina convencional, la fitoterapia ofrece la posibilidad de enfrentarse a las alergias de una manera suave y global. Cuando se toma una pastilla se espera un efecto inmediato, pero el precio son los efectos secundarios a corto y largo plazo. En cambio, beber una infusión o aplicarse una crema natural es un gesto que forma parte de un compromiso con la salud y que incluye el cuidado de la dieta, las emociones, el entorno y el descanso.
Aunque las plantas son seguras, conviene asesorarse antes de decidirse por alguna, sobre todo si se está siguiendo algún tratamiento médico o se sufre alguna enfermedad. Los alérgicos al polen de las gramíneas no deben tomar, por ejemplo, tisanas de estigmas de maíz, y los alérgicos a los pólenes de las plantas compuestas no deben consumir manzanilla o diente de león. Para empezar se puede preguntar a un herbolario experto, pero conviene consultarlo con el médico de cabecera o el especialista. Un médico naturista ofrecerá el consejo más informado.
PERPETUA (Helichrysum stoechas)
Es un clásico del herbolario mediterráneo para combatir las alergias de primavera, como las provocadas por el polen de determinadas plantas (gramíneas, parietarias, chopos, cipreses…). Resulta muy eficaz para aliviar los síntomas más corrientes como hinchazón y enrojecimiento de la piel, picor en la garganta, tos irritativa, lagrimeo y sarpullidos. Además facilita la expulsión de mucosidad y evita que prosperen las infecciones.
Contiene flavonoides como la helicrisina, el quercetol, la helipirona, el arenol y el kenferol. Su aceite esencial contiene alfapineno y acetato de nerilo. La combinación de sustancias activas estimula la producción de hidrocortisona en las glándulas suprarrenales, frenando el desarrollo de los procesos alérgicos. Por ello conviene a todas las personas que sufran la fiebre del heno, asma o dermatitis (también se puede aplicar por vía externa). También está indicada en las alergias e intolerancias de tipo alimentario.
• Para las dificultades respiratorias se mezclan a partes iguales perpetua, gordolobo y lavanda. Se ponen dos cucharadas soperas de la mezcla por 250 ml de agua. Mientras hierve, se respira el vapor o se efectúan unos vahos fuera del fuego, cubriéndose la cabeza con una toalla. Los vahos se realizan una o dos veces al día.
• Para la irritación de los ojos se hierve una cucharada de flores por vaso de agua durante un minuto, se deja reposar cinco y se filtra. Con una gasa empapada se hacen diez presiones en un ojo y luego, con otra gasa, en el otro.
• Para alergias con congestión pulmonar y tos, se hierven dos cucharadas de perpetua con tomillo, manzanilla y ortiga a partes iguales, por medio litro de agua durante un minuto. Se deja reposar diez minutos, se cuela y se toman, calientes, 2 o 3 tazas al día.
GROSELLERO NEGRO (Ribes nigrum)
Este bello arbusto alpino, que crece en bosques húmedos de coníferas y caducifolios, es considerado una de las soluciones herbarias más adecuadas contra las alergias. Se puede describir como una cortisona natural gracias a su riqueza en isoflavonoides, como la quercitina y el kenferol, que actúan como estimulantes suaves de las glándulas suprarrenales. Es útil contra las alergias estacionales, como las provocadas por el polen, pero también por el humo y el polvo, con manifestaciones como rinitis y conjuntivitis aguda.
• Para tratar la fiebre del heno, se utilizan las hojas jóvenes en extractos preparados en glicerina vegetal, a la venta en herbolarios. Se recomiendan tratamientos continuados, tomando hasta 20 gotas de extracto fluido, diluidas en medio vaso de agua, al día.
ROOIBOS (Aspalathus linearis)
En lengua afrikáans significa arbusto rojo y nombra una planta endémica del sur de África. Con ella se elabora un apreciado té rojo, de grato sabor, que cada día se consume más y se está imponiendo corno una alternativa al té negro entre las personas que no deben tomar ningún tipo de excitante. Sus virtudes antihistamínicas están bien probadas en casos de alergias con síntomas respiratorios y cutáneos. Se recomienda a quines padecen procesos asmáticos, fiebre del heno, dermatitis e intolerancias y alergias alimentarias. Ayuda a eliminar el picor y favorece la desaparición de los eczemas. Su consumo continuado no tiene ningún efecto dañino para el riñón.
• Se infunde durante 4 minutos un saquito de rooibos en una tetera y se endulza con una pizca de miel. Se toman de dos a cinco tazas diarias, que pueden sustituir al café o al té.
EUCALIPTO (Eucalyptus globo)
Las hojas del eucalipto son ricas en un aceite esencial que contiene un alto porcentaje de eucaliptol, principio de potente acción expectorante y desinfectante sobre las vías respiratorias. Tanto en forma de jarabe y tintura, como en inhalaciones de vapor, e1 eucalipto favorece la descongestión nasal. Está indicado para personas afectadas de rinitis alérgicas, con estornudos frecuentes y persistentes, obstrucción nasal y mucosidad abundante, con congestión pulmonar.
• Para las dificultades respiratorias, se añaden 15 gotas de aceite esencial o una decocción de las hojas secas en una taza de agua hirviendo. Se cubre la cabeza con una toalla y se inhala el vapor. Basta con realizar la operación una vez al día, hasta que desaparezcan los síntomas.
ONAGRA (Oenothera biennis)
Procede de América del Norte, pero hoy en día su cultivo está extendido en Europa. Es el remedio por excelencia contra las alergias cutáneas por ser una fuente privilegiada de ácidos grasos poliinsaturados, en especial de ácido-gamma-linolénico, precursor de las prostaglandinas que apoyan el sistema inmunitario. También es útil contra las rinitis alérgicas con estornudos persistentes y sirve de terapia de apoyo contra el asma.
• Se aconseja sobre todo su consumo en forma de perlas de gelatina, de venta en tiendas de dietética y herbolarios. Hay que tomar seis perlas repartidas en tres dosis diarias en una primera fase –que puede durar uno o dos meses–. Se reduce a la mitad en una segunda fase, que empieza alrededor del tercer mes.
SOMBRERERA (Petasites hybridus)
La sombrerera se extiende por los parajes húmedos de toda Europa con sus hojas anchas y sus flores rojizas violáceas. En medicina se emplean las hojas y el rizoma seco, rico en sesquiterpenos y aceites esenciales, desde tiempos inmemoriales. Los estudios científicos sugieren que la sombrera inhibe ciertas reacciones alérgicas porque bloquea de manera muy eficaz los receptores de histamina. Por tanto está especialmente indicada en la fiebre del heno. Aplicada en forma de compresas también puede aliviar los síntomas cutáneos de alergia.
• Debido a que esta planta contiene un alcaloide tóxico, no se puede preparar en forma de infusión, pero se encuentran otras formas de preparado, como cápsulas de extracto de hojas de elaboración controlada. Conviene consumirla solo bajo control médico.
LLANTÉN MAYOR (Plantago major)
La gran riqueza en mucílagos de esta planta medicinal común y polivalente le confiere un notable poder como protector de las mucosas del tracto respiratorio. Se indica en procesos alérgicos desencandenados por el polen, así como en las reacciones a las picaduras de insectos que se manifiestan con rinitis, faringitis y conjuntivitis.
• Para la tos provocada por el asma es muy efectiva una mezcla de llantén, tusílago, tomillo, hinojo y melisa. Se ponen dos cucharadas de la mezcla en un recipiente con 250 ml de agua hirviendo. Se deja reposar durante diez minutos, se cuela y se endulza con un poco de miel. Se pueden tomar de tres a cinco tazas repartidas a lo largo del dia.
REGALIZ (Glycyrhiza glabra)
Contiene sustancias naturales con acción antiinflamatoria, similar a la de los glucocorticoides. En el caso de que se utilice cortisona para tratar el asma, aumenta su acción antiinflamatoria a la vez que reduce los efectos secundarios en otras zonas del cuerpo. No es apropiada para los hipertensos.
• Se hierven 30 g un puñadito de raíz de regaliz troceada en un litro de agua durante unos 5 minutos. Se filtra y se guarda en una botella de color oscuro. Se toma una cucharadita de la decocción tres veces al día durante aproximadamente seis días –día sí, día no–, cuando se empiecen a sentir los primeros síntomas.