La contaminación en los tribunales

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Una ONG de abogados activistas ha decicido defender en los tribunales los intereses del “Cliente Tierra”.

En el Reino Unido, un alto tribunal obliga al Gobierno a atajar por ley los niveles ilegales de dióxido de nitrógeno de decenas de ciudades “lo antes posible”. En Alemania, otra decisión judicial apunta a la prohibición de vehículos Diesel en Munich antes de fin de año. En Italia, las autoridades de Lombardía se sientan en el banquillo de los acusados en otro pleito que alega el “estado de emergencia pública” por la mala calidad del aire.

Detrás de todas estas acciones está ClientEarth, la ONG que ha decicido defender en los tribunales los intereses del “Cliente Tierra”. Al cabo de una década, el abogado ambientalista James Thornton ha logrado crear una auténtica red mundial con epicentro en London Fields y ramificaciones en Bélgica, Alemania, Polonia, Italia y China (y en estrecha alianza con grupo locales como el Instituto Internacional de Derecho y Medio Ambiente, IIDMA, en España).

El abanico de ClientEarthse extiende de los océanos al clima, pasando por la protección de la vida silvestre o por la salud del planeta. La contaminación se ha convertido sin embargo en el auténtico caballo de batalla de la organización,que libra un pulso insólito con el Gobierno británico en los tribunales.

 
James Thornton, abogado ambientalista y fundador de ClientEarth.  
 

“La contaminación es el asesino invisible que se cobra todos los años 40.000 muertes prematuras en este país”,advierte Thornton. “Y sin embargo los políticos siguen sin despertar ante la crisis de salud pública que estamos viviendo. El nuevo presupuesto es un claro ejemplo: el Gobierno debería desincentivar ya la compra de vehículos Diesel, que deberían dejar de circular ya por nuestras ciudades”. El abanico de ClientEarthse extiende de los océanos al clima, pasando por la protección de la vida silvestre o por la salud del planeta,La contaminación se ha convertido sin embargo en el auténtico caballo de batalla de la organización,que libra un pulso insólito con el Gobierno británico en los tribunales.

“Tenemos de nuestro lado la alcalde de Londres, Sadiq Khan, que se sumó al último pleito como parte litigante”, recuerda Thornton, sin necesidad de recordar que Khan tiene asma desde niño por al aire contaminado que respiró en su barrio de Toothing. “Las ciudades tienen mucho radio de acción, por su capacidad de crear zonas de aire limpio y limitar la circulación. Pero las grandes medidas ha de darlas el Gobierno, marcando las pautas para las zonas urbanas y tomando medidas para acelerar la electrificación de los vehículos”.

El Brexit pende como una guillotina sobre todas las leyes ambientales. “Pero lo cierto es que el Gobierno ha estado violando no solo las leyes europeas, sino sus propias leyes”, apunta Thornton. El fundador de ClientEarth confía sin embargo en que el plan de acción forzado por los tribunales –que deberá estar listo entre abril y junio- sirva para propiciar un volantazo…

El camino marcado ante los tribunales por la contaminación puede abrir paso a una cascada de acciones judiciales por la falta de acción de los Gobiernos ante el cambio climático

“El Reino Unido podría convertirse en la California europea, aunque sé que esta comparación no va a agradar mucho a los defensores del Brexit”, asegura Thornton. “California marcó el camino al resto de Estados Unidos en los años setenta, y en los años ochenta esa ola llegó a Europa. Ahora hay que darle otra vuelta de tuerca, con una Ley del Aire Limpio puesta al día y combatiendo el principal enemigo de las ciudades europeas: las emisiones de dióxido de nitrógeno, principalmente de los vehículos Diesel”.

Thornton nos invita a ir más allá de la apariencia, engañosamente azul, de tal día como hoy en los cielos de Londres. Cinco días tardó la capital británica en superar en el 2017 los límites máximos permitidos de NO2 para todo el año. Por ley, la concentración de NO2 no puede superar los 200 microgramos por metro cúbico más de 18 veces a los largo de 12 meses en ningún punto de la ciudad. En Brixton Road, al sur del Támesis, ese techo de concentración horaria se rompió en menos de una semana.

Los problemas de “congestión y combustión” de las grandes ciudades europeas son comunes, y Thorton anima a la nueva generación de abogados ambientalistas que le pierdan el miedo a llevar a los Gobiernos locales o nacionales a los tribunales. En China, donde la principal amenaza es el “smog” causado por las emisiones de las centrales de carbón, los más de 100 pleitos ambientales impulsados por las ONGs y por los fiscales han forzado cambios en el sistema que parecían impesables hace una década.

“Los tribunales son la última garantía cuando los Gobiernos se niegan a actuar”

“En China no solo estamos prestando asistencia legal en los juicios, sino que estamos contribuyendo a la formación de la nueva generación de jueces ambientales”, advierte Thornton. “El problema allí es más visible y apremiante, y los políticos han sentido finalmente la urgencia. En los más altos estamentos se habla de cómo construir una 'civilización ecológica', y eso pasa por la creación de un sistema protección del aire limpio a través de tribunales ambientales”.

Advierte Thornton que el camino marcado ante los tribunales por la contaminación puede abrir paso a una cascada de acciones judiciales por la falta de acción de los Gobiernos ante el cambio climático, como la emprendida en Países Bajos por la organización Urgenda o la respaldada por 21 niños contra la Administración Trump, alegando su “derecho constitucional a un clima saludable”…      

“Los tribunales son la última garantía cuando los Gobiernos se niegan a actuar”, recalca el fundador de ClientEarth. “Al fin y al cabo, el reto que tenemos entre manos es salvar la civilización, que no es poco”.