Greta Thunberg: “Espero llegar a tiempo a Madrid”
La activista sueca tardará tres semanas en cruzar el Atlántico a bordo del catamarán La Vagabonde.
“Estoy muy feliz de poder ir a la COP25 en Madrid, espero llegar a tiempo”, es el mensaje con el que Greta Thunberg se ha despedido al cabo de casi tres meses en Estados Unidos, horas antes de embarcarse en el catamarán La Vagabonde para atravesar el Atlántico en tres semanas, si el tiempo lo permite. Si no llegara a la apertura de la cumbre del cambio climático, Thunberg intentaría al menos estar la huelga climática de Fridays for Future el 6 de diciembre.
La activista sueca partirá el miércoles del puerto de Hampton, en Virginia, y posiblemente tocará tierra en Galicia or Portugal, aunque no ha especificado aún cuál será su ruta. El australiano Riley Whitelum, que da la vuelta al mundo junto su mujer Elayna Carausu y su hijo de 11 meses Lenny, respondió la semana pasada al llamamiento de Greta en las redes para enfilar hacia Madrid si necesidad de coger un avión: “Si contactas conmigo, seguro que podemos organizar algo”.
Whitelum y su esposa han recorrido más de 65.000 millas naúticas alrededor del mundo desde que se conocieron en la isla griega de Ios. La pareja ha participado en dos competiciones atravesando el Atlántico y el Pacífico, a bordo de su catamarán de 14,6 metros de eslora. De sus aventuras dan cuenta en su canal Youtube “Sailing La Vagabonde”, que cuenta con 1,1 millón de seguidoers y 3.000 “patrones” que contribuyen con donaciones voluntarias.
El catamarán utiliza energía solar para las necesidades de a bordo y puede considerarse de “emisiones cero”, al igual que el yate de competición Maliziza que usó Greta Thunherg en su viaje de Plymouth a Nueva York en agosto. A su lado volverá a estar su padre, Svante, y a la tripulación se unirá el regatista profesional británico Nikki Henderson, de 26 años, que el año pasado se convirtió en el patrón más joven en l historia del Clipper Round de World Yacht Race.
“Me complace saber que habrá alguien más joven que yo a bordo”, ha bromeado la activista sueca de 16 años, en el momento de posar con la familia australiana y su bebé de 11 años. A diferencia del yate Malizia, La Vagabonde cuenta al menos con un baño y con un habitáculo algo mayor para los cinco tripulantes.
“Fue asombroso ver cuánta gente se ha mostrado dispuesta a ayudarme”, reconoció Greta, que llegó a contar con el ofrecimiento del Gobierno español para facilitar su viaje a Madrid cuando la COP25 fue trasladada desde Chile por los disturbios callejeros. “Doy las gracias a la Riley, Elayna y Nikki por ayudarme a completar el viaje navegando y destacando al mismo tiempo que es básicamente imposible llevar una vida sostenible en la sociedad de hoy en día”.
Greta Thunberg, como tantos activistas del movimiento conocido en Suecia como “flygskam” (o “vergüenza a volar”), se niega a coger un avión para no contribuir a las emisiones de gases invernadero. Se estima que la contribución de un pasajero en un vuelo comercial de 5.800 kilómetros entre Nueva York y Madrid equivale a unos 935 kilos de CO2. Varis compañías aéreas ofrecen la opción de “compensar” las emisiones, pero Thunberg estima que esa opción sirve para “darnos licencia moral de seguir adelantes con nuestros estilos de vida contaminantes”.
La aviación contribuye en total apenas al 2% de las emisiones y al 14% de la tarta global del transporte, frente al 74% de los desplazamientos en carretera. En sus viajes en en Estados Unidos, Thunberg ha elegido la opción del “slow travel”, viajando en tren siempre que le ha sido posible y ocasionalmente en coche eléctrico, como el Tesla cedido por su amigo Arnold Schwarzenegger. Durante su estancia en Estados Unidos, la activista intervino en Naciones Unidas, participó en las huelgas climáticas de su movimiento por Fidays for Future, se manifestó junto a los líderes Sioux en Dakota del Sur, participó en una carrera cicilista en Santa Mónica y dejó tras de sí el mural recién dedicado en el centro de San Francisco.
En su despedida en Carolina del Norte, la activista instó a los jóvenes norteamericanos a “votar y hacer oír veustra voz”. “Si el número suficiente de gente decide que ya ha tenido demasiado, eso puede cambiar todo”, dijo. “Así que no subestimeis ese poder”.
“La COP25 es extremadamente importante y haré todo lo posible por llegar a tiempo a Madrid”, declaró Greta Thunberg antes de zarpar. “Pero en el fondo no importa si lo logro. Hay incontables activistas que hablarán y darán mi mismo mesaje. No es que mi voz será irremplazable… Pero estoy desenado navegar y volver al océano. Esta es una oportunidad asombrosa y estoy muy agradecida de pasar por esta experiencia. Relamente espero que la COP25 reciba toda la atención que se merece y que sirva para pasar a la acción real”.