El sueño de unas Baleares “verdes”

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Desde la asociación Artifex Balear, Miquel Ramis ha impulsado Balears Verd, una propuesta de regeneración de los ecosistemas Baleares mediante la agricultura regenerativa y la recuperación de las praderías de posidonia.

Miquel Ramis, mallorquín por todos los poros, venera el Mediterráneo como si fuera un antiguo Dios cansado y explotado desde tiempos de los fenicios y los griegos… “Los romanos introdujeron en las islas el policutivo, aunque el siglo XVIII dimos el giro al monocultivo: el olivo en la montaña y la vid en el llano, y después el almendro, y finalmente el turismo. Ahora que el monocultivo del turismo se está desmoronando, la solución está en recuperar el policultivo: reverdecer, diversificar y regenerar las islas”.

Esa propuesta innovadora la ha condensado Miquel Ramis en libro aún inédito –“Agricultura regenerativa en climas mediterráneos”- y en una “visión” bautizada como Balears Verd, que aspira a la plantación de un vergel de un millón de árboles en las islas para el 2025. Eso sí, precedida de un esfuerzo para la regeneración suelo (“nuestra tierra compactada es ideal para la construcción, pero mala para la agricultura”) y con prolongación hacia el mar, con la recuperación de las praderas de posidonia que “se dedican al discreto oficio de filtrar el agua y que son las responsables de su transparencia mítica”.

A su manera, Miquel Ramis ha vivido en sus carnes los cambios acelerados de sus queridas islas. Hasta los 37 años trabajó en el sector turístico, pero en sus ratos libres se fue formando como bioconstructor. El oficio lo heredó de su padre, aunque básicamente se convirtió en un perfecto autodidacta. Todo su saber hacer lo ha concentrado ahora en Artifex Balear, una propuesta de recuperación e innovación de oficios (construcción, carpintería, escultura, mosaicos, forja, fundición) que ha convertido el increíble espacio de Son Puigdorfila Vell en un auténtico taller-palacio del Renacimiento.

En Artifex, la herencia histórica y cultural se da la mano con la creación y a experimentación, volcada últimamente a campos como la agricultura regenerativa. Para poder propagar su visión de vergeles de árboles frutales, arbustos, hortalizas y enredaderas, creando sombra y frenando al viento, Mique Ramis cree necesario un impulso para regenerar el suelo y lograr esa “tierra fértil, negra y porosa” que él mismo está creando en su peculiar laboratorio de permacultura.

Desde el taller experimental en las afueras de Palma, Ramis otea el futuro de Baleares Verde y la imagina funcionando como “una red descentralizada, a imagen de la naturaleza, que sirva para acoger todo tipo de proyectos regenerativos prácticos, de agricultura, biocontrucción, reciclaje o energía, trabajando en la economía real y diseminando su modelo como en tiempos las colonias griegas o las ciudades romanas”.  

Ramis imagina su proyecto financiado por fondos coordinados por fundaciones, inversores y “crowdfunding”, más el apoyo institucional y con la supervisión de “un comité de sabios independendientes” que seleccionen y resalten la viabilidad de las propuestas. “El tiempo apremia y el cambio climático avanza un 20% más rápido en nuestra región”, advierte el impulsor de Baleares Verde. “La caída del turismo nos va obligar a idear otro modelo que combine innovación y regeneración, y que sirva al mismo tiempo para formar y atraer a la gente joven”.

La idea de las islas como epicentro de “las culturas regenerativas” la lleva gestando desde hace una década el alemán Daniel Wahl, biólogo marino de formación y autor de un libro visionario como pocos: “Designing Regenerative Cultures”. Wahl echó raíces en Mallorca en 2010 y desde entonces se ha convertido en el gran conector del magma del ideas e iniciativas que se cuece en las islas.


Daniel Wahl, autor de "Diseñando Culturas Regenerativas".

“Las sostenibilidad no es suficiente, necesitamos avanzar hacia una cultura regenerativa, resiliente y adaptable que sirva para crear un futuro próspero para el planeta y para la humanidad”, sostiene Wahl, convencido de que hay que embarcar en la transicición a las universidades y a todos los sectores de la economía de la isla, del turismo a la pesca.

“Ha llegado el momento de crear sinergias”, sostiene Wahl. “He estado en el lanzamiento de numerosas iniciativas, del Cuarto Sector de Mallorca al Camí de Lluc, pasando por Akademia Palma o Serendipia. He participado en el diseño de una comunidad sostenible en Son Rullán, en el proyecto SMART de la Universidad de la Islas Baleares y en inciativas con grandes compañías… Y lo que sigo echando en falta es un punto de encuentro o un gran catalizador de todas esas iniciativas impulsadas por gente local o por gente que llega de fuera”.

Daniel Wahl cree que la solución pasa por la creación de un Centro de Aprendizaje para la Regeneración Biorregional que convierta a las Baleares en referente mundial no ya de recuperación tras las pandemia, “sino de una auténtica transformación ante las grandes preguntas a las que tendremos que responder ante la nueva crisis”.

“Tenemos una ocasión para despertar a un nivel más alto de conciencia, si es que somos capaces de superar el miedo”, afirma por su parte Guillem Ferrer, ex diseñador de Camper y agitador por excelencia de las islas con los encuentros anuales de Educación Para la Vida (que en el 2021 pretender hermanar  “esperanza” y “experiencia” en un singular cónclave de activistas jóvenes y veteranos). Ferrer es también el artífice de Camí de Lluc, un proyecto que reivindica el “camino interior” de Mallorca: “Allá por los años sesenta, un grupo de gente soñó con una Baleares turísticas. Ahora, otro grupo de gente hemos soñado con unas islas distintas”.

La recuperación “azul”

Tramuntana XXI (reclamando una relación más inclusiva, respetusosa y responsable con el territorio), GOB (el pionero Grupo Balear de Ornitología y Defensa de la Naturaleza), Save the Med (velando por la creación de áreas marinas protegidas), Permamed (adalid de la permacultura en el Mediterráneo), VellMari (la asociación de Manu San Félix en Formentera), el grupo GEN, las Fundaciones para la Conservación de Menorca, Mallorca, Ibiza y Formentera, el recién creado Foro de la Sociedad Civil para la Reconstrucción de las Islas Baleares…

Las islas viven un momento de ebullición, como lo demuestra la creación en el 2017 de la Fundación Marilles, impulsada por el holandés Rogier van Vliet y dirigida por Aniol Esteban, que ha invertido hasta la fecha millón y medio de euros en proyectos relacionados con la protección de las áreas marinas.

“En Baleares partimos con ventaja gracias a un impresionante capital natural”, atestigua Esteban. “Tenemos más de 400 especies de peces, la mitad de la posidonia de toda España y una red de áreas marinas que está a la vanguardia de Europa, más la implicación cada vez mayor de la sociedad balear. El mar debe estar en el centro de la recuperación económica de las islas. Esta es nuestra gran oportunidad azul para hacer frente a la crisis y convertirnos en referente mundial de conservación marina”.

Aniol Esteban (Barcelona, 1975) llegó a las islas con su bagaje de varis años en la New Economic Foundation (NEF) de Londres, volcado ya entonces hacia la conservación marina y la pesca sostenible. Más allá de los esfuerzos de protección del entorno marino, Esteban considera que es el momento propicio de una “recuperación azul” como base para la economía y el bienestar humano, no solo en las islas sino en todas las zonas costeras de la penísula.

El Informe Mar Balear, presentado en el mes de marzo, es a su entender un primer paso fundamental para evaluar el “capital natural marino”, necesario para implicar a los sectores turístico, pesquero y de navegación que hasta ahora han constituido el motor económico de las islas. “Explicar en clave económica el valor que tiene el medio marino y costero es fundamental para garantizar su protección”, advierte Esteban. “No habrá recuperación económica si arrastramos los problemas ambientales y si no entendemos que un ecosistema marino en buen estado es más resiliente el cambio climático”.

La crisis del turismo causada por la pandemia está sirviendo a su entender como punto de inflexión: “Por primera vez parece que se invierten las prioridades. El mundo natural siempre se ha visto (erróneamente) como subsidiario de la economía y de la sociedad. Ahora somos por fin conscientes de que la prosperidad económica y el bienestar de los ciudadanos depende un medio natural sano”.

“No nos vale cualquier tipo de economía azul, ni podemos aprovechar los fondos europeos para “subsistir” o “mantener” lo que ya tenemos”, advierte el director de la Fundación Marilles. “Hay que invertir en mejorar, recupera, regenerar… Tenemos una gran oportunidad para tansformar Baleares en un referente mundial de conservación marina. En seis año podemos tener las aguas más limpias, el pescado más sostenible y santuario marinos llenos de vida”.

 

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