La santísima trinidad del "carbono negativo"

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La Alianza del Carbono Negativo la han firmado Panamá, Surinam y Bután.

Tres países, tres, se han adelantado ya al resto del mundo y acaban de sellar en Glasgow la Alianza del Carbono Negativo. Panamá, Surinam y Bután son los miembros de la incipiente "santísima trinidad" de naciones que aseguran absorber ya más gases invernadero de los que producen, gracias sobre todo a sus grandes masas forestarales que los convierten en un auténticos sumideros de carbono.   

   Un país centroamericano que presume de tener el 65% de su territorio conformado por bosques, una ex colonia holandesa cubierta en un 90% por la selva amazónica y un paraíso natural en la cordillera del Himalaya, entre China e India, se han unido pues en esta peculiar alianza de pequeños países con grandes ambiciones climáticas.

    "Mientras los países hablan de la neutralidad de carbono en el 2050, nosotros hemos decidido ir más allá y predicar con el ejemplo", advirtió el presidente de Panamá, Laurentino Cortizo, a su paso por la Cop26. "¿Cuál es la fórmula mágica? La acción y el compromiso".

    Cortizo, 68 años, es ganadero además de político (fue elegido hace dos años por el Partido Revolucionario Democrático de centro-izquierda). Su experiencia en la Organización de Estados Americanos (OEA) le dio el empaque suficiente para poder apuntar al resto de los líderes con el dedo en el primer día de la cumbre: "Es irónico que en el Acuerdo París se llegara al compromiso de aportar 100.000 millones de dólares a los países emergentes para su transformación "verde... Panamá no ha recibido un solo penique".

    Cortizo puso sobre la mesa dos de las principales aportaciones de su país: el 33% de su territorio está protegido, como lo está también el 30% de sus áreas marinas. Panamá debe su renombre a su "conectividad" internacional y al famoso Canal (que se ha comprometido a alcanzar por su parte la neutralidad de caborno en el 2030), pero no ha gozado hasta ahora de una atención mediática comparable a la de Costa Rica, referente mundial en cuestiones ambientales.

    "Aún nos falta educar a la población, pero estamos dando pasos para que todas las ganancias de estos años no se pierdan por el desarrollo económico y social", reconoció el ministro de medio ambiente Milciades Concepción en uno de los actos que convirtieron el pabellón panameño en un hervidero durante la Cop26. Con la estategia "Reduce tu huella", el Gobierno aspira a embarcar a la población en la ardua tarea.

     El país centroamericano emitió en el 2020 el equivalente a 9.301 kilotoneladas de gases invernadero, con una media de 2,17 toneladas métricas por habitante (la mitad que España). Sus 4,3 milllones de habitantes se distribuyen por un territorio serpenteante de 75.000 kilómetros cuadrados. 

   Se estima que sus bosques asborben 27,7 millones de toneladas CO2, aunque la deforestación sigue siendo una de las grandes amenazas. El Gobierno ha decidido impulsar la plantación de 50.000 hectáreas de bosque de aquí al 2050, juntos a planes sectoriales para reducir las emisione sectores como la energía (responsable del 62% de las emisiones), la agriultura (19%) o los residuos (10%).

    Por proximidad geográfica, Surinam es casi un país vecino. La excolonia holandesa está sin embargo mucho menos poblada (600.000 habitantes, concentrados sobre todo en la cornisa norte del Caribe) y en un territorio casi el doble de grande (163.000 kilómetros cuadrados), ocupado prácticamente por la selva amazónica en la central y el sur. Por emisiones llegaron a las 1.991 kilotoneladas, con 3,6 toneladas métricas de CO2 por habitante, por encima de Panamá.

   Suriman es posiblemente del país más multicultural de Suramérica, con gran número de descendientes africanos, hindúes y orientales, más la influencia holandesa y por supuesto de los pueblos indígenas que contribuyen con ocho lenguas distintas al acerbo cultural. Es también un país con grandes reservas naturales, con minas de oro y bauxita, que no ha podido escapar la fiebre de las prospecciones petrolíferas y de gas natural.

   Aun así, su presidente (y expolicía) Chan Santokhi aseguró a su paso por Glasgow que el objetivo de su país es "preservar a toda costa los bosques" y seguir avanzando "por la senda del carbono negativo". "Eso sí, esperamos más compensación finaciera y más asitencia técnica por parte de otros países del mundo", aclaró. "Y confiamos que la próxima Cop este pequeño club se convierta en algo mucho más grande".

   En en el balance negativo de CO2, ningún país puede emular a Bután, que casi triplica la cantidad "secuestrada" por sus bosques (9,4 millones de toneladas) con respecto a la emitida por sus 900.000 habitantes (3,8 millones de toneladas). Más del 70% del pequeño país asiático, encajonado entre gigantes y sin salida al mar, es suelo forestal. Bután produce suficiente energía hidroléctrica para exportar a sus vecinos.

    Por mandato constituional, un mínimo de 60% del territorio está protegido. Bután también fue pionero en la implantación de la Felicidad Nacional Bruta, como indicador alternativo al PIB para medir el bienestar de la población. Aun así, tras esa fachada utópica y ecológica (bajo la mirada complaciente del quinto rey Dragón, Jigme Khesar Namgyel Wangchuck) hay todavía niveles de pobreza difícilmente asimilables por los estándares occidentales. El desarrollo económico acelerado se considera precisamente como una de las amenazas a su condición actual de país "carbono negativo".

 

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