10 “buenas prácticas” ante el cambio climático en las ciudades
El Foro NESI-Clima exploró en Vitoria las soluciones de las nuevas economías.
Una guía práctica incluye 45 “buenas prácticas” en ocho sectores clave, de la energía a la movilidad, pasando por el consumo y el urbanismo.
Hay que cambiar el metabolismo de las ciudades para adaptarlas al cambio climático. Hay que trazar una “hoja de ruta” a escala local, frente a la falta de acción de los gobiernos. Hay que vislumbrar finalmente “un futuro de colores”, frente a los tonos grises que han dominado la paleta urbana en la era de los combustibles fósiles...
Hasta aquí, la proclama entusiasta de Diego Isabel La Moneda, fundador del Foro de la Nueva Economía y la Innovación Social (NESI), que reunió en el “hervidero verde” de Vitoria a un puñado de expertos para explorar las soluciones ante el mayor reto ambiental del siglo XXI.
De la mano de Daniel Toro González, técnico de cambio climático del Foro NESI, conocimos en la capital alavesa un anticipo de las 45 “buenas prácticas” de las nuevas economías a escala urbana, contenidas ahora en una guía imprescindible para el cambio. Albert Cañigueral, conector internacional de OuiShare, y Nicola Cerantola, fundador de Ecologing y experto en economía circular, aportaron también su grano de arena en ese mapeo provisional de lo que está cociendo a la vuelta de la esquina.
1. Vitoria, la ciudad de los anillos
Vitoria partió con ventaja. El legendario alcalde José Ángel Cuerda esparció las semillas de la capital verde europea del 2012, que llevaba ya años marcado la senda con su “anillo verde” (reconocido por la FAO entre las 15 mejores iniciativas urbanas del mundo). “En Vitoria ha habido un compromiso por lograr una ciudad habitable y a escala humana durante más de 30 años”, asegura Juan Carlos Escudero, jefe del área de innovación para la sostenibilidad, que destaca “el celo especial en el tratamiento del espacio público” y el impulso a la “movilidad activa” (a pie o en bicicleta) y del transporte público, que suponen ya casi el 80% de los desplazamientos frente al coche. El Pacto Verde y el objetivo de “ciudad neutra en carbono” marcan el camino a la “ciudad de los anillos”, que destaca por sus “buenas prácticas” ante el cambio climático. Entre ellas, el proyecto “SmartEnCity” que convertirá el barrio de Coronación en referencia europea de “rehabilitación energética”. Basaldea da nombre a un conjunto de actuaciones para fomentar la agricultura ecológica local, incluido un semillero de empresas agrarias. El programa Activa tu Barrio es pionero en la creación de entornos amigables, cómodos y “activos” para los mayores. En Vitoria tiene también su sede BIKOnsulting, una singular cooperativa abierta de consultores que promueve la economía del Bien Común.
2. Bilbao circular
Bilbao es la primera ciudad española que ha realizado un “escaneado circular” de todos sus flujos productivos y de consumo, para avanzar hacia el objetivo de “residuos cero”. El “escaneo”, realizado por la empresa social holandesa Circle Economy (en colaboración con Innobasque, BEAZ y Aclima, entre otros), pone a la ciudad vizcaína en la vanguardia de la economía circular a escala urbana, junto a Amsterdam y Glasgow. El estudio ha detectado la necesidad de cerrar ciclos en tres sectores clave de la economía bilbaína -el metal, la restauración y el comercio mayorista- impulsando instrumentos como la “fabricación aditiva”. Se trata en cualquier caso de un modelo de visión circular aplicable a cualquier ciduad post-industrial.
3. Mares de Madrid
Cuatro distritos de Madrid (Villaverde, Vicálvaro, Puente de Vallecas y Centro) se han convertido en laboratorios de innovación por una ciudad más “sostenible, saludable y cooperativa”. El proyecto tiene cuatro ejes de actuación (movilidad, alimentación, reciclaje y energía) más un quinto que sirve de hilo conector: el secto cuidadados. Impulsado por el Ayuntamiento de Madrid, en colaboración con ocho socios locales y con el respaldo de la Unión Europea, Mares intenta canalizar las “otras economías” (y en especial la economía social y solidaria) para la recuperación de espacios en desuso, el fomento del autoempleo y la creación de redes apoyo mutuo en los barrios.
4. Lendi en Barcelona
Pide, comparte, conecta… “Lendi” arrancó como una aplicación, ideada por Javier Velasco, para fomentar la auténtica economía colaborativa entre vecinos en Barcelona, dispuestos a compartir recursos y prestarse lo que haga falta: de un taladro a una escalera. En pocos meses, la aplicación se ha convertido más bien en movimiento, dispuesto a aplicar también los principios de la economía circular, aplicados al consumo responsable: Repiensa, Reduce, Reutiliza, Recicla…Sus miembros/activistas han dado incluso un paso más allá, participando en “operaciones limpieza” y promoviendo/practicando las “vidas sin plástico”.
5. “Machfunding” en Zaragoza
Zaragoza ha sido una de las ciudades pioneras en la adopción del “machfunding”: un sistema que hermana el “crowdfunding” y la financiación pública (comprometida a aportar el mismo capital si se llega al objetivo) para lograr un “efecto multiplicador”. La plataforma Goteo lo ha introducido en España bajo el orginal nombre de Capital Riego (frente a capital riesgo). La iniciativa Machfundign ZZG 2016 arrancó con cuatro proyectos seleccionados, como el Guerrilla Beat (reciclaje y arte), Hooney Booney (para proteger los ecosistemas locales frente a la invasión de insectos no autóctonos), PopRail (servicio ecologístico compartido) y EducaZero (divulgación de buenas prácticas energéticas en edificios).
6. Premio al pedal en Sevilla
Pedalear tiene premio en Sevilla… y en Valencia, en Córdoba, en Cuenca y en otras ciudades que se han subido a Ciclogreen, la plataforma creada por el biólogo Gregorio Magno para impulsar el uso de la bicicleta. Los “ciclos” son algo así como la moneda de cambio de la movilidad sin humos. Cuando más se pedalea, más “ciclos” se ganan, y con ellos la posibilidad de tener descuentos en tiendas, restaurantes y comercios comprometidos. Con el reto de 30 días en bici, dirigido en el mes de abril a empresas y universidades, los abonados a Ciclogreen recorrieron 133.000 kilómetros a todo pedal, ahorrando de paso la emisión de 33 toneladas de CO2.
7. Oleada solar
El proyecto Rubí Brilla marcó un antes y un después en el camino hacia un modelo energértico eficiente, sostenible y ciudadano. Su impulsor, Angel Ruiz Casas, trabaja ahora por replicar el modelo implantado en el 2011 en el municipio barcelonés a toda la geografía nacional desde la sede emblemática de Ecooo, en el barrio madrileño de Lavapiés. El proyecto Ecooolocal (que busca trasplantar el modelo de Rubí Brilla) y la Oleada Solar (usando el “crowdsourcing” o la subcontratación masiva voluntaria) son dos iniciativas pioneras de impulso ciudadano al nuevo modelo energético.
8. Repair Cafes
Bajo el lema “¿Tirarlo? ¡Ni Pensarlo!”, los holandeses se han apuntado al buen hábito de reparar y lo han convertido en un movimiento mundial. La periodista ambiental Martine Postma fue la impulsora de los Repair Cafes, con más de mil “sucursales” en todo el mundo, incluidas ciudades españolas como Madrid o Zaragoza. Los “manitas” de toda la vida y la gente con cacharros averiados (de una lámpara a una tostadora, pasando por un móvilo o un ordenador) confluyen en estos espacios que son el antídoto contra el “usar y tirar”.
9. Un ecobarrio en Valencia
La Pinada aspira a ser el primer eco-barrio en España, co-diseñado por sus futuros habitantes y en el término de Paterna, a diez escasos kilómetros de Valencia. El espacio verde de 25 hectáreas podría ser el “hábitat” de hasta mil familias en un diseño urbanístico que busca un “balance cero” de energía con la reutilizacón del agua y el uso de fuentes renovables de energía. El eco-barrio, que aspira a completar su primera fase en el 2021, pretende crear un entorno vibrante, saludable y socialmente cohesionado, y completado con un colegio “experiencial”.
10. Las redes de calor y frío
Districlima da nombre a la primera red urbana de calor y frío para su utilización como calefacción, climatización y agua caliente. Más de cien edificios están ya conectados a la red que funciona en Barcelona desde el 2004, aprovechando el impulso del Foro de las Culturas. El sistema innovador de producción y distribución de energía térmica supone un ahorro de más de 17.500 toneladas anuales de CO2 y logra reducir el consumo de energías fósiles en un 60%, utilizando residuos sólidos urbanos y fuentes alternativas.