Fronteras
Cada día en cada momento cruzamos una frontera, la que separa el antes y el después, el ayer y el mañana, la memoria y el futuro. En esta línea fina que solo se juega una vez está el presente, el que no volverá y el que nunca fue. No vale decir nunca me había pasado porque nunca ha sido ahora mismo a esta hora.
La frontera temporal que cruzamos nos depara algo nuevo, algo desconocido a cada paso que damos. En realidad, si lo sabemos ver y solo si lo sabemos ver es un regalo. Disfrazado quizás de rutina, quizás de amenaza de nuestra seguridad, quizás de obviedades que nos dificultan la visión del regalo del presente que se nos ofrece ahora mismo. ¿Cómo enfrentarnos a esta frontera? Buscando una dirección clara a nuestro quehacer, lo cual creará un camino en el que podremos saber quiénes somos y qué buscamos.
Nuestro compatriota Juan de la Cruz nos dejó una pauta en forma de bellísimos versos en su poema “Cántico espiritual”: Buscando mis amores/ iré por estos montes y riberas, / ni cogeré las flores/ ni temeré las fieras /y pasaré los fuertes y fronteras.
Para Iúan NN que acaba de traspasar la frontera más importante.
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