Nos bombardean las informaciones y ya no damos abasto a dar cuenta de ellas y procesarlas. La amabilidad se pierde en el alud de noticias e emails que recibimos cada día.

La rapidez con la que se suceden las cosas en internet es una suerte, pero tiene sus hándicaps. Va tan veloz y es tal su cantidad que no le damos valor y perdemos la buena costumbre de dar las gracias.

Olvidamos que agradecer es más necesario que nunca, que dar las gracias es la forma de dar que más nos ennoblece y, sobre todo, que detrás de cada email hay un ser humano. Cuando damos las gracias estamos reconociendo el esfuerzo de alguien o apreciando su atención, mostrando gratitud, correspondiendo al impacto de sus acciones.

Pero deberíamos dar las gracias no sólo para ser ecuánimes con quienes nos rodean o porque queremos o valoramos a la persona a la que agradecemos, ni tan sólo por que es una bella costumbre, sino porque es un chollo para nosotros mismos.

Porque cualquier regalo que hagamos sin pedir nada a cambio, como dar las gracias, nos devuelve con creces lo que dimos y nos llena de algo más importante que la propia palabra. Nos llena de satisfacción, de gozo y de alegría: de amor.

¡¡Gracias por leer hasta aquí y que cundan las gracias para todos¡¡

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