Olas
Somos como las olas del mar. Nuestro humor va y viene, nuestro ánimo cambia dependiendo de si luce el sol o está nublado, de si el calor aprieta o si el frío nos contrae, de si llueve o si nieva: Ganas y desganas, despertares o aquietamientos, reacciones o acciones, bienvenidas o despedidas se suceden en nuestro diálogo interior, ese que no para desde que despertamos hasta que nos vamos a dormir. Y siempre nos encaminamos o nos alejamos paulatinamente hacia una cosa u otra. Cualquiera de los fenómenos procedentes del cielo que se suceden en el tiempo nos producen olas de movimientos, sentimientos, deseos.
Nuestra vida es un proceso que se estructura y conforma en ondas expansivas o regresivas que tienen tendencia a abrirse o a cerrarse. Se inician con una sensación, una visión, una idea o un sueño que dan pie a una intuición momentánea o a un pensamiento fugaz o persistente y se transforman en un sentimiento que deja su marca indeleble.
Desde ahí, si estamos atentos, empieza un proceso de construcción de aquello que aparece, comenzamos un nuevo camino en forma de trabajo, propósito.
Si nos desanimamos porque lo deseamos rápidamente o porque no es como nos apetecía que fuere, el proceso al cual nos encaminamos perderá fuerza como las olas que se deshacen sin llegar a la playa, pero si perseveramos con paciencia, tenacidad y humor florecerá y nos llevará a la orilla del mar donde gustaremos de sus frutos.
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