"¿Qué es más importante, el arte o la vida?"
En 1914, la "sufragista" Mary Richardson entró en al National Gallery con un cuchillo de carne y atacó "La Venus del espejo" de Velázquez para pedir la puesta en libertad de Emmeline Pankhurst, en su lucha a favor del voto de las mujeres. En el 2022, y en el mismo escenario, las activistas de Just Stop Oil Phoebe Plummer y Anna Holland derramaron un bote de sopa de tomate sobre "Los girasoles" de Van Gogh para reclamar acción ante la crisis climátia. "¿Qué es mas importante, el arte o la vida?", preguntaron en el vídeo viral de su protesta. Ellas mismas responden...
"Para empezar, quiero dejar bien claro que no causamos ningún daño a la pintura", se defiende Phoebe Plummer, la activista con el pelo teñido de violeta que se ha convertido en el rostro y en la voz de Just Stop Oil, el grupo que ha elevado el listón de las protestas climáticas en el Reino Unido, con más de 650 detenidos en el úitimo mes.
"Los girasoles" estaban efectivamente protegidos con un cristal, y esa fue una de las razones de su elección. Las activistas reconocen que la idea original era arrojar la sopa de tomate contra un Warhol, jugando a la simetría con el cuadro del bote de Campbell. Pero al final cambiaron de objetivo y de marca (Heinz) por aquello de emular a las sufragistas cuando irrumpieron en la National Gallery.
A diferencia del Velázquez, que fue rajado sin piedad con siete cuchilladas por Mary Richardson hace más de un siglo, el Van Gogh (valorado en unos 90 millones de euros) no sufrió daños mayores y de hecho volvió a quedar expuesto en sala 43 del museo a las pocas horas, entre grandes medidas de seguridad. El marco sufrió, eso sí, ligeros desperfectos estimados en menos de 5.000 euros.
Phoebe Plummer (21 años) y Anna Holland (20) fueron detenidas y se declararon "no culpables". El juicio ha sido fijado para el 13 de diciembre y las dos fueron puestas en libertad bajo fianza, con la condición de no poder entrar en galerías o museo y de no aplicarse pegamento en las manos en un espacio público (una práctica habitual entre los activistas de Just Stop Oil que se "adhieren" al suelo o a las paredes para ponérselo más difícil a la policía).
Phoebbe ha seguido sin embargo sumándose a las acciones del grupo, que ha pintado de naranjas varios edificios oficiales y sigue protagonizando cortes de tráfico en las autopistas, reclamando la retirada de las 100 licencias para nuevas explotaciones de gas y petróleo en el Mar del Norte. Desde el pasado mes de agosto, cuando se unió al grupo de "resistencia civil", el activismo radical ha pasado a ser el pan de cada día para la vecina de Lambeth, al sur de Londres, que ha dejado en segundo plano la universidad.
"Me uní a ellos por miedo y desesperación, después de haber intentado formas más tradicionales de activismo", confiesa. "He firmado peticiones, he escrito a los diputados, he participado en manifestaciones. Me he aplicado el cambio en mi vida personal, me he hecho vegana, solo compro ropa de segunda mano, pero todo lo que hacía me parecía poco. Cuando vi las acciones de Just Stop Oil decidí apuntarme y hacer algo para recuperar la esperanza en el futuro".
"Hemos pasado a la acción para luchar por nuestro derecho al futuro y nos llena de satisfacción ver cómo otra gente está haciendo lo mismo en Madrid, en Roma, en Alemania, en los Países Bajos", advierte por su parte Anna Holland, la del pelo corto, natural de Newcastle. ""No estáis solos", ese el mensaje nos gustaría hacer llegar a los activistas españoles. "Sois parte de una lucha internacional y juntos ganarermos porque estamos en el lado correcto de la historia"".
¿Activismo o vandalismo? Le preguntamos a directamente a Anna Holland por la reacción ante la sopa vertida sobre el Van Gogh... "Los actos de resistencia civil siempre han levantado polémica. Pero hacer algo controvertido no significa estar equivocado. ¡No somos delincuentes, somos gente corriente! ¿Describiríamos como vandalismo las acciones de las "sufragistas"? ¿Llamaríamos vandalismo a las acciones inspiradas por Matin Luther King?"
"Estamos luchando por nuestras vida y vamos a hacerlo por todos los métodos "no violentos" necesarios", concluye Holland. "¿Vale más proteger un cuadro o proteger la vida de los 33 millones de pakistaníes afectados por la inundaciones? Esa fue también la pregunta que quisimos hacer".
El referente más directo de la dos jóvenes activistas es Sam Johnson, 39 años, trabajador de la construcción y "pionero" de Just Stop Oil con las acciones directas contra las refinerías de petróleo que fueron el bautismo de fuego en abril, recogiendo el testigo de otros grupos radicales como Extinction Rebellion e Insultate Britain.
"Estuve varios días encerrado en un túnel que practicamos bajo una carretera de acceso a un refinería, para bloquear el paso de los camiones cisterna", recuerda Johnson, detenido en media docena de ocasiones. "Nuestro objetivo es crear disrupción y presionar a los políticos para que pasen a la acción y dejen de subvencionar los combustibles fósiles".
"Algunas de nuestras acciones pueden parecer "impopulares"", reconoce Johnson. "Pero lo cierto es que sobre terreno recibimos bastantes muestras de solidaridad: el 66% de lo británicos apoya la resistencia civil ante el cambio climático. Y gracias a acciones como la del Van Gogh todo el mundo ha oído hablar en el Reino Unido de Just Stop Oil".
La "sopa" vertida sobre el Van Gogh causó divisiones en caliente, pero una vez fría ha logrado el reconocimiento mayoritario del movimiento ecologistas británico. "En términos de cobertura mediática, ha sido sin duda la protesta más exitosa del activismo climático en los últimos ocho años", reconoce Margarete Klein Salomon, directora ejecutiva de la Climate Emergency Fund.
La ex presentadora de la BBC Emily Maitlis ha salido defensa a de las activistas frente a las acusaciones de "vandalismo", "grandilocuencia" o "pavoneo" en algunos medios. "Yo no pienso que Rosa Parks se estuviera pavoneando cuando pidió sentarse en el autobús de Alabama", declaró Maitlis. "Tampo creo que se pavoneara la sufragisat Emily Davison cuando se plantó delante de una caballo... Lo único que separa a estas acciones es el tiempo".
El sociólogo James Ozden, al frente del Social Change Lab en Londres, ha roto también una lanza por las acciones de Just Stop Oil y ha advertido que están teniendo el así llamado "efecto del flanco radical", despertando la conciencia ambiental en una parte de la población y aumentando el apoyo a facciones más moderadas del movimiento ecologista a través de donaciones, movilizaciones y apoyo político.
Anna Holland y Phoebe Plummer reconocen entre tanto que su objetivo cuando vertieron la sopa sobre el Van Gogh -capturar la atención de los medios y hacer que se hable del cambio climático- se ha cumplido con creces. Pero en cualquier caso no ha sido más que un primer paso y su lucha continuará, con cortes de tráficos en las autopistas, sentadas y "pegadas" a las puertas de Downing Street y acciones sorpresa que se sucederán durante la COP27 y más allá...
"Diremos "misión cumplida" cuando nuestro Gobierno haga finalmente su trabajo y no apruebe más licencias para combustibles fósiles. Consideraremos que hemos tenido éxito cuando nuestro Gobierno ponga a la gente por delante de los beneficios. Como una organización pacífica que somos, haremos todo lo posible por métodos no violentos hasta que se cumpla nuestra demanda: no a las nuevas explotaciones de petróleo".