“Plan A” y Pacto del Clima: alternativas de las otras economías ante la pandemia

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Las otras economías y los activistas ambientales unen fuerzas para reclamar una “recuperación verde”

Diego Nesi

“Hoy es una crisis pandémica, mañana puede ser una crisis climática, energética, alimentaria o tecnológica”… Diego Isabel La Moneda ha vivido ya unas cuantas crisis de una manera muy directa y esta vez no ha querido esperar. El emprendador palentino ha puesto en marcha una “tormenta de ideas” en plena “desescalada” para co-crear el así llamado “Plan A” (Economía para la vida) y servírselo en bandeja al Congreso de los Diputados y a la ciudadanía antes de septiembre.

“Esta crisis ha puesto sobre la mesa una palabra que lleva tiempo en boca de todos y que ahora cobra más impotancia que nunca: resiliencia”, advierte el artífice del Foro NESI de las nuevas economías y la innovación social. “Una economía resiliente es aquella capaz de afrontar imprevistos, de resistir grandes crisis y recuperarse sin apoyo externo”.

“¿Qué quedará después?”, es la pregunta que corre de boca de todos, mientras las economías de todo el mundo hacen balance del confinamiento. “Van a desaparecer muchas pequeñas y medianas empresas, lo van a pasar mal los autónomos, el trabajo se va a precarizar”, reconoce Diego Isabel La Moneda. “Pero va a ser también la oportunidad de repensarlo todo, de construir economías locales que funcionen por el bien común y con sentido común, conectadas con lo global, pero autosuficientes en lo esencial”.

Más de 3.500 personas y 60 organizaciones han firmado el “Plan A” de la sociedad civil y de las empresas y han particpado activamente en los siete webinars celebrados hasta al fecha y dedicados al liderazgo desde la ciudadanía, la reinvención del trabajo, las empresas con propósito, la inversión de impacto, el futuro de las finanzas o el panorama energético.

“La idea es ir avanzando por sectores, elaborar propuestas por cada temática y celebrar un evento abierto a la ciudadanía y una presentación a los diputados”, detalla Diego Isabel La Moneda, que en el 2017 reunió a 700 líderes de opinón de 43 países en el primer Foro NESI celebrado en Málaga.

Soberanía alimentaria, energética, financiera y sanitaria. Esos son a su entender los cuatro pilares que se han tambaleado durante la pandemia y que conviene apuntalar con un giro inaplazable hacia lo local y lo “circular”… “En esta década se hablará también mucho de la economía regenerativa, aquella que no solo está alineada con la naturaleza sin que además la regenera para paliar los efectos del cambio climático y de la destrucción ecológica”.

Setecientos acitivistas del clima, científicos, economistas, políticos y emprendedores de los 27 estados de la UE han presentado también estos días en Bruselas el así llamado “Pacto del Clima y del Empleo”, suscrito por más de un millón de firmantes a través de Avaaz “para saca a Europa de estos días oscuros de pandemia”.

“La UE nación en torno al carbón y el acero y puede renacer ahora en torno al clima y al empleo”, aseguran los firmantes, que  instan a la Comisión Europea a dar un paso más allá en plan anunciado el pasado 27 de mayo y a impulsar una auténtica “recuperación verde”.

El “Pacto del Clima” se centra en tres “soluciones” capaces de movilizar 500.000 millones de euros al año para reconstruir el tejido social y económico, impulsar la sostebibilidad y crear millones de empleos. La primera “solución” es una ley europea del clima que prohíba en los estados miembros los subsidios a los combustibles fósiles (estimados en torno a 112.000 millones de euros al año en los 27).

El segundo punto es la creación de un Banco Europeo del Clima y la Biodiversidad, capaz de ofrecer préstamos sin intereses por una cantidad en torno a 300.000 millones de euros al año (el equivalente al 2% del PIB de los estados miembros) para proyectos en la economía real, alineados con la acción ante el cambio climático y con la capacidad para crear empleo.

 La tercera “solución” es la creación de una Presupuesto del Clima, de unos 100.000 millones de euros año y proveniente de un nuevo impuesto del 5% sobre los beneficios de las grandes compañías, las de mayor huella ecológica y las menos afectadas por las pandemia.

 

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