Nubarrones sobre la COP26 del clima
La cumbre decisiva para convertir el Acuerdo de París del 2015 que debe celebrarse en noviembre en Glasgow puede verse seriamente comprometida por las disputas internas
Los perpetuos nubarrones de la política británica amenazan con dar al traste con la COP26 del clima, el próximo mes de noviembre en Glasgow. La cumbre decisiva para convertir el Acuerdo de París del 2015 en compromisos y acciones concretas -y evitar un aumento de las temperaturas por encima de 1,5 grados- puede verse seriamente comprometida por las disputas internas, por las negociaciones post-Brexit y por la tensión creciente entre el “premier” Boris Johnson y la ministra principal de Escocia, la independentista Nicola Sturgeon.
Johnson ha intentado proyectar el martes una imagen de normalidad en la presentación de la cumbre de Glasgow, arropado por el naturalista David Attenborough y presumiendo de la nueva imagen de la “Gran Bretaña global”. El “premier” hizo un llamamiento a los países industralizados a sumarse al Reino Unido y fijar la meta de “cero emisiones” para el 2050.
Pero el anuncio vino precedido de una dramático golpe de efecto: la destitución fulminante de Claire O'Neill, la alta funcionaria del Ministerio de Energía que había sido designada para presidir la cumbre.
O´Neill se esforzó el martes en desacreditar a Johnson por “su falta de liderazgo y compromiso” y por “admitir que no entiende realmente el cambio climático”. En declaraciones a la BBC4, aseguró incluso que Johnson ha amenazado al Gobierno escocés con cambiar la sede y trasladar la cumbre a una ciudad inglesa, por los altos costes y por su animosidad hacia Nicola Sturgeon.
Claire O´Neill fue destituida la semana pasada, en pleno frenesí del Brexit, por órdenes directas de Dominic Cummings, asesor personal y estratega de Boris Johnson, que está imponiendo una férrea disciplina en Downing Street. Oficialmente, su despido como máxima responsable de la COP26 se debió a sus mensajes confusos y a su “falta de habilidad y experiencia para insirar confianza en las capitales extranjeras”.
En su entrevista radiofónica, O´Neill aseguró que se ha sentido terriblemente sola y desasistida en su cargo durante meses y que hay un gran bache entre las promesas y la falta acción ante el cambio climático por parte del Gobierno británico. “Estamos jugando realmente al nivel del Oxford United, cuando deberíamos jugar al nivel del Liverpool”, dijo. “A cualquiera que escuche las promesas de Boris le diría que las apuntara por escrito, que tenga a mano un abogado y se asegure de que hay dinero en el banco”.
Durante su presentación de la COP26, Boris Johnson puso un especial empeño en demostrar que sabe realmente lo que está en juego: “Estamos intentando que la gente ponga el foco en lo que este país está haciendo ante el cambio climático y cómo se pueden reducir la emisiones de dióxido de carbono. A mi entender, es como si el estuviéramso poniendo al planeta una “cubretetera””.
“Quiero que todo el mundo esté de acuerdo en usar nuevas tecnologías, como las baterías eléctricas, las turbinas eólicas, los paneles solares y cosas de ese tipo, para dejar de emitir gases invernadero”, declaró Johnson, que anticipó el destino de 2.000 millones de libras (2.400 milones de euros) para avanzar hacia el objetivo de emisiones cero a mediados de siglo, con el impulso de los vehículos eléctricos y con investigación en tecnología de captura del carbono y de fusión nuclear.
Recalcó Jonhson que igual que el Reino Unido lideró la revolución industrial, puede liderar ahora la descarbonización de la economía, pese a las reticencias de Estados Unidos, China e India, que no se han sumado de momento a la lista de 80 países que han fijado la meta de “emisiones cero” en el 2050. En la COP26 de Glasgow, los más de 190 países firmantes del Acuerdo de París deberán poner al día sus compromisos.
Según el último informe Anual de la Brecha de Emisiones de la ONU, los compromisos actuales deberían multiplicarse por cinco para no superar el techo de un aumento máximo de las temperaturas de 1,5 grados. El mismo informe advierte que para lograr esa meta habría que lograr una reducción anual de emisiones del 7,6% durante la próxima década.
El tiempo apremia y la situación política en el Reino Unido no ayuda. La cumbre de Glasgow coincidirá con la recta final del período de transición del Brexit que culmina el 31 de diciembre del 2020. El Gobierno británico concentrará práticamente todos sus esfuerzos por esas fechas en la negociación del futuro acuerdo comercial con la UE, que no parece dispuesta a arropar a su ex socio.
La elección de Glasgow, bastión del independentismo escocés, tampoco ayuda. La ministra principal Nicola Sturgeon pretende forzar también este año un segundo referéndum soberanista, a lo que Boris Johnson se niega en rotundo. El forcejeo político entre el Gobierno central y local puede ayudar a crear un contexto poco propicio, como ocurrió en la cumbre de Madrid, cuando el Gobierno español se ofreció a organizar la COP25 tras los disturbios sociales en Chile.
La politización de la COP26 es entre tanto inevitable. Boris Johnson baraja ahora poner al frente a peso pesado político, como el ex ministro de Medio Ambiente y ex socio en la campaña de Vote Leave Michael Gove. El ex titular del Foreign Office William Hague y el ex líder conservador Michael Howard suenan también entre los candidatos.