Los guardianes del subsuelo

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·El micelio, la parte oculta de los hongos, se propaga en redes y forma el auténtico internet de los bosques (la "wood wide web").

·Se ha creado la Sociedad para la Proteccción de las Redes Subterráneas (SPUN), una auténtica red mundial de micólogos dispuestos a arrojar luz sobre el "underground".

Las respuestas a los grandes problemas ambientales están literalmente bajo nuestros pies. El 25% de la vida en el planeta se concentra en el subsuelo y el secreto está en el micelio: la parte oculta de los hongos que se propaga prodigiosamente en redes y forma el auténtico internet de los bosques (la "wood wide web").

El "reino fungi" sale por fin de las tinieblas y una nueva generación de científicos reconoce su papel fundamental como "guardianes" de los ecosistemas, viviendo en simbiosis con el reino animal y el reino vegetal, procurando alimentos y medicinas para los humanos, capturando el carbono, descomponiendo los residuos, regenerando los suelos...

"Durante décadas se ha practicado un 'racismo biológico' hacia los hongos", advierte Paul Stamets, el popular micólogo y protagonista de "Fantastic Fungi". "En Oriente se les venera desde hace milenios, pero en Occidente siempre tuvieron una mala reputación. Aunque en las últimas décadas se ha producido un giro fundamental: los científicos reconocen por fin que estamos ante la inteligencia natural de la Tierra, nuestra última gran esperanza. Ellos sobrevivieron a las extinciones masivas y ellos tienen ahora la clave para el futuro de la vida en el planeta".

El problema es sin embargo nuestra "ignorancia". Se estima que existen más de dos millones de especies de hongos, y sin embargo solo hemos rasgado hasta ahora la superficie y hemos identificado poco más de 140.000: de las levaduras a los líquenes, pasando por las trufas, los boletus, las setas de ostra, el shiitake, los hongos bioluminiscentes o los hongos psilocibios o alucinógenos.

El desconocimiento ha ido de la mano de la destrucción, y aquí pasamos el testigo a Merlin Sheldrake, el micólogo de la nueva generación en el Reino Unido, autor de La red oculta de la vida: "La mayoría de los hongos viven fuera de nuestra vista, principalmente como redes de micorrizas. Hasta hace poco no hemos finalmente reconocido que crecen en simbiosis con las plantas y que son esenciales para su supervivencia. Muchos de ellos producen setas, que no son más que sus frutos efímeros. Lo más importante es lo que hacen bajo tierra".

"Y lo cierto es estamos destruyendo las redes fúngicas a unos niveles alarmantes por el impacto de la agricultura intensiva, las prácticas forestales y la actividad industrial", advierte Sheldrake. "Si sigue esta tendencia, el 90% de los suelos pueden estar degradados en el 2050. Por eso es muy importante hacer mapas de estas redes invisibles a nuestros ojos".

Merlin Sheldrake, autor del libro La red oculta de la vida.

Para acabar simultáneamente con la destrucción y con la ignorancia, ha surgido la Sociedad para la Proteccción de las Redes Subterráneas (SPUN), apadrinada entre otros por Merlin Sheldrake y por la etóloga Jane Goodall. Sus fundadores son Toby Kiers (profesora de Biología Evolutiva de la Universidad Vrije de Amsterdam) y Colin Averill (investigador de la Universidad ETH de Zürich), que han creado una auténtica red mundial de micólogos dispuestos a arrojar luz sobre el "underground".

El mapeo del subsuelo -en estrecha colaboración con Global Fungi- está ya avanzado y planea llegar a los 10.000 muestras en todos los continentes en los próximos 18 meses. Los investigadores han localizado de antemano diez "puntos calientes", seleccionados a priori por la variedad de los suelos: del desierto del Sáhara a la taiga de Siberia, de las estepas de Kazajistán a la tundra canadiense, del altiplano andino a la meseta mexicana...

"Hemos elegido de entrada puntos remotos y suelos que nunca han sido estudiados", explican al alimón Toby Kiers y Colin Averill. "Las redes fúngicas son de alguna manera las barreras coralinas del subsuelo, que dan apoyo a un gran biodiversidad de organismos, al tiempo que secuestran el carbono y actúan como el 'pegamento' de los ecosistemas".

El equipo de la Sociedad para la Proteccción de las Redes Subterráneas. ©Seth Carnill 

Kiers y Averill recalcan el "sentido de urgencia" del mapeo del subsuelo... "La redes están desapareciendo muy rápidamente, por eso queremos descifrar cuanto antes su papel a escala planetaria y reclamar políticas de protección del subsuelo. Sin ellas, corremos el riesgo de acelerar el cambio climático y la pérdida de bioversidad, y provocar la interrupción del ciclo de los nutrientes".

"Durante mucho tiempo, ha sido muy difícil estudiar los hongos, pero gracias a la explosión de la tecnología -de la secuenciación del genoma a las imágenes de alta resolución- ahora es más factible profundizar en nuestro conocimiento", advierten los fundadores de la SPUN. "Nuestra meta es hacer visible ese mundo oculto hasta ahora, de la misma manera que se hicieron visibles los fondos marinos, o que pudimos ver la Tierra desde el espacio exterior. Queremos desarrollar una herramienta fundamental para que la gente entienda la complejidad de la vida bajo nuestros pies".

Estamos viviendo sin duda un "momento fungi", con epicentro en el noroeste americano y gracias al infatigable impulso de Paul Stamets desde su "santuario" de Fungi Perfecti, desde donde predica sus vitudes: "Todos los hongos son mágicos. Unos tienen propiedades curativas y antivirales, otros son potentes agentes para el biocontrol de plagas y otros son grandes 'biorremediadores', capaces de comerse los residuos tóxicos".

Las prédicas de Stamets -y especial su charla en TED sobre "Seis maneras en que los hongos pueden salvar el mundo"- han sido vitales para una nueva generación de micólogos autodidactas como Peter McCoy, autor de "Radical Micology" e impulsor del movimiento de mismo nombre, que se nutre también la cultura "hacker" y de las enseñanzas de Terence McKenna (precursor de los estudios sobre los hongos psilocibios, que vuelven a primer plano como tratamiento contra la depresión).

Paul Stamets fue también el maestro lejano de Merlin Sheldrake, el gran divulgador del "reino fungi" en el Reino Unido: "Hasta 1960, los hongos no se reconocieron como una categoría propia de la vida. La primera Sociedad Micológica fue creada de hehco en 1971. En las universidades no han existido departamentos de Ciencia Fúngicas, y no sé si algún día llegará a haberlos, porque si algo tienen los hongos es su capacidad para rompernos los esquemas".

"Los hongos nos invitan a ver más allá de la superficie", concluye Sheldrake. "Nos demuestran que nada existe en aislamiento y que la vida es la historia de la colaboración: todos estamos interconectados. Los hongos ven los desechos como oportunidades y son auténticos maestros de la economía circular. Y puestos a buscar soluciones, las prefieren descentralizadas. Escapan a todas las clasificaciones, huyen de las categorías rígidas. Y avanzan de una manera impredecible e indeterminada: son un proceso siempre incompleto, un final abierto".

Red de micelio. ©Loreto Oyarte Galvez

Imagen 3D de una red fúngica con esporas reproductivas que contienen núcleos (puntos más pequeños). ©Vasilis Kokkoris

Imagen 3D de una red fúngica con esporas reproductivas que contienen núcleos (puntos más pequeños). © Vasilis Kokkoris