Londres impulsa el Tratado de "No Proliferación" de Combustibles Fósiles

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Sadiq Khan, el alcalde de la capital británica, aprovechó el lanzamiento de la Semana de Acción Climática en Londres para instar a otras grandes urbes a seguir su ejemplo 

El alcalde de Londres, el laborista Sadiq Khan, ha anunciado la adhesión de la capital británica al Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles, una iniciativa lanzada en el 2020 y respaldada por una centenar de premios Nobel, más de 2.000 científicos, 1.300 organizacioens no gubernamentales y 54 ciudades y gobiernos regionales (entre ellos, Barcelona, Sydney o Toronto).

   "Ante problemas como la contaminación y la emergencia climática, las ciudades como Londres tenemos la responsabilidad de actuar", declaró Khan. "Dos terceras partes de la población mundial vivirá en el 2050 en ciudades, por eso tenemos que ser agentes de cambio y no de "retraso", como está sucediendo lamentablemente con muchos gobiernos".

    En calidad de presidente del grupo C40, que agrupa a casi un centenar de ciudades, Sadiq Khan aprovechó el lanzamiento de la Semana de Acción Climática en Londres para instar a otras grandes urbes a seguir su ejemplo "y comprometerse a reducir progesivamente el uso de los combustibles fósiles".

    "El compromiso es triple", recordó Khan. "La "no proliferación" empieza con la reducción de la dependencia del gas y del petróleo, para no estar a merced de regímenes autocráticos como Rusia. El segundo paso es el fin de los subsidios y la desinversión en energía "sucia", para acelerar al mismo tiempo la inversión en energías renovables. Y el tercer elemento es garantizar una transición justa para todos, grantizando la igualdad social y racial".

    "La mitad de los ocho millones de habitantes de Londres no tienen coche", recalcó Khan, que padece asma desde niño por la contaminación en su barrio de Toothing, al sur del Támesis. "Y sin embargo los distritos más contaminados son precisamente aquellos con menos coches en propiedad, pero que soportan un enorme tráfico".

   "Esa es la misma disyuntiva a la nos enfrentamos a escala planetaria, con el sur pagando los excesos del norte gobal", recordó el presidente del grupo C40. "El 90% de las emisiones de CO2 la última década están causados por el petróleo, el gas y el carbón. El coste de la inacción es muy superior para nuestras economías, nuestra salud y nuestro medio ambiente que el coste de la transición, que no debe dejar a nadie atrás".

    Khan anución su plan para lograr que toda la energía consumida por el transporte público de Londres (el equivalente a 420.000 hogares) provenga el 100% de fuentes renovables en el 2030. El alcalde de Londres confirmó la creación de la mayor zona de emisiones ultrabajas de Europa y las nuevas medidas de potenciación y protección de los carriles-bici en la ciudad, con cuantiosas multas para los vehículos provados que los invadan.

    El alcalde de Londres, que en octubre presidirá la próxima cumbre mundial del C40 con la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, como vicepresidenta, reclama "el derecho de la ciudades a codearse con los gobiernos en la mesa negociadora y controlar áreas socio-económicas clave para atajar la emergencia climática y la contaminación".

    "Represetamos a más de 700 millones de habitantes y es el momento de convencer a los gobiernos de que necesitan dotarnos de recursos y liberar todo nuestro potencial", delcaró Khan. "Los objetivos nacionales no se conseguirán sin nosotros. Es más, los Gobiernos tienen mucho que aprender de las ciudades y ha de permitir que vayan más lejos y más rápido en los cambios necesarios".

    La adhesión de Londres al Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles ha dado un gran impulso al movimiento liderado por la activista canadiense Tzeporah Berman. La idea, complementaria del Acuerdo de París, arrancó en el 2015 a partir de la Declaración de Suva sobre el cambio climático, impulsada por las naciones-isla y con la meta inicial de eliminar la exploración y producción de carbón.

    En el 2017, un grupo de científicos y activistas impulsaron la así llamada Declaración de Lofoten, en una reunión celebrada en las islas noruegas y con el objetivo de abordar el papel de la industria del petróleo y del gas en las emisiones de CO2, largamente ingnorado o minimizado en las cumbres del clima. La analogía entre la proliferación nuclear y la expansión de los combustibles fósiles fue avalada por académicos como Peter Newell y Andrew Simms en un artículo publicado en el 2019 en la revista Climate Policy.

    "La adhesión de Londres al Tratado de No Proliferación es un momento crucial, como capital de un país que dice ser líder ante el cambio climático y que sin embargo sigue aprobando proyectos de gas y petróleo", declaró la presidenta Tzeporah Berman. "Con Londres son ya siete las ciudades británicas que se han adherido y que están enseñando a su Gobierno nacional cómo actuar realmente como un líder climático".

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