Lleva el otoño a tu hogar

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Te contamos algunas técnicas para secar hojas de los árboles, que te permitirán disfrutar en tu hogar del espectacular colorido de la naturaleza en otoño.

Los bosques muestran su colorido más espectacular en otoño. Aunque la necesidad de esperar todo un año para contemplar de nuevo los tonos amarillos, anaranjados, rojizos y marrones cálidos en las hojas de hayas, robles, olmos y otras especies de árboles caducos contribuye a que la impresión sea aún más intensa, existen maneras de conservar esos tonos para disfrutarlos durante los doce meses o adaptar la decoración de la casa a la estación en curso. Se trata de recoger algunas hojas frescas de las ramas de los árboles y someterlas a un sencillo procedimiento casero de preservación.

Con glicerina

Uno de los métodos más simples para conservar las hojas de otoño es mediante una solución de glicerina y agua, que las mantendrá relativamente flexibles.
El método funciona porque la humedad que de manera natural todavía está presente en las hojas es sustituida por la solución de glicerina, de modo que se mantienen tanto la forma como la textura.
Se mezcla una parte de glicerina –se encuentra en farmacias y en tiendas de manualidades- por cada parte de agua. Las cantidades dependen del tamaño, el número de hojas que se quieran conservar y el tamaño de los platos.
Primero se ponen las hojas en un plato plano y se echa la mezcla. Luego, solo hay que colocar un plato encima con un pequeño peso, el suficiente para que las hojas queden sumergidas.
Hacen falta de 2 a 6 días para que se produzca la transfusión de glicerina. Pasado este tiempo, se secan las hojas con papel secante, una por una y con cuidado. El aspecto final debe ser natural y brillante, y la textura, blanda y consistente.

Prensa de papel encerado

Una de las maneras más comunes de preservar las hojas es prensarlas entre láminas de papel de cera.
Sobre una mesa, se colocan las hojas entre dos papeles encerados. Se pone una toalla encima y se pasa una plancha caliente durante unos cuatro minutos por cada lado.
Las láminas de papel encerado se pegarán y las hojas quedarán selladas en medio. A continuación, se recortan las siluetas de las hojas, dejando un pequeño margen de papel.
Con algunos tipos de hojas se puede quitar el papel, cuya cera se quedará adherida a las superficies y las conservará de forma eficaz.

Con cristales de sílice

En lugar de papel secante, se pueden utilizar cristales o polvo de sílice (de venta en droguerías bien surtidas).
La hoja suele quedar con un aspecto muy natural. Si encontramos cristales, podemos reducirlos a polvo con un rodillo o un mortero.
Ponemos una capa de polvo, de unos 5 cm de espesor, en el fondo de una caja metálica de galletas. Encima, colocamos las hojas y las cubrimos con más polvo. Tapamos el recipiente y lo dejamos en un lugar seco a temperatura ambiente hasta que el sílice absorba toda la humedad de las hojas.
A los dos días, comprobamos si están secas. Si no lo están, las dejamos un día más. El tiempo máximo es de siete días.

En el microondas

La mayoría de cocinas actuales cuentan con un microondas, que también se puede utilizar para conservar hojas de otoño.
Se colocan las hojas frescas sobre dos papeles de cocina y se cubren con otro. Se pone todo en la bandeja del microondas y se hornea durante 30-180 segundos. El tiempo necesario depende del grado de humedad y de la textura de las hojas. No hay que dejar de vigilar el horno, porque puede incendiarse.
Si las hojas se curvan después de sacarlas del microondas, es porque no han estado suficiente tiempo. Si aparecen quemadas o quebradizas, es porque se han dejado demasiado tiempo. Para no pasarse, se pueden dejar las hojas de diez en diez segundos hasta conseguir el resultado óptimo.
Después del microondas, se dejan reposar las hojas 24 horas y luego se pulverizan por los dos lados con un sellador acrílico.

Uso pedagógico

Si el método elegido no ha dado buenos resultados con las hojas que hemos recogido en el bosque podemos probar con otras especies, pues cada una tiene características diferentes.
Las hojas conservadas, conservadas por cualquier método, se pueden enmarcar o guardar en álbumes, anotando la especie, la fecha y el lugar de recolección. Es una actividad entretenida y muy adecuada para realizar con los niños, ya que así profundizan en el conocimiento de la naturaleza y en el transcurso de las estaciones.