La soja no ecológica continúa deforestando el Amazonas pese a la moratoria

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Una laguna en la legislación brasileña hace posible que el cultivo de soja continúe aumentado en el Amazonas, cuya superficie es deforestada por ganaderos y agricultores. El grano de soja se vende a España y otros países europeos para fabrican piensos para ganado.

Plantación de soja en Mato Grosso. Marcelo Camargo / Wikimedia

Más de 1.180 kilómetros cuadrados de la selva amazónica en el estado de Mato Grosso (Brasil) se han perdido entre 2009 y 2019 por culta de las explotaciones de soja destinadas a la fabricación de piensos para el ganado de granjas industriales en países europeos, entre ellos España, según una información de la Oficina de Periodismo de Investigación.

La mayor parte de esta destrucción de la selva se ha producido a pesar de la ley denominada Moratoria de la Soja del Amazonas, que se introdujo por primera vez en 2006 y que prohíbe la venta si el grano procede de terrenos deforestados a partir de 2008. Pero los agricultores han modificado el uso de sus terrenos y destruyen la selva para alimentar su ganado y cultivar otros productos necesarios, como maíz, mientras producen la soja en terrenos legales.

En consecuencia, la superficie ocupada por la soja ha seguido aumentando en el Amazonas en tierras desbrozadas previamente. Esto quiere decir que la producción de soja continúa relacionada con la deforestación, pese a que lo nieguen algunas empresas procesadoras de carne y de alimentos para animales y algunos supermercados internacionales.

La dimensión de la selva destruida ha sido calculada por la ONG brasileña Instituto Centro de Vida y divulgada por Unearthed, la Oficina de Periodismo de Investigación y Ecostorm. Para realizar el cálcuso se analizaron imágenes satelitales, los registros sobre la propiedad de las tierras y los mapas que mostraban donde se sembraba soja en 2019. Probablemente la deforestación es mayor porque no se han tenido en cuenta las tierras calificadas por la ley como sabana, que no está incluida en la moratoria.

Según la investigación realizada por Unearthed, la Oficina de Periodismo de Investigación y Ecostorm, grandes comerciantes como Cargill y Bunge son los mayores vendedores de soja amazónica con destino a países como España, que en 2021 importó 878.000 toneladas de municipios con al menos siete kilómetros cuadrados de "deforestación oculta en explotaciones de soja". Las empresas afirman que su soja no procede de la deforestación reciente del Amazonas.

Ana Paula Valdiones, coordinadora del programa de transparencia medioambiental de Instituto Centro de Vida explica que es necesario un control completo de las explotaciones.

La creciente producción de soja y otros granos no solo está destruyendo la selva y su biodiversidad, sino que afecta al modo de vida de los pueblos indígenas que viven en la región como los xavante o los marãiwatsédés. Estos pueblos han visto reducidas sus posibilidades de cazar y pescar y subsisten con las cestas de comida que les entrega el gobierno.

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