La ola de calor del nuevo año fulmina cientos de récords en Europa
El aumento global de las temperaturas podría superar este año los 1,2 grados por encima de la era preindustrial
La primera ola de calor que llegó con el año nuevo ha fulminado cientos de récords en Europa y puede ser un anticipo de lo que nos espera en el 2023. La Met Office británica ha advertido que el aumento global de las temperaturas puede llegar e incluso superar este año los 1,2 grados por encima de la era preindustrial, por el efecto que puede tener el fenónemo del calentamiento del Pacífico Oriental conocido como "El Niño", que ya disparó los termómetros en el 2016, el año más caluroso hasta la fecha.
La "anomalía positiva" que ha provocado temperaturas cercanas a los 20 grados en pleno enero en Polonia y la República Checa ha estado causada por una masa de aire subtropical procedende de Africa. Aunque el fenómeno es relativamente habitual a lo largo el invierno europeo, lo inusual ha sido la persistencia de las altas presiones que ha provocado temperaturas primaverales durante varios días consecutivios en pleno enero.
Por el lado positivo, el aumento repentino de las termperaturas ha hecho caer la demanda y los precios del gas y ha traído un cierto alivio a Ucrania en plena guerra. El "veranillo de enero" ha obligado sin embargo a cerrar la mitad de las pistas de esquí en Francia y ha disparado las alarmas de Los Alpes a los Pirineos.
El dato que más ha sorprendido a los meteorólogos es el de los 18.9 grados que alcanzó Varsovia, cinco grados por encima de la temperatura máxima en el mes de enero que había sido registrada en 1993.
"Lo que está ocurriendo es algo excepcional", advierte Alex Burkil, de la Met Officel. "Lo más notable es lo extendida que ha resultado esta ola de calor y la manera en la que se están superando los récords, por diferencias de hasta cinco grados. Conviene recordar que en julio del 2022 se superó también la temperatura máxima en las islas británica en casi dos grados, hasta llegar por por primera vez a los cuarenta".
El 2022 fue el año más caluroso en el Reino Unido, Francia y España, confirmando la tendencia de Europa como la "zona cero" del cambio climático. A nivel global fue el cuarto año más caluroso, debido en el gran parte al efecto de "enfriamiento" del Pacífico por el fenómeno conocido como "La Niña", que al cabo de tres años cederá el testigo a "El Niño" en el 2023.
"Las temperaturas récord que estamos viendo en Europa son más probables por el impacto del cambio climático", advierte la climatóloga alemana Friederike Otto, colíder del grupo World Weather Attribution (WWA) y autora de "Wütendes Wetter" ("El tiempo furioso"). "La olas de calor serán más intensas y más frecuentes, no solo en verano sino a lo largo de todo el año, mientras sigan aumentando la emisiones de CO2 causadas por la acción humana".
En Polonia, la temperatura más alta se registró al sur, con los 19 grados de Jodlownik. En la República Checa, la ciudad de Javornik llegó a los 19,6 grados, cuando el terómetro rara vez supera los diez grados por estas fechas. En los Países Bajos, Eindhoven marcó también su temperatura récord con 16,9 grados. En Alemania, Dresde llegó a los 13,5.
La ola de calor en pleno invierno se instaló especialmente en Centrpoeuropa pero llegó hasta los países bálticos y el País Vasco, con los 25,1 grados registrados en el aeropuerto de Bilbao. El País Vasco cerró ya el 2022 con una temperatura media de 1,8 grados por encima del promedio habitual. En octubre pasado se llegó a registrar una "anomalía positiva" de hasta cuatro grados, según la Agencia Vasca de Meteorología (Euskalmet).
En Francia y Suiza, las altas temperaturas ha obligado a cerrar decenas de estaciones de esquí en plena temporada alta. "Es la primera vez abrimos las pistas en invierno y que tenemos que volverlas a cerrar por falta de nieve", declaró France 3 Arnaud Lemercier, al frente de la estación Alpe du Grand Serre, a 1.400 metros de altura.
"En el norte de los Alpes se están llegado a temperaturas propias del mes de junio", reconoció la Agencia Meteorológica Suiza (MeteoSwiss) en un comunicado. "El clima está cambiando y todo es cada vez más difícil, no solo preparar las pistas de esquí", reconoció el director de la estación de Adelboden, Toni Hadi. "Nuestras pistas están funcionando al 100% con nieve artificial y los riesgos de accidentes son mayores".
Gstaad, Grindelwald, Villars, Le Clusaz, Les Menuires o Megève son algunas de las estaciones entre los Alpes franceses y suizos que han tenido que cerrar total o parcialmente, o a recurrir a nieve artificial para mantener algunas pistas abiertas. En Austria y en Italia, y en estaciones por encima de los 2.000 metros, la nieve no ha faltado a su cita anual.
Se estima sin embargo que la mitad de las 300 estaciones de esquí en Francia tendrán que echar el cierre por el aumento de las temperaturas y la falta de nieve de aquí al 2050. El esquí se convertirá cada vez más en un deporte exclusivo e impracticable por debajo de los 1.600 metros de altura.