Guía para ahorrar energía

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Consejos sobre iluminación, calefacción, cocina y baño. 

Tanto el cambio climático como la crisis económica exigen que ahorremos toda la energía posible. Pequeños gestos pueden evitar el gasto de cantidades significativas de energía. Es la mayor aportación que cada persona y cada familia pueden hacer para reducir las emisiones de dióxido de carbono y otros agentes contaminantes. Por otra parte, se evita el consumo innecesario de recursos naturales.

Iluminación

Maximizar la cantidad de luz natural que entra en la casa tiene muchas ventajas, entre ellas reducir el gasto en electricidad para la iluminación y un mayor bienestar físico y psíquico. Además los rayos solares calientan la casa, disminuyendo también el gasto en calefacción.
 Se puede aumentar el tamaño de las ventanas, eliminar tabiques o sustituirlos por paredes de pavés (ladrillo de cristal). Incluso es posible dirigir la luz del sol hacia lugares donde no llega con la ayuda de tubos reflectantes (varias empresas los comercializan).
 La sustitución de bombillas incandescentes por fluorescentes compactos es ya una medida popular. Gastan cuatro veces menos y duran ocho veces más. Los compactos son muchos más recomendables que los fluorescentes tradicionales porque estos parpadean, lo que cansa la vista y estresa. Por otra parte, cuando un fluorescente se funde es necesario llevarlo a un punto de recogida de residuos peligrosos, puesto que contienen una pequeña cantidad de mercurio.
 La tecnología de iluminación que menos consume es el LED (Ligh Emiting Diodes). Hasta ahora, las bombillas de LEDs resultaban demasiado caras y no emitían suficiente potencia de luz para la mayoría de los usos, pero está anunciada la próxima aparición en el mercado de productos que pueden hacer la competencia a las fluorescentes compactas (duran 12 veces más y consumen cuatro veces menos).
 Hay que comenzar a cambiar las bombillas que permanecen más tiempo encendidas. Las luces que se utilizan ocasionalmente o sólo durante unos minutos pueden ser halógenas. Estas admiten la instalación de regulares de la intensidad lumínica.

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Calor y aislamiento

 El 50 por ciento del gasto energético doméstico se destina al calentamiento del agua y la calefacción. Esta cifra se puede reducir acudiendo a fuentes de energía renovable y barata o mejorando el aislamiento de la casa.
 La instalación de acumuladores solares (unos 1.500 euros) permite disponer gratuitamente de agua caliente durante la mayor parte del año. En invierno reducen el gasto de gas o electricidad. El ahorro energético anual se sitúa alrededor del 70 por ciento.
 Los cristales dobles, que pueden acoplarse incluso en las antiguas puertas y ventanas de madera, reducen un 23 por ciento la pérdida de calor. Además disminuyen la contaminación acústica que llega desde el exterior.
 El termostato de la calefacción debe situarse en 15 grados cuando no se está en casa y por la noche. La temperatura de confort se halla entre 20 y 22 grados durante el día y 18 grados por la noche. Un termostato con programador evita el tener que hacer los cambios manualmente.
 Los burletes de caucho adhesivos pueden evitan la entrada de aire frío a través de las ventanas. Hay que vigilar especialmente el aislamiento del cajón donde se enrolla la persiana.
 Puede mejorarse el aislamiento de las paredes que dan al exterior de la casa, especialmente a la fachada norte, que no reciben el calor del sol. Se pueden forrar por dentro con paneles de madera o con corcho, sin necesidad de obras. También se puede añadir una capa de material aislante natural (corcho, lana de roca, fibras de cáñamo o coco) y un acabado con paneles de cartón-yeso.

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Electrodomésticos

 La etiqueta energética indica la eficiencia del aparato. Siempre es recomendable adquirir electrodomésticos con calificación energética A y programas ecológicos o de ahorro. Los que además muestran la etiqueta ecológica europea tienen otras ventajas ambientales.
 Son preferibles los dispositivos –radios, linternas, luces exteriores- que pueden alimentarse con energía solar o baterías recargables
 En general, las lavadoras de carga frontal gastan menos agua y menos electricidad que las de carga superior. Conviene recurrir a los programas de lavado con menos grados de temperatura y duración más corta. El prelavado mejora el resultado del lavado con temperatura baja.
 Hay que evitar los refrigeradores y congeladores más grandes de lo necesario. Cuanto más llena esté la nevera, menos le costará mantener la temperatura porque los alimentos conservan mejor el frío que el espacio vacío.
 Una temperatura óptima para el refrigerador es 6 ºC y la del congelador, -18ºC. Un grado de diferencia significa un incremento del 8 por ciento en el recibo de la luz. Es importante eliminar el polvo de la rejilla trasera cada tres o cuatro meses porque puede aumentar hasta un 30 por ciento el consumo de electricidad.
 Si el congelador no tiene sistema antiescarcha, conviene descongelarlo cada vez que el grosor de la capa de hielo sea superior a medio centímetro.
 Se puede ahorrar la fase de secado del lavavajillas. Basta con abrir la puerta.
 Ningún aparato –televisión, radio, dvd, equipo de música…- debe quedarse en modo de espera (stand-by). Hay que apagarlos del todo. Si hay varios aparatos conectados al mismo enchufe, resulta muy cómodo colocar una regleta con interruptor. Tampoco se deben dejar enchufados los cargadores dotados de transformador.
 Para reducir el consumo del ordenador, hay que activar los modos de consumo reducido y apagado automático de la pantalla. También hay que quitar el “salvapantallas”, que no sirven para nada en los monitores LCD y evitan que el ordenador pase al modo de ahorro.

Más medidas

En la cocina
Cocinando con olla a presión y poca agua se ahorra hasta la mitad de la energía que en la cocción normal. 
 El horno no se debe utilizar para cocinar pequeñas cantidades de alimentos, ni para recalentar o descongelar. Para cocciones superiores a una hora, no suele ser necesario precalentar el horno. Además no hay que abrir la puerta del horno si no es imprescindible. 
 En las cocinas eléctricas se puede aprovechar el calor residual apagándolas unos cinco minutos antes de terminar de cocinar los alimentos. 
 No hay que introducir en la nevera o el congelador alimentos calientes, y si se descongela en la nevera se aprovecha la energía que se invirtió en la congelación.

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En el baño
 Una ducha de cinco minutos consume cuatro veces menos agua y energía que un baño. 
 Una temperatura entre 30º y 35ºC es suficientemente cálida. Los grifos de ducha con termostato ahorran entre un 4% y un 6% de energía.