La comida no se tira: te la pueden vender más barata

Esta es la secuencia habitual: queda una hora para cerrar el restaurante (o establecimiento de comida elaborada) y sobra un montón de comida que irá directamente a la basura. Un desperdicio que supone el 30% o 40% de los productos que compra y cocina este tipo de establecimientos.

Estos son los datos: cada año se desaprovechan en el mundo más de 1.300 millones de toneladas de alimentos, un tercio de la producción mundial. En Europa, España es el séptimo país que más alimentos desperdicia, 7,7 millones de toneladas, según informa el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. En ese desperdicio cada hogar participa con hasta 76 kilos al año. De todos los comestibles que tiramos a la basura, el 42% corresponde a los hogares; el 55% a la distribución y venta; el 39% a la producción y el 14% a la hostelería y restauración. 

Y esta es la novedad antidespilfarro: el dueño del restaurante, cuando llega la hora del cierre, puede rebajar sustancialmente el precio de sus platos y ofertarlos a través de una app. El cliente –que a esa hora ya menos habitual tiene un hambre canina– mira su móvil o tablet y puede ver qué ofrecen los restaurantes de la zona. Reserva la oferta, se acerca al restaurante y se lleva un delicioso plato ya cocinado por poco dinero.  

Wakaiti, una aplicación nacida en Vigo 

Las aplicaciones digitales están cambiando los hábitos de la gente, y en este caso, propuestas como la app Wakaiti, desarrollada por tres emprendedores de Vigo, aporta su granito de arena a la economía circular, la única posible en el futuro porque cambia el paradigma del despilfarro. Y es que la cifra de desperdicio alimentario es una de las más inaceptables: 21.000 toneladas de alimentos van a la basura cada día en España.

Wakaiti (palabra que viene del samoano y significa ‘merma”) de momento solo funciona en Vigo: «Estamos haciendo la prueba piloto aquí y esperamos poder lanzarlo a nivel nacional a lo largo del año. En cuanto a establecimientos, acabaremos con más de 100 esta próxima semana», nos explica Mario Vidal, cofundador y CEO de esta start-up.

Mario Vidal y José Alcañiz, dos de los responsables de Wakaiti.

Su idea es comprobar el funcionamiento a nivel local y luego lanzarla a las principales ciudades españolas, pero la app también está abierta para usuarios y establecimientos de cualquier lugar por si alguien quiere probarla ya. «De hecho, invitamos a que cualquiera al que le guste la idea y quiera implementarla en otro lugar que se ponga en contacto con nosotros para darle apoyo».

Es la primera app de este tipo en España, aunque ahora mismo ya hay otros proyectos similares en marcha.

Les preguntamos cómo responden los restauradores a este tipo de propuesta innovadora, puesto que pueden temer que la gente espere a esas ofertas más baratas de antes de cerrar: «Este es uno de los motivos por los que lanzamos la app. Un negocio solo no puede permitirse llevar a cabo ese tipo de políticas porque acabaría generando ese efecto. Pero con Wakaiti, al ser a través de un 'marketplace', este riesgo se elimina, ya que puedes llegar al momento, y de forma puntual, a cientos de usuarios cercanos a ti a los que le puede interesar la promoción. Estas dos diferencias son clave: puedes llegar con una oferta puntual (no tienes que tener ofertas todos los días por costumbre, si no cuando de verdad lo necesitas) a un gran número de usuarios cercanos (pero que no son tus clientes habituales, sino personas que están en ese momento cerca de tu establecimiento)».

La buena comida no se tira, se disfruta

Al mismo tiempo, el equipo de Wakaiti se apunta un tanto inestimable en esta nueva corriente de considerar el despilfarro como una lacra. Uno de los lemas que pueden leerse en su web, «la buena comida no se tira, se disfruta», deja clara su filosofía de arranque: «Más allá del volumen de comida, hay un impacto económico tremendo. Estamos hablando de que solo en España se tiran 108 millones de euros a la basura solo en mermas de establecimientos minoristas, que suponen el 30% de la producción de estos establecimientos», explica Mario.

«Es decir, cada artesano, cuando está haciendo cruasanes, por ejemplo, ya sabe que casi uno de cada tres va a acabar en la basura. Cualquiera que se lo imagine en su trabajo puede entender la rabia que da más allá del impacto económico», apuntala Mario, cuya familia posee en Vigo una serie locales de comida preparada y ya conoce la impotencia de tener que tirar kilos de comida la basura cada día.