Botiquín básico de homeopatía para niños

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Los niños responden muy bien al tratamiento homeopático, que además es suave, dulce y prácticamente libre de efectos secundarios.

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Antes de aplicar cualquier tratamiento homeopático, hay que consultar con un profesional. Es importante realizar una buena elección, pues la homeopatía es en buena parte un arte donde intervienen los conocimientos, la experiencia y la intuición. Es muy recomendable que el homeópata sea licenciado en Medicina.

Bajo el consejo del homeópata, se puede organizar un botiquín casero con los remedios para los problemas más frecuentes, como mucosidad, indigestión o fiebre. Para el autotratamiento se recomiendan las potencias más bajas, como la D6 y la D12.

El tratamiento debe comenzar cuando se aprecian los primeros síntomas. El homeópata indica la pauta de tomas, que en general son más frecuentes los primeros días y más espaciadas luego. Si el niño empeora, se debe consultar con el médico para que siga de cerca su evolución.

Botiquín de remedios

Los siguientes remedios se hallan entre los más utilizados:

Aconitum D6: fiebre súbita, palidez, inquietud y miedo.
Adhatoda vasica D2: rinitis y alergia a los ácaros.
Apis D6: reacciones alérgicas, erupciones cutáneas.
Arnica D6: heridas de todo tipo.
Belladona D6: infecciones con fiebre y sudoración importante.
Cantharis D6: quemaduras, infecciones de vías urinarias.
Chamomilla D12: ansiedad, alteraciones digestivas por nervios, problemas de dentición.
Ferrum Phosphoricum D6: infecciones de repetición, otitis media.
Gelsemium D6: nerviosismo, dolores de cabeza, resfriados.
Hepar sulfuris D12: sistema inmunitario débil, enfermedades de las vías respiratorias.
Luffa D6: congestión nasal.
Nux vomica D6: náuseas, vómitos.
Okoubaka D3: alteraciones digestivas, diarrea.
Phytolacca D6: dolor de cuello, amigdalitis.
Pulsatilla D12: nerviosismo.
Sambucus nigra D6: mocos y nariz taponada en bebés.