En un libro, una dulce revolución, por Josep Pàmies
Anda siempre atendiendo consultas sobre recomendaciones naturales, de esas que los principios activos brindan para afrontar dolencias, y anda al mismo tiempo atendiendo peticiones de colaboración que le llegan de muchos lares, cada vez de más allá de los abarcables a golpe de presencia. Recibe durante la semana visitas y presencias, mientras curra en la empresa familiar que produce comida fresca y está siempre en la puerta del invernadero a las 10:00 en punto, cada sábado, de casi todo el año. Allá recibe en grupos a las gentes curiosas por lo que pasa desde la asociación Dulce Revolucion de las Plantas Medicinales, y escucharlo denota que es pasión y ganas de ser uno más en este mundo que tenemos y donde mucho no nos sirve para seguir avanzando hacia lo incierto, pero tremendamente emocionante que nos depara esto de ser líderes de la comunidad biológica pero no saber liderarla.
Mantiene un blog cañero, donde se expresa sin tapujos sobre los que siente, lo que imagina, lo que anhela, lo que le preocupa, lo que descubre, y hasta lo que sueña. Algunos posts reciben el ataque directo de los ortodoxos de la ciencia, esa que vibra con tocar los genes de todo lo vivo y a ver qué pasa. Me da que ya por viejo y por activista, lo único que le interesa es ver cómo sirve de algo hacer cosas de las buenas, frente a la casa familiar en la finca, 3.000 metros de vergel forestal mano a mano entre Pau Pamies y Julio Cantos, están avanzando llenos de especies para alimentar cuerpos y sueños de un planeta vergel donde comamos todas mejor. Al ladico un deshidratador solar que no para casi nunca de sacar con energía calorífica limpia la humedad aparte de las cientos de especies que se cultivan para estimular la dulce revolución imaginada y ya en marcha.
Le pone el mismo título a su primer libro, donde él ha soltado sus cosas y el sabio colega Miguel Figueroa, que después de grabar videos con títulos tan guapos como La comida que pisamos y Plantas que curan, plantas prohibidas le sacó horas de grabación para pasar desde lo sonoro y sentido a papel impreso lo recogido en largas horas de tranquila conversación. Sale de todo lo que toca en un índice de una vida dedicada a lo campesino, salen los suyos, sale hasta su renuncia a ser delegado de zona para los fitosanitarios de Bayer, que por aquel entonces pensaba que eran la hostia para avanzar en eso de hacer comida. Salen los combates desde Som lo que Sembren la seducción y empuje al movimiento Slow Food, sale el amoroso y dulzón encuentro con la stevia y a partir de aquí la revolución con esa y otras plantas buenas para el cuerpo, buenas para la libertad, buenas para la gente. Y acaba dando pistas para la acción, personal, directa, colectiva, en esto de rediseñar nuestra civilización, con inteligencia, con amor, con buena comida, con mejores sistemas. A las revoluciones que ya caminan en cada cual, Josep Pamies estoy seguro que se sentiría a gusto al lado, caminando tranquilo, sin miedo alguno, convencido de que lo lograremos.
Por cierto, mañana sábado 5 de octubre se presenta el humilde libro, editado por la humilde y autónoma Stevia Ediciones, toma ya que dulce. ¿Dónde? En la feria Alimentació i Salut, donde un caracol le da visión de paz a lo que allá ocurre, en Balaguer, muy cerca del lugar donde la familia Pamies trabaja duro para ser parte activa del hermoso sistema social en construcción, sin pausa, con pasión, sin prisa, bueno, con alguna sí. Por cierto, de los 15 euros del PVP la mayoría va a reforzar a tope lo que se pueda de la editorial, porque los plantirevolucionarios ya andan con monográficos de especies y procesos. El programa de conferencias de Alimentació i Salut creo que asusta un poco a la industria del “todos enfermos, tranquis, que nosotros os curamos”. Vaya, me pilla algo lejos pero estaré cerca, sé que a Josep también le hubiese gustao como desdoblarse para darse una asistencia a Educació per la Vida donde sí esta representao por colegas que también se emocionan con los servicios que la plantas aportan para reforzar todas las revoluciones en marcha.
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