Lavar la ropa de forma sana

12.4.2013
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Conviene evitar los detergentes contaminantes y controlar el gasto energético, usando una lavadora más eficiente y olvidándonos, siempre que sea posible, de la secadora.

El precio ecológico de llevar la ropa limpia puede llegar a ser tremendo. Las lavadoras son cada vez más grandes y potentes. Y el sol ya no sirve para secar la ropa. En su lugar, se utilizan secadoras que la tuestan, con el consiguiente consumo de electricidad o gas. Los detergentes, aunque se presumen biodegradables, no dejan de ser contaminantes.

Una lavadora eficiente nos permite ahorrar agua y electricidad y reducir las emisiones de dióxido de carbono

El impacto ambiental más conocido de los detergentes es debido a su contenido en fosfatos o fosfonatos que, al llegar a los ríos, multiplican las algas. Éstas reducen la concentración de oxígeno en el agua y los peces se asfixian. Pero existen en los detergentes otros agentes químicos peligrosos. Los surfactantes, que rompen las manchas, suelen ser derivados del petróleo que alteran el sistema hormonal. Además, al entrar en contacto con elmedio ambiente, afectan a la capacidad reproductiva y la supervivencia de la fauna acuática.

Algunos fabricantes recurren a los etoxilatos de alcohol, derivados de aceites vegetales que causan menos impacto ambiental, pero que en su producción se genera 1,4-dioxano, un probable carcinógeno humano que puede ser inhalado por los trabajadores. También se agregan con frecuencia colorantes y fragancias obtenidos del petróleo y asociados a ftalatos, otros alteradores hormonales que favorecen los problemas respiratorios y, posiblemente, estén relacionados con la obesidad masculina. Contienen asimismo blanqueantes ópticos que, al reaccionar con la materia orgánica, producen dioxinas cancerígenas.

Si al detergente se añade suavizante, como aconseja la publicidad, todavía tenemos que sumar otros contaminantes: tolueno y trimetilbenceno neurotóxicos; estireno, posible carcinógeno; fenol y xileno, irritantes respiratorios; y timol, que puede causar problemas abdominales.

La elección más sensata

El panorama parece desolador, pero existen alternativas a los detergentes convencionales. Al elegir un producto no hay que dejarse convencer por etiquetas no verificadas como “no es tóxico”, “biodegradable” o incluso “orgánico”, “natural” o “ecológico”. No existe una ley que regule la utilización de estas palabras en los detergentes. En cambio, sí que podemos fiarnos de declaraciones como “no contiene cloro” o “no contiene NPE” (surfactantes), propias de fabricantes más sensibilizados con la salud del planeta y de las personas.

Además, existen marcas preocupadas por el impacto de los detergentes que han renunciado a la utilización de los ingredientes peligrosos que hemos mencionado. Normalmente estas marcas se venden en tiendas espcializadas, aunque algunas ya se encuentran también en grandes superficies.

En cuanto a la lavadora, lo más recomendable es que tenga la clasificación energética A+++, porque usa mucha menos agua y consume menos electricidad que otros modelos más baratos a corto plazo. Además, debemos mentalizarnos de que no siempre es imprescindible utilizar la secadora. Cuando luzca el sol, conviene aprovecharlo. No solo nos permite ahorrar una media de 2,6 Kwh de electricidad; también dejaremos de emitir 1,5 kg de dióxido de carbono por cada carga. Además, nuestra ropa se estropeará menos y quedará más blanca libre de microorganismos.

Los secretos de la colada ecológica

  Los detergentes con oxígeno activo son preferibles a los que contienen otros blanqueantes. Entre los productos con oxígeno son recomendables los que llevan percarbonato en lugar de perborato, que libera boro, un agente tóxico para la vida acuática.
Conviene utilizar detergentes en polvo en lugar de líquidos, porque el envasado (en plástico en lugar de en cartón) y el transporte resulta más costoso.
Se debe utilizar la lavadora al máximo de su capacidad, a menos que el aparato disponga de programas de media carga o bien ecológicos.
No es necesario recurrir a las temperaturas elevadas, porque el resultado no mejora mucho y el 85% del consumo de la lavadora se destina a calentar el agua.