Puedes vivir muy cómodo con menos calefacción
Unas medidas sencillas permiten ahorrar energía y reducir emisiones.
El precio del gas y de la electricidad en época de crisis harán que muchas personas se lo piensen antes de conectar la calefacción durante este invierno. Otras lo harán también por ahorrar emisiones de CO2 a la atmósfera y no contribuir al cambio climático y al consumo de recursos naturales. Todos son buenos motivos. Pero, ¿estamos obligados a pasar frío por ser responsables? La respuesta es no, porque existen muchas maneras de conseguir una temperatura confortable en la casa, incluso en regiones frías.
El primer paso es darse cuenta de que no tiene sentido lo que ha vendido la publicidad: pasearse en pantalón corto y camiseta por la casa mientras fuera nieva. Es malo hasta para la salud, pues al entrar y salir del hogar el cuerpo se ve expuesto a un cambio tan brusco de la temperatura que las defensas descienden.
En cambio, está demostrado que un poco de fresco estimula el sistema inmunitario y el metabolismo de las grasas, es decir, el calor interno.
Por otra parte, hay una cuestión psicológica a tener en cuenta: ¿qué ocurre cuando alguien no puede soportar la mínima sensación de frío? ¿Por qué resulta tan desagradable a unas personas mientras que a otras les parece estimulante? Curiosamente, las últimas suelen disfrutar más del contacto con la naturaleza. Pero este no es el lugar para responder a estas preguntas, sino para proponer ideas prácticas.
Cómo mantener la casa caliente
- Entrada. Por debajo de la puerta de entrada a la casa suele pasar corrientes de aire frío. Para cortarles el paso, en las ferreterías venden burletes adhesivos y en las tiendas de hogar, cojines –a menudo con forma de serpiente. Una opción espartana consiste en rellenar calcetines viejos para colocarlos delante de la puerta.
- Materiales. Las texturas orgánicas resultan más cálidas que las minerales y son efectivamente más aislantes. Las paredes se pueden recubrir de paneles de madera o de corcho. Son preferibles los productos sin barnizar, sin colas y si es posible, de origen controlado. El sello del Forest Sustanaible Council es una garantía de que proceden de bosques controlados. También se pueden colgar tapices, cuadros y telas.
Por dónde se filtra el aire
- Ventanas. Además de evitar las fugas con burletes, conviene colocar cortinas o estores gruesos delante. Funcionan como una barrera que mantiene el calor dentro y el frío fuera. Son especialmente recomendables las fibras naturales como el cáñamo, que además evita la aparición de moho.
- Suelos. Si la casa tiene un suelo frío, puede recurrirse a las alfombras de materiales naturales. La lana es muy aislante y su aspecto resulta estético, pero incluso las baratas jarapas de algodón son eficaces para evitar el contacto con la frialdad de la cerámica o el granito. El mismo consejo vale para los baños, donde conviene usar alfombras que se laven fácilmente.
- Dormitorio. Este espacio puede estar dos grados por debajo del resto de la casa. Si contamos con un buen edredón y una bolsa de agua caliente, el exterior puede estar a 15 ºC, que además ayuda a conciliar el sueño.
¿Cuál es la temperatura de confort?
Los expertos coinciden en señalar los 22 ºC como la temperatura en que la mayoría de personas se sienten a gusto sin tomar medidas especiales, y por ello la aconsejan para fijar los termostatos durante todo el año.
Sin embargo, en invierno, vestidos con un poco más de ropa que en verano, se pueden soportar perfectamente temperaturas de 17 a 13 º C. Así no se sufren contrastes extremos con las temperaturas exteriores y se permite que el cuerpo se adapte naturalmente a una temperatura más baja durante las estaciones más frías.
Cada grado que subamos el termostato representa un siete por ciento de incremento en la factura eléctrica y en las emisiones de CO2.