Recetas kilométricas, alimentos aderezados con CO2 y explotación laboral
¿Te apetecen unos garbanzos de la abuela con deforestación mexicana y reducción de indígenas desplazados? Casi seguro que no. Pero en realidad estos son los alimentos que nos encontramos en nuestros platos. Han llegado desde miles de kilómetros de distancia sin que las empresas que los comercializan tengan en cuenta las repercusiones sociales y ambientales que acarrean.
La deforestación y el acaparamiento de tierras están a la orden del día para cultivar nuestros alimentos. Sin embargo si conociésemos su origen y el reguero de impactos que han ido dejando a su paso, nos plantearíamos escoger una alimentación local, de temporada, a pequeña escala, sin pesticida ni transgénicos. Una alimentación que fomente unos sueldos dignos, los derechos humanos y un planeta sano.
El 80% de los garbanzos que comemos en España provienen de México, ¡hasta una gran parte del cultivo de lenteja castellana se produce en este país!, aunque su nombre nos engañe respecto a su origen… En nuestro país contamos con una gran cantidad de verduras, legumbres, lácteos y otros productos de gran calidad, y lo que hacemos es importarlos desde otros países lejanos.
¿No sería más lógico conseguir nuestra alimentación aquí, dando empleo y fomentando un mundo rural vivo? Tal vez hay gente que se pregunte: ¿y qué pasa con las personas de México o de Indonesia o cualquier otra parte del mundo?, ¿no les vamos a comprar sus productos?
A los campesinos y campesinas del Sur no les ayuda que les compremos alimentos, lo que necesitan es disponer de sus recursos para producir sus propios alimentos. Hay ejemplos muy clarificadores. Veamos el caso de Paraguay: según datos de la FAO unos 2 millones de personas padecen malnutrición en este país. Sin embargo Paraguay es un país grande y poco poblado (tiene más o menos la superficie de Francia, pero menos de 7 millones de habitantes) ¿Qué nos encontramos en los 4 millones de hectáreas de tierra cultivable del país? En vez de alimento para las personas, en el 70% de la tierra cultivable de Paraguay se cultiva soja, destinada a la alimentación del ganado europeo en su mayor parte. Por eso nuestro modelo de consumo tiene una influencia tan grande en la vida de otras personas.
Es necesario que recursos escasos y muy valiosos como la tierra fértil, el agua y las semillas se empleen en satisfacer las necesidades de la población local en vez de alimentar a los mercados. Cuando se exportan alimentos los beneficios se quedan en manos de las grandes empresas agrícolas exportadoras y comercializadoras, mientras que la población, las comunidades que habitan los territorios sufren los impactos.
Si pedimos local evitaremos lanzar a la atmósfera 4 millones de toneladas de CO2, pero, además, nuestro cultivo de alimentos no habrá participado en la deforestación de selvas, el desplazamiento de comunidades y la privación de su sustento básico, no habrá contribuido a la explotación laboral y, sin embargo, habremos elegido otro tipo de economía, una vida digna para nosotros, para la gente de aquí y la gente de los países del Sur. ¿Te animas a cambiarlo?
¡Dale la vuelta! ¡Pide local!
¿Dónde conseguir alimentos locales?
-En los mercados de toda la vida: pregunta a la persona que atiende por el origen de tus alimentos. Si vienen de otro país, puede que se planteen conseguirlos de forma local.
-Aquí te dejamos el enlace a un directorio con productos ecológicos y locales: pincha aquí www.ecototal.com
-También están los grupos de consumo, en los que varias personas se juntan y contactan directamente con los proveedores. Aquí tienes un mapa
-Y aquí otro enlace con un mapa donde podrás ver otros establecimientos Eco.
Y te dejamos más enlaces de interés por aquí
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