La experiencia de la montaña es a veces solitaria. Como la vida, a cada alpinista le afecta de una manera, aunque esta película dice que las miradas con las que se regresa de la aventura son muy similares. Pura vida habla de la montaña, de su magnetismo, de la vida y la muerte, pero sobre todo de la amistad y el compañerismo. Cuando Iñaki Ochoa de Olza estaba agonizando en el Annapurna, a 7.400 metros, alpinistas de todo el mundo decidieron ir a echarle una mano, aun intuyendo que la muerte del español era más que probable. Arriesgando sus propias vidas, varios hombres procedentes de diferentes países se marcaron el objetivo común de ayudar a Iñaki. Pura vida reconstruye aquellos momentos a través de las palabras de los alpinistas, de su novia Nancy Morin y de las imágenes que el propio Iñaki grabó junto a su inseparable Horia Colibasanu, un dentista rumano amante de la montaña que dio la voz de alarma y que no se separó del español. Su arrojo es un ejemplo de compañerismo, de altruismo, de empatía hacia un ser humano que en ese momento estaba sufriendo. No podía abandonarlo a su suerte. Horia es una pieza clave en la historia última de Iñaki, un hombre que renace, y se reconstruye, a través de las opiniones de los demás, que el espectador neófito conoce más por lo que cuentan de él, convirtiéndose así en una presencia/no presencia magnética, y casi legendaria, que por los datos objetivos que el documental pueda ofrecer.

Pura vida cuenta con imágenes espectaculares, pero su objetivo no es mostrar la grandeza de la naturaleza, sino la del hombre. Una película positiva, muy positiva y optimista, algo necesario en los tiempos que corren. Podemos hacer cosas por los demás, parece decirnos, y nos queda ese regusto de que sí, de que es posible ser buena gente. Sin embargo, y sin ser un experto en la montaña, parece que esa bondad se fragua en las alturas, que, a pesar de la soledad que transmite la montaña, mejora a las personas, las une y reconcilia con la propia vida. No se puede ser el mismo cuando se ha estado tan cerca del cielo, abrazando de tal forma a la naturaleza, dándose cuenta del verdadero poder que esta tiene, percatándose de cuan insignificantes somos los seres humanos. Por eso, Pura vida es mucho más que un documental de montaña. Es, en definitiva, un canto a la vida.

Pura vida (España, 2012). Directores: Pablo Iraburu y Migueltxo Molina. Documental.

Puedes verla en www.filmin.es

Texto: José Manuel Serrano Cueto.