Una película diferente: El Planeta Libre
A través de los ojos de la peculiar protagonista, podemos descubrir con humor, ingenuidad y también si poseemos una suficiente dosis de autocrítica, diversos aspectos de nuestra alienada sociedad, sus distorsiones, sus contradicciones, los caminos sin salida en los que a veces transitamos, y muchas conductas aberrantes que dentro de las pautas de la civilización solemos juzgar como "normales". De igual manera la película nos ofrece un muestrario de las asombrosas cosas que pueden pasar en nuestras vidas si "conectamos" con otras realidades y otros niveles de conciencia.
En un pequeño y lejano planeta, su población con apariencia igual a la humana anda por el año 6000, y esa sociedad está tan avanzada que, entre otras cosas, han prescindido hace mucho tiempo del dinero y de la dependencia de casi todos los objetos materiales. La vida promedio de esos seres evolucionados dura alrededor de 250 años, se comunican telepáticamente y sus actividades se desarrollan en un completo y armónico contacto con la naturaleza.
En la reunión anual del planeta, donde intercambian libremente sus productos fruto del trabajo y deciden en forma comunitaria sus viajes, surge siempre la misma pregunta: "¿Alguien quiere ir a la Tierra?". Nadie se atreve a hacer un viaje a este peligroso y primitivo mundo, hasta que Mila, la hija del último hombre que visitó La Tierra, se ofrece como voluntaria.
Al llegar aterriza en París, en medio del caos urbano de la gran ciudad, y se producen todo tipo de situaciones graciosas pero que a la vez nos hacen reflexionar profundamente. En cada ocasión que Mila entra en contacto con un humano, se activan sus ondas y provocan cambios en las actitudes y comportamientos de los terrícolas gracias a un "programa suave" de desconexión. Asimismo en casos excepcionales Mila también puede activar a voluntad un "programa fuerte", el cual desconecta casi por completo al humano de su realidad terrestre.
Así a través de estas situaciones y de los ojos de alguien que no vive la cotidianeidad de nuestras actividades habituales, podemos descubrir con humor, ingenuidad y también si poseemos una suficiente dosis de autocrítica, diversos aspectos de nuestra alienada sociedad, sus distorsiones, sus contradicciones, los caminos sin salida en los que a veces transitamos, y muchas conductas aberrantes que dentro de las pautas de la civilización solemos juzgar como "normales". De igual manera la película nos ofrece un muestrario de las asombrosas cosas que pueden pasar en nuestras vidas si "conectamos" con otras realidades y otros niveles de conciencia.
Por medio del buen humor como su principal recurso, esta película invita a un excelente ejercicio para entender de qué manera y sin darnos cuenta, solemos encuadrarnos en modelos mentales y paradigmas que rigen la realidad circundante, dictándonos en forma inconsciente los parámetros de "lo que debe ser", y las pautas culturales acerca de la forma en que pensamos y actuamos.