Un ejercicio de relajación fácil y efectivo

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Gerard Arlandes te explica paso a paso una técnica de relajación que restablecerá tu sensación de equilibrio.

Cuando el estrés se apodera de nosotros dejamos de tocar con los pies en el suelo, decimos:”estoy que me subo por las paredes” o “se ha subido a la parra”; y estos vocablos populares señalan el estado de desavenencia con la tierra.

Dar y recibir

En cualquier momento de nuestra vida estamos interactuando con el aire y la tierra. Respiramos y damos nuestro peso a través de una superficie. En el segundo caso, siempre organizamos el cuerpo para poder apoyar el peso a una superficie externa. Cuando nos sentimos tensos o nerviosos, tendemos a separarnos de la superficie de apoyo, levantamos los hombros, nos ponemos rígidos, y cuando nos colapsamos o nos sentimos abatidos nos dejamos caer en partes del cuerpo y en la superficie de apoyo, sea ésta una silla, una cama o el suelo. Éstas partes rígidas o pesadas terminan doliendo. Lo cual afecta la productividad, el confort y el bienestar. Ser conscientes de cómo damos el peso a la tierra afectará positivamente nuestra vitalidad y evitará muchos sinsabores.

Ejercicio de relajación

  • Tendidos boca arriba sentimos las superficies del cuerpo que tocan el suelo. Sentimos donde interactúa el suelo con la pierna derecha, luego con la izquierda. Continuamos con el omoplato, el brazo y la mano izquierda para pasar al omoplato, brazo, codo y mano derechos. Dónde está el contacto de la espalda con el suelo, dónde se hace discontinuo. Dónde rozamos el suelo con la cabeza y el peso de la cabeza en el suelo.
  • Seguidamente imaginamos que la tierra no nos da soporte y que no tocamos casi el suelo. Y al espirar dejamos que el peso se acoja a la tierra. No es levantar el cuerpo, sino tensarlo un poco, primero, para destensarlo y dejarlo de  golpe.
  • A continuación, levantamos el brazo y la mano derechos dos centímetros del suelo y los dejamos caer a plomo; lo repetimos varias veces. Lo mismo con el brazo y la mano izquierdos. Sigue con la pierna derecha y con la izquierda. Descansa, advierte si el contacto con la tierra ha cambiado.
  • Después repetimos el movimiento sintiendo lo que sucede en segundo plano, es decir, cómo se organizan la espalda y las superficies de apoyo para levantar una pierna o un brazo. A continuación presionamos primero esas superficies y después levantamos el miembro o parte del cuerpo que precisa de ellas. Descansamos y percibimos los cambios que se produjeron en el contacto con el suelo.
  • Finalmente, presionamos lenta y paulatinamente el suelo con una pierna y soltamos la presión de la misma manera, después repetimos este procedimiento con la otra pierna, con un talón, con el otro, con un brazo y  el otro, con la cabeza, con la cadera y con los omoplatos.
  • Advierte cómo, para presionar, otras partes del cuerpo se levantan ligeramente. Descansa y percibe los cambios: cómo tu respiración se libera y tu contacto con la tierra es mayor y más nítido. Fíjate en los signos vitales que se le ofrecen a los sentidos.
  • Repite el mismo proceso boca abajo, en una posición cómoda. Descansa, siéntate y después, de pie, siente los cambios que se produjeron. A continuación anda, perciba el movimiento y los apoyos que precisamos para ello y disfruta de tu nuevo estado.

    www.gerardarlandes.com

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