Los peligros de la calefacción

12.5.2014
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Comprobar el estado de los aparatos que funcionan con combustible es una medida imprescindible durante los meses de invierno, cuando se recurre a las calderas, los calentadores de agua y las estufas que pueden convertirse en fuentes emisoras de contaminantes.

Todos los equipos de calefacción deben estar dotados de una salida homologada al exterior para expulsar los residuos que se generan con la combustión. Entre ellos, se encuentran el monóxido de carbono (CO), el dióxido de nitrógeno (NO2) y el dióxido de azufre (SO2). El primero es un gas inodoro que en exposiciones agudas puede causar la muerte por asfixia o desencadenar un ataque cardiaco. En intoxicaciones leves, los síntomas se parecen a los de una gripe e incluyen fatiga, dolor de cabeza, mareo, náuseas, falta de concentración y taquicardia. 

El dióxido de nitrógeno y el dióxido de azufre son irritantes. Afectan la mucosa de los ojos, la nariz, la garganta y las vías respiratorias, y pueden contribuir al desarrollo de bronquitis aguda o crónica. Las principales fuentes de dióxido de nitrógeno son los aparatos que funcionan con gas natural o queroseno. Las emisiones se eliminan haciendo que los aparatos expulsen los gases hacia el exterior. Una solución aún mejor es reducir el consumo de combustibles o sustituirlos por fuentes de energía más limpias. En viviendas de obra nueva, la mejor opción siempre es la calefacción por suelo radiante alimentada con energía solar.