Haz tu propia pasta de dientes

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Los dentífricos comerciales contienen azúcares, edulcorantes, colorantes, conservantes y otros ingredientes que conviene evitar. 

Prepararse la propia pasta o polvo de dientes es fácil, rápido y barato. 

¿Cuáles son los problemas de las pastas dentífricas?

Receta de polvo dentífrico

60 g de bicarbonato sódico.

 10 gotas de aceite esencial puro de menta.

 5 gotas de aceite esencial de mirra.  

Mezclarlo todo en un bote con tapa y sacudirlo para que se dispersen los aceites. Se usa como la pasta de dientes. 

El aceite de menta es antiséptico y refrescante. La mirra es antibiótica y antifúngica. El bicarbonato restaura el pH ligeramente alcalino de dientes y encías y posee un efecto blanqueante.  

Los dentífricos son demasiado agresivos

La industria ofrece para el cuidado de la dentadura una gran variedad de pastas dentífricas y enjuages bucales. Pero contra la caries, el mal que sufren el 75% de las personas mayores de 35 años, el único remedio es cepillarse los dientes, aunque sea sin pasta. La putrefacción de la piezas dentales se produce por la acción de bacterias y hongos que transforman los azúcares en ácidos que deterioran el esmalte.

Los dentífricos debieran ayudar a prevenir el problema, pero en su mayoría lo intentan de manera demasiado agresiva. Muchos contienen laurilsulfato de sodio (natrium lauryl sulfat), un detergente tensioactivo que ablanda los tejidos y puede provocar alteraciones en las encías. Los fabricantes lo utilizan porque produce mucha espuma, es un ingrediente barato y no tiene problemas de conservación.

Sin embargo, el profesor neoyorkino W.J. Hamilton descubrió ya en el año 1975 que los dientes tratados con laurilsulfato son más susceptibles a la caries. Muchas pastas también contienen insalubres compuestos orgánicos halogenados y polietilenglicoles (PEGs), que favorecen la permeabilidad de las mucosas a las sustancias nocivas, así como colorantes azoicos sospechosos de provocar cáncer.

Cuidado con los antisépticos

Asimismo es inconveniente el uso de sustancias antisépticas que supuestamente pueden frenar las bacterias, como la clorhexidina y el triclosán, que destruyen el ecosistema natural de la boca.

El uso de flúor en las pastas divide la opinión de los expertos, sin embargo parece que el pulso lo van ganando sus defensores, que alegan su capacidad para fortalecer el esmalte.

Por otra parte, en el mercado han aparecido con fuerza pastas que se promocionan como blanqueadoras. La publicidad promete una sonrisa blanca y luminosa, sin embargo no contienen ningún ingrediente activo que justifique la diferencia de precio.

La tiza, los silicatos, el óxido de aluminio y el pirofosfato de calcio sólo pueden conseguir que los dientes recuperen gradualmente su color natural, que en la mayoría de personas no es el blanco prometido. En principio estos productos no son peligrosos, a no ser que el esmalte esté debilitado.

¿Qué hacer?

Elegir pastas naturales: renuncian a los ingredientes sintéticos e incluyen otros como arcilla blanca, glicerina, mirra, própolis y aceites esenciales (árbol de té, limón o equinácea, por ejemplo). 
 Los odontólogos bioenergéticos recomiendan que el dentífrico no contenga flúor. 
 La caries se puede prevenir cepillando regular y correctamente los dientes, aunque sea sólo con agua. Los odontólogos recomiendan cepillarse al menos dos veces al dia, después de las comidas. 
 Para blanquear los dientes, los odontólogos disponen de técnicas, como la denominada “air flow”, que hacen desaparecer las manchas en 15 minutos. Evita el uso de pastas más agresivas de lo estrictamente necesario, aunque son un poco dolorosas y no se deben repetir más de cuatro veces al año. 
 Los enjuages con bactericidas activos o desinfectantes son adecuados sólo en casos específicos, por ejemplo tras una inflamación de la encías, pero deben ser recomendados por el dentista. Un remedio natural contra las bacterias, barato y agradable, es la infusión de salvia.