Guía para elegir los materiales básicos de construcción

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La calidad de los materiales de construcción depende del comportamiento que tengan ante el agua, el aire y la temperatura.

Lo deseable es que los materiales estructurales de una casa la permite respirar como un ser vivio a la vez que la integra armoniosamente en el entorno. Los materiales simples y naturales, como la madera, son los que tienen mejores resultados. 

Existe la posibilidad de incorporar subproductos de derribos o de otras industrias para crear nuevos materiales reciclados. Los beneficios son evidentes, ya que se aprovechan los residuos más masivos de una demolición, a la vez que se evita la explotación de canteras naturales o las consecuencias de la incineración.
 

NO

El cemento se obtiene de recursos no renovables –roca calcárea y materiales arcillosos– cuya extracción ocasiona grandes modificaciones en el paisaje, si bien la normativa obliga a la restauración de canteras y explotaciones a cielo abierto. Además, durante su elaboración industrial se producen emisiones importantes de gases y polvo nocivo para los pulmones. Una vez aplicado, tiene el inconveniente de favorecer la acumulación de humedad. Por eso, aunque no sea posible prescindir del cemento en todas las ocasiones, hay que tender a utilizarlo lo menos posible. Los cementos mas utilizados son los Portland, siendo más recomendable por su mayor pureza el cemento Portland blanco. No es aconsejable ningún tipo de cemento proveniente de escorias recicladas de altos homos por su elevada radiactividad.

Los hormigones y morteros tienen las ventajas e inconvenientes de sus ingredientes: áridos (arenas y gravas), conglomerantes (cemento o cal) y agua. Cada vez se utilizan más aditivos que permiten el ahorro en estos componentes, pero algunos de ellos también producen un impacto ambiental significativo. 

El fibrocemento es un derivado del cemento que contiene fibras. Las fibras de amianto fueron prohibidas por ser cancerígenas y fueros sustituidas por celulosa, vinilo y fibra de vidrio. 

El fosfoyeso es un derivado de la industria de fertilizantes cuyo uso no está recomendado, puesto que puede contener radón, un gas radiactivo, y algún otro compuesto tóxico.


Los morteros de cal se pueden utilizar tal cual o mezclados con cemento. Tienen el inconveniente de su lento endurecimiento, pero ofrecen considerables ventajas: son materiales que transpiran, con inercia térmica, mucho más duraderos y con cualidades desinfectantes. El mortero de cal hidráulica, con entre un 15 y un 25 por ciento de arcilla, tiene un buen comportamiento frente a la humedad. Los llamados “morteros monocapa” incorporan coloración natural –óxidos de hierro o arenas–, con lo que se evita la mano de pintura.

El fibrocemento con fibras de madera es un material inocuo que puede utilizarse sin riesgos.

El yeso, producto de la deshidratación del algez o piedra yeso, es el material más utilizado para los revestimientos interiores. Los inconvenientes son que se extrae de canteras y se cuece en hornos que consumen una gran cantidad de energía. De todos modos, su uso es aceptable pues no produce emisiones tóxicas y actúa como un regulador de la humedad interior debido a su higroscopicidad o capacidad para absorber y exhalar humedad según las circunstancias, siempre que no se cubra con pinturas plásticas. Los plafones de cartón-yeso –fabricados con celulosa de papel, a veces reciclado, y yeso prensados– y los ladrillos de yeso macizo son adecuados para la creación de tabiques.

El hormigón celular, en el que la arlita u otro árido ligero sustituye parte de la grava, o el hormigón obtenido en autoclave son materiales mucho más ligeros que el hormigón tradicional, con propiedades aislantes y de menor impacto ambiental. Se pueden presentar tanto en masa como en bloques y son especialmente adecuados para rehabilitaciones. 

Las piezas de cerámica, un material tradicional, tienen la ventaja de ser duraderas y de mantenimiento barato y sencillo. Sin embargo, se obtienen a partir de recursos no renovables y su proceso de cocción supone un gasto de energía importante, pues se llega a temperaturas alrededor de los mil grados. Estos inconvenientes se compensan con el hecho de que su uso significa un ahorro de mortero y otros recursos. En la elección de los materiales cerámicos conviene tener en cuenta que los vitrificados –superficies lisas y brillantes– tienen los poros cerrados y, por tanto, se trata de materiales que no respiran.

Los tabiques prefabricados con soporte de madera son una posibilidad interesante y poco utilizada. Permiten un montaje y desmonstaje rápidos, facilitan la reutilización y el reciclaje y ofrecen una gran versatilidad en la distribución de espacios. Existen tableros conglomerados de virutas, de partículas, de fibras y de virutas orientadas (OSB). Este último es un 96% madera y posee gran resistencia y estabilidad. Se puede utilizar tanto en paredes interiores como en exteriores y sobre suelos. Los tableros aglomerados y contrachapados tienen una desventaja: incorporan colas que liberan el cancerígeno formaldehído. Por eso, si se recurre a ellos, hay que elegir los especificados como “bajos en formaldehído”. Los paneles de viruta de madera con magnesita, un aglomerante natural, son también recomendables. 

Los paneles de madera maciza son muy aconsejables si se controla la calidad de la materia prima: debe ser de cultivo sostenible y tratada de una forma natural que conserve sus cualidades. 

Los ladrillos de cristal –pavés– permiten el paso de la luz natural. No obstante, su fabricación precisa mucha energía para la fusión de las arenas silíceas, cuarcitas y piedras calizas, y libera a la atmósfera dióxido de azufre y fluoruros. La gran ventaja del cristal es que es completamente reciclable. Son preferibles los transparentes.