El Homo erectus ya cocinaba pescado

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Los científicos han encontrado la evidencia más antigua de un alimento cocinado en un yacimiento arqueológico en Israel.

Yacimiento de Gesher Benot Ya'aqov

 

El cambio de comer alimentos crudos a cocinados fue un punto de inflexión radical en la evolución humana, y el descubrimiento sugiere que los humanos prehistóricos pudieron hacer fuego deliberadamente para cocinar alimentos hace al menos 780.000 años.

El estudio detallado de los dientes de pescado desenterrados en el yacimiento de Gesher Benot Ya'aqov, situada en el borde del antiguo lago Hula, reveló que algunos de nuestros primeros ancestros, probablemente el Homo erectus, podían cocinar pescado, según la autora principal del estudio, la doctora Irit Zohar, investigadora del Museo Steinhardt de Historia Natural de la Universidad de Tel Aviv.

Los habitantes de la orilla del lago se dieron un festín con una gran especie de agua dulce, según Zohar, quien también es curadora de las Colecciones Biológicas Beit Margolin en el Colegio Académico Oranim.

No se encontraron restos humanos en el sitio, pero las herramientas de piedra coincidían con las encontradas en los yacimientos de Homo erectus en África, dijo Zohar. Añadió que el lago habría sido poco profundo y podría haber sido fácil atrapar con las manos o medios simples peces grandes como el extinto Luciobarbus longicep, que podía alcanzar los 2 metros.

La evidencia del uso controlado del fuego a principios de la Edad de Piedra es débil en el mejor de los casos, y como tal, la evidencia de los restos de pescado cocinados y acumulados antropogénicamente (debido a la actividad humana) descritos aquí sin duda tendrá un amplio impacto en la comunidad científica.

El cambio a comer comidas cocinadas significó que los humanos gastaran menos energía en el trabajo intensivo de buscar y digerir alimentos frescos y crudos, liberando más tiempo para desarrollar nuevos sistemas sociales y de comportamiento.

La dieta ha tenido un gran impacto en la evolución de nuestra especie. Se ha sugerido que el consumo de pescado y carne en particular contribuyó al aumento del tamaño relativo del cerebro de nuestros primeros ancestros Homo, pero las bacterias patógenas hacen que el consumo de carne cruda fuera peligroso. Sin embargo, cocinar mata las bacterias y aumenta el valor energético de la carne y el pescado, creando así una fuente de alimento nueva y confiable para los primeros homínidos. Comprender cuándo sucedió esto es, por lo tanto, un tema de gran interés, porque podría ayudar a explicar por qué nuestros ancestros homínidos evolucionaron de la forma en que lo hicieron.

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