Consejos para gozar de unas vacaciones felices

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Las vacaciones rompen la rutina de todo el año y puede resultar difícil adaptarse al nuevo ritmo. Aunque parezca increíble, el ocio puede ser causa de estrés. 

Foto de SEBAGEE, PIXABAY

TIEMPO DE TRANSICIÓN. Los primeros días de vacaciones deben tomarse con calma porque aveces se traslada el estrés del trabajo a los días de ocio. ¡A disfrutar, no hay un minuto que perder, hay tantos lugares que visitar, amigos que ver, restaurantes donde comer…! Calma... ¿No es el tiempo libre, la ausencia de obligaciones, incluso el no hacer nada, cosas de las que sólo podemos disfrutar estos días? La tranquilidad y el darse tiempo evitan los roces causados por las precipitaciones. Éstas surgen a menudo como consecuencia de estar mentalmente en un futuro inmediato que se idealiza –«¡será genial!»– en lugar de vivir y disfrutar del momento presente, que es el único que realmente tenemos. Por otra parte, es importante no caer en las trampas de las rutinas domésticas. Es frecuente, por ejemplo, que las mujeres asuman todas las responsabilidades de la casa y los niños, mientras los hombres están realmente de vacaciones. ¿Es que no hay verano para ellas? Quizá sea un buen momento para cambiar esos hábitos injustos.

ESPONTANEIDAD. La gente que está de vacaciones está constantemente tentada de recoger informaciones, de fraguar planes y de proponer nuevas rutas. El culpable de esto es el “comité organizador” que todos tenemos interiorizado. Estamos acostumbrados a tener los días planeados y la meta más próxima siempre en mente. Si falta la estructura diaria, lo que se intenta es plantear un programa vacacional muy estricto. La lástima de esto es que se pierde lo más bonito: el factor sorpresa. Para que todo esto no suceda hay que tener claro lo que se debe tener organizado y lo que no. Tal vez lo importante sea tener fijo el destino, el vuelo, para algunas personas el alojamiento… en las demás cuestiones como el lugar donde comer, las cosas que ver, es bueno guiarse por la intuición y por lo que apetece y entra por los ojos en cada situación.  Hay que disfrutar el momento en cuanto se presenta eso convierte cada día en un pozo de sorpresas.

TIEMPO PARA LA PAREJA. Las vacaciones son perfectas para fortalecer los lados más bonitos de la relación. El día a día con su velocidad de vértigo hace que muchas veces se pierda la cercanía. Hay que disfrutar la forma consciente de dedicarse tiempo durante las vacaciones. No hay que tener un objetivo determinado, simplemente estar juntos y contarse las cosas que se van experimentando. Incluso si se está de vacaciones con los niños hay que pensar maneras de estar los dos a solas. En muchos lugares  se ofrecen servicios de canguros. Si apetece hacer cosas distintas, pues adelante. Por la noche se puede poner en común todo lo hecho durante el día.

RELAJARSE. El clima tal vez no acompaña. El hotel parecía mucho más bonito en el prospecto. Para el casi el 60% de las personas que se van de vacaciones esto suponen una catástrofe. Porque durante las vacaciones se quiere vivir sólo cosas buenas y entonces uno se frustra cuando la “mejor época del año” no es completamente perfecta. Intente tomarse las sorpresas desagradables de forma tranquila. Para ello sólo hay que bajar un poco las expectativas. Eso nos hace conscientes para apreciar lo bello no para darnos cuenta de las deficiencias. Si hay algo que no ha salido bien hay que pensar en lo que en ese momento puede “salvar” nuestro estado anímico. Si está lloviendo tal vez se pueda visitar el Spa. Si se ha estropeado el aire acondicionado y no se concilia el sueño, un paseo por la playa arropado por la brisa puede ser una buena solución. Hay que procurar convertir las dificultades en una experiencia.

MÍMATE. Hay que darse durante las vacaciones aquello que en la vida diaria se nos queda corto y ese algo es: tiempo para uno mismo. Es bueno procurar soltar el control y dejar libres los cinco sentidos para hacer aquello que nos apetece y dejar de hacer lo que no nos viene bien. Tal vez hay que  saltarse un poco la dieta o el plan de ejercicios o comprarse algo que no nos hace demasiada falta pero que nos gusta mucho. Durante las vacaciones ser un poco “inconsciente” es algo que nos aporta una maravillosa sensación de libertad.

AVENTURA. Hay que intentar en algún momento de las vacaciones salir de la “zona de confort” para adentrarse en la aventura. Las experiencias excitantes son recuerdos inolvidables. Intente despertar su curiosidad y sentido aventurero, viendo las vacaciones como un programa de contraste frente al día a día. Si en su vida cotidiana no sale demasiado, aproveche cualquier fiesta o celebración allí donde veranee para apuntarse. Si en su vida diaria siempre está rodeada de gente, averigüe donde hay lugares apartados y bellos que visitar o simplemente visite otra ciudad y disfrute los momentos de soledad buscados. Cuando se encuentra fuera de casa y de su ambiente cotidiano va a experimentar la mayor de las aventuras que es conocer los lados ocultos de si misma.

DESPEDIDA. Para que la sensación de vacaciones acompañe durante mucho tiempo es importante no hacer de mala gana las maletas cuando las vacaciones han acabado. Hay que despedirse del lugar visitando aquellos lugares que más han gustado. También hay que despedirse de la gente que se ha conocido, pero sólo hay que intercambiar teléfonos y direcciones con aquellos que de verdad se quiera volver a ver, sino se irá con la desagradable sensación de haber contraído una responsabilidad molesta.

RECUERDO. Todas las vacaciones precisan de un trabajo posterior. La buena sensación no debe acabar en el momento de sacar la ropa sucia para poner una lavadora. Hay que conservar las imágenes en la cabeza intentando recordar las sensaciones experimentadas durante las vacaciones. Durante las vacaciones e rueda una película que luego se emite en los recuerdos. Se mantienen en el recuerdo sobretodo los colores más vivos y muchas cosas que hay que recuperar con los sentidos. Cocinar un plato típico del lugar visitado. Escuchar la música que allí oíamos o juguetear con un objeto de recuerdo adquirido, nos ayudará a no volver y lanzarnos irremediablemente de nuevo a la espiral del estrés cotidiano y a olvidar todo lo vivido.